Conferencia Internacional del Trabajo: La OIT adopta un nuevo Convenio contra las peores formas de trabajo infantil, condena el trabajo forzoso en yanmar, etc.

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GINEBRA - A pesar de la certeza existente respecto al resultado, la tensión generada por la votación celebrada el 17 de junio en la 87ª Conferencia Internacional del Trabajo, relativa a la adopción de un nuevo Convenio sobre las peores formas del trabajo infantil, podía sentirse en el ambiente del salón de sesiones.

Con el voto de centenares de delegados, se ponía punto final a años de trabajos preparatorios acometidos por la Secretaría de la OIT y las conferencias políticas celebradas en Amsterdam, Oslo, Cartagena, Kampala y otras muchas ciudades. En los palcos del salón asistieron al proceso de votación activistas de organizaciones no gubernamentales como la Marcha Mundial contra el Trabajo Infantil.

El clamor con que fue recibida la comunicación del resultado unánime (415 votos a favor, por ninguno en contra y ninguna abstención) a través del panel que preside el salón de sesiones de la Conferencia llevó al Director General Juan Somavia a declarar su sensación inequívoca de asistir a una "resolución moral". La posterior adopción, también por unanimidad, de la Resolución asociada marcó el comienzo de lo que el Sr. Somavia definió como "una nueva causa mundial" encaminada a la erradicación del trabajo infantil en sus peores formas.

Comienza la campaña de ratificación.

El nuevo Convenio se aplica a toda persona menor de 18 años y exige "medidas inmediatas y eficaces para conseguir la prohibición y la eliminación de las peores formas de trabajo infantil con carácter de urgencia". La Recomendación correspondiente exhorta a los Estados ratificantes a que consideren actos delictivos las peores formas de trabajo y a que impongan sanciones penales a aquellos que los cometan. (La Recomendación fue aprobada con 382 votos a favor, ninguno en contra y ninguna abstención).

"Con este Convenio, podemos hacer que la erradicación inmediata de las peores formas de trabajo infantil sea una nueva causa mundial", dijo el Sr. Somavia. "Esta causa debe expresarse no con palabras sino con hechos, no en discursos sino mediante políticas y leyes. A aquellos que explotan a los niños, forzándolos a la esclavitud, la servidumbre por deudas, la prostitución, la pornografía o la guerra les decimos, ¡basta ya!".

Conforme a las estimaciones de la OIT, sólo en los países en desarrollo trabajan hoy unos 250 millones de niños de edades comprendidas entre los cinco y los catorce años. De ellos, aproximadamente la mitad, unos 120 millones, trabajan a jornada completa, mientras que los restantes compaginan trabajo y escolaridad. En algunos casos, casi el 70 por ciento de estos niños están ocupados en trabajos peligrosos. De los 250 millones de niños afectados, hay de 50 a 60 millones de niños de edades comprendidas entre los cinco y los once años trabajando en circunstancias que merecen el calificativo de peligrosas si se tiene en cuenta su edad y vulnerabilidad.

El Sr. Somavia anunció que la OIT lanzará inmediatamente una campaña mundial de ratificación - procedimiento en virtud del cuál el Convenio se incorpora en la legislación y prácticas nacionales - mediante su Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) y otros departamentos de la OIT (2). Muchos delegados que intervinieron en la Conferencia se comprometieron a adoptar medidas inmediatas para la ratificación del nuevo Convenio.

Además, el Sr. Somavia declaró que el nuevo Convenio se convertiría en uno de los "Convenios fundamentales" de la OIT junto con los relativos a la libertad sindical y el derecho de sindicación; a la eliminación del trabajo forzoso u obligatorio; a la no discriminación en relación con el empleo y la ocupación; y a la observancia de la edad mínima para el empleo (3).

El nuevo Convenio refleja el reconocimiento generalizado que se ha producido durante los últimos años de que deberían eliminarse inmediatamente las peores formas de trabajo infantil. El Convenio sobre la edad mínima, 1973 (núm. 138) sigue siendo la base de la acción nacional e internacional para la erradicación total del trabajo infantil. En los últimos años, el número de ratificaciones ha ido en aumento. Hasta la fecha, 74 Estados miembros habían ratificado el Convenio núm. 138.

Manifestación de un firme apoyo.

El nuevo Convenio fue objeto de un firme apoyo manifestado por numerosos oradores, incluido el Presidente de Estados Unidos Bill Clinton que, al igual que otros ilustres invitados como Henri Konan Bédié, Presidente de la República de Costa de Marfil, y Ruth Dreifuss, Presidenta de la Confederación Suiza, se dirigió a la Conferencia.

En lo que constituye la primera alocución de un Presidente de los Estados Unidos de América a la Conferencia Internacional del Trabajo, el Sr. Clinton se dirigió a la sesión reunida en Ginebra e incluyó el nuevo Convenio como uno de los elementos integrantes de sus propuestas para "dar un rostro humano a la economía mundial".

"Nuestro regalo a los niños del siglo XXI, que se lo merecen, será dar vida a las normas fundamentales del trabajo, actuar con eficacia para aligerar la carga de la deuda, dar un rostro más humano al sistema comercial global y a la economía mundial y poner fin a las peores formas de trabajo infantil", dijo el Presidente Clinton, que prometió impulsar la ratificación del Convenio por el Senado de Estados Unidos en el menor plazo posible. "Es un regalo que hacemos a nuestros hijos y que es digno del nuevo milenio."

El Sr. Somavia dijo que "en un mundo que no tiene causas por las que luchar, pocos ideales son capaces de galvanizar el mundo entero, ¿por qué no hacer de la erradicación a corto plazo de las peores formas de trabajo infantil una causa que nos agrupe a todos? Ningún padre, en todo el mundo, desea ver a sus hijos atrapados en la prostitución, la pornografía, la adicción a las drogas u otras situaciones lamentables".

Myanmar.

La Conferencia adoptó asimismo una resolución sin precedentes contra Myanmar, debido a sus constantes violaciones del Convenio sobre el trabajo forzoso, y a que reiteradamente había incumplido los dictámenes de los Organos de Control a los efectos de poner término al trabajo forzoso, práctica generalizada en el país según la Comisión de Encuesta de la OIT.

La Resolución dice que el Consejo de Estado para la Paz y el Desarrollo de Myanmar sigue "sometiendo al pueblo de Myanmar a la práctica del trabajo forzoso, que no es sino una forma contemporánea de la esclavitud".

La Resolución sobre Myanmar, en la que se dice que "la actitud y el comportamiento del Gobierno de Myanmar son totalmente incompatibles con las condiciones y principios inherentes a la calidad de Miembro de la Organización", fue adoptada por una amplia mayoría de 333 delegados que votaron a favor, contándose 27 en contra y 47 abstenciones.

En la Resolución se decide que "el Gobierno de Myanmar debería dejar de beneficiarse de cualquier tipo de asistencia o cooperación técnica de la OIT, salvo la que tenga como finalidad la asistencia directa para poner en práctica inmediatamente las recomendaciones de la Comisión de Encuesta".

La Resolución limita considerablemente las relaciones de la OIT con Myanmar, y decide que "el Gobierno de Myanmar no debería recibir en adelante invitaciones para asistir a reuniones, coloquios y seminarios organizados por la OIT, excepto aquellas reuniones que tengan como único fin conseguir el cumplimiento total e inmediato" de las recomendaciones.

La Resolución permanecerá en vigor hasta que Myanmar aplique las recomendaciones de la Comisión de Encuesta de la OIT, revise la legislación del país (en particular la Ley de Pueblos y la Ley de Ciudades) a fin de armonizarla con el Convenio sobre el trabajo forzoso, 1930 (núm. 29), y ponga término a las prácticas que los delegados de la Conferencia han descrito como una violación inaceptable de los derechos humanos (4).

Mejora de la protección de la maternidad

Además de adoptar los históricos Convenio y Recomendación sobre trabajo infantil antes referidos, la Conferencia "había preparado un Convenio sobre la protección de la maternidad".

La Comisión de la Protección de la Maternidad estuvo de acuerdo en que era el momento apropiado para establecer nuevas normas internacionales, y revisar el Convenio sobre la protección de la maternidad (núm. 103) y la Recomendación núm. 95 que lo acompaña, a fin de tomar en cuenta los avances producidos desde la adopción, en 1952, de las últimas disposiciones relativas a la protección de la maternidad.

En las conclusiones adoptadas se percibían una serie de cambios con respecto al Convenio núm. 103, en cuanto al alcance de su aplicación, la licencia de maternidad y la licencia complementaria en caso de enfermedad provocada por complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto. Las prestaciones pecuniarias deberían fijarse "ya sea en un monto que no sea inferior a dos tercios de las ganancias anteriores de la mujer o de las que se tomen en cuenta para calcular las prestaciones; ya sea mediante una prestación uniforme de un monto apropiado". Las prestaciones médicas deberían comprender la licencia prenatal, por parto y postnatal.

La Comisión también estuvo de acuerdo en que "se debería prohibir que un empleador despida a una mujer que está embarazada, o durante la licencia de maternidad o la licencia complementaria () excepto por motivos que no estén relacionados con el embarazo o el nacimiento del hijo y sus consecuencias o la lactancia". La responsabilidad de la prueba será incumbencia del empleador. Además, los Estados Miembros deberían adoptar medidas apropiadas para garantizar que la maternidad no constituya una causa de discriminación en el empleo. Tales medidas incluyen una disposición por la cual se prohíbe a los empleadores que exijan a una mujer que aspira a un empleo que se someta a un examen para comprobar si está o no embarazada o bien que presente un certificado de dicho examen, excepto cuando se trate de trabajos que, en virtud de la legislación nacional, estén total o parcialmente prohibidos para las mujeres embarazadas o lactantes.

En las conclusiones propuestas, a partir de las cuales se pretende formular una recomendación, figuran otras disposiciones específicas relativas a la licencia de maternidad, las prestaciones por maternidad, la protección y la discriminación en el empleo, la protección de la salud y las madres lactantes. Asimismo, alientan a los Estados miembros a extender la duración de la licencia de maternidad a 16 semanas por lo menos.

El primer debate ha sentado la base del segundo, que tendrá lugar el año próximo. En la 88.ª reunión de la Conferencia del año 2000 se tomará una decisión respecto a la adopción final de las nuevas normas relativas a la protección de la maternidad, que servirán de guía a los Estados Miembros en el próximo siglo. En el marco de la Constitución de la OIT, el nuevo Convenio, de adoptarse en el año 2000, entrará en vigor un año después de que haya sido ratificado por dos Estados miembros.

El nuevo Programa y Presupuesto determinan la orientación de las actividades de la OIT.

Por otra parte, los delegados asistentes a la Conferencia examinaron la estrategia y las propuestas presupuestarias del Director General para esta Organización de 174 Estados miembros, y adoptaron unánimemente un presupuesto de 467.470.000 dólares estadounidenses, según un tipo de cambio de 1,53 francos suizos por dólar estadounidense para el bienio 2000-2001, a fin de financiar las actividades de la OIT en todo el mundo.

El presupuesto actual prevé un aumento de los recursos destinados a todos los programas regionales, y hace hincapié, particularmente, en África y Asia. Gracias al ahorro en los costos netos, se ha producido un ligero aumento, en términos reales, de 785.000 dólares estadounidenses en relación con el actual bienio 1998-99, cuantía que se asignará a las actividades sustantivas de los programas.

El Programa y Presupuesto de la OIT determinan la orientación de las actividades de la OIT al establecer los cuatro objetivos estratégicos de la Organización en los albores del nuevo siglo: promover y hacer realidad los principios y derechos fundamentales en el trabajo; crear mayores oportunidades en materia de empleos e ingresos decentes para las mujeres y los hombres; ampliar la cobertura y eficacia de la protección social para todos; y fortalecer el tripartismo y el diálogo social.

En el marco de cada objetivo estratégico, figurarán una serie de programas internacionales focales (InFocus), prioritarios por excelencia, que concentrarán e integrarán las actividades que ya se hallan en curso, dando a la vez respuesta a las nuevas necesidades y demandas. Los programas InFocus engloban la promoción de la Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo y su seguimiento, la eliminación progresiva del trabajo infantil, la reconstrucción y la inversión con un alto coeficiente de empleos, la seguridad económica y social en el próximo siglo, el fomento del empleo a través del desarrollo de la pequeña empresa, la seguridad e higiene en el lugar de trabajo, la inversión en el saber, la capacitación y la capacidad de conseguir un empleo y el fortalecimiento de los interlocutores sociales.

Los programas mundiales, tales como el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC), el Programa Internacional de más y mejores empleos para la mujer, las Estrategias y Técnicas contra la Exclusión Social y la Pobreza (STEP) y el Programa internacional para la pequeña empresa (ISEP), que constituyen los pilares del programa de cooperación técnica de la OIT, concordarán con los programas InFocus. La creación de un programa mundial sobre seguridad e higiene en el trabajo, denominado trabajo sin riesgo (Safe Work), se encuentra en una fase avanzada, y se está estudiando el diseño de un programa mundial sobre la promoción del tripartismo y el diálogo social.

Otras cuestiones

• Cooperación técnica: La Comisión de Cooperación Técnica discutió la función de la OIT en la cooperación técnica y adoptó una resolución y unas conclusiones que marcarán la pauta de la Oficina Internacional del Trabajo en su futura concepción y gestión en materia de cooperación técnica. La última revisión de este tipo tuvo lugar en 1993.

Los participantes acogieron con agrado la propuesta de establecer un programa de cooperación técnica integrado y centrado, basado en los cuatro objetivos estratégicos y, más concretamente, en los ocho programas InFocus relacionados, aprobados por el Consejo de Administración de la OIT, y la Declaración relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo adoptada por la Conferencia en 1998. Al mismo tiempo, se le pidió a la Oficina que fomentara sus mecanismos de gestión, evaluación y control con el fin de maximizar el impacto y la visibilidad. Asimismo, la resolución puso de relieve la necesidad de reforzar las asociaciones con las instituciones del sistema de Naciones Unidas y de Bretton Woods.

En 1998, el programa de cooperación técnica de la OIT representó un gasto de 94 millones de dólares estadounidenses y más de 1.500 proyectos sobre distintos temas, entre los que se contaban, la lucha contra el trabajo infantil, la exclusión social y la discriminación; el fomento tanto del empleo, las microempresas y las empresas pequeñas como de la seguridad y la salud de los trabajadores; el refuerzo de los sindicatos, de las organizaciones de empleadores y del diálogo social.

• Migración mundial: La situación de los trabajadores migrantes se abordó en la discusión general de la Comisión de Aplicación de Normas. La discusión, basada en el informe de la OIT Trabajadores migrantes, fue oportuna a la luz de un reciente cálculo aproximado de la OIT que afirmaba que más de 90 millones de trabajadores migrantes y sus respectivas familias viven actualmente, legal o ilegalmente, en un país distinto del suyo. El estudio general se centró en la protección y las medidas que garantizarían la igualdad de trato propuesta en el Convenio sobre trabajadores migrantes (revisado), 1949 (núm.97) adoptado en esta materia en 1975. La Conferencia concluyó que era necesario examinar las normas de trabajo internacionales existentes y, probablemente, revisarlas con el fin de proporcionar la protección adecuada en este campo.

En el próximo bienio, las actividades de la OIT reflejarán la creciente importancia de la migración laboral en la economía mundial. El primer objetivo debería ser el de contribuir a forjar un consenso internacional, que incluiría tanto a países emisores como a países receptores de emigración, sobre cómo asegurar la protección adecuada a los hombres y a las mujeres migrantes y a sus familias y, al mismo tiempo permitiría el movimiento ordenado y ventajoso de los trabajadores en busca de una vida mejor.

• El presidente de la Conferencia fue Alhaji Mohammad Mumuni, Ministro de Trabajo de la República de Ghana. Los tres vicepresidentes de la Conferencia fueron Ali Khalil (de Siria), representante del grupo gubernamental, Tom Diju Owuor (de Kenya), representante del grupo de los empleadores, y Patricia O'Donovan (de Irlanda), representante del grupo de los trabajadores.

• El 7 de junio la Conferencia eligió a los nuevos miembros del Consejo de Administración de la OIT. El mandato del Consejo de Administración es de tres años. Las elecciones se convocaron para escoger a los 18 gobiernos con puestos electivos (5), a los 14 miembros de los empleadores y a los 14 miembros de los trabajadores que componen el Consejo de Administración. Diez sobre un total de 56 miembros del Consejo de Administración son designados por los Estados Miembros más importantes que ocupan puestos permanentes (6).

La Conferencia celebró una sesión especial sobre la situación de los trabajadores en los territorios árabes ocupados.

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(1) La Conferencia Internacional del Trabajo se reúne cada año. Proporciona un foro internacional de discusión sobre los problemas sociales y laborales en el mundo y fija tanto las normas mínimas de trabajo internacionales como las políticas generales de la Organización. Cada dos años, la Conferencia adopta las propuestas de programa y presupuesto bienales de la OIT, financiadas por sus 174 Estados miembros.

Cada Estado miembro tiene derecho a enviar cuatro delegados a la Conferencia: dos delegados gubernamentales, un delegado de los trabajadores y uno de los empleadores, cada uno de los cuales puede hablar y votar independientemente.

(2) Tras la adopción del Convenio y de la Recomendación, los Estados miembros están obligados por la Constitución de la OIT a remitir tales instrumentos a las autoridades nacionales competentes en un plazo que oscila entre 12 y 18 meses desde la sesión de clausura de la CIT, con el fin de analizarlos a la luz de la legislación y las prácticas nacionales y determinar si deben ratificar el Convenio de acuerdo con el procedimiento nacional pertinente. Normalmente, un Convenio de la OIT entra en vigor, en general, 12 meses después del registro de la segunda ratificación. Cuando un país ratifica un Convenio de la OIT, conviene en aplicarlo de buena fe y en someterse a la supervisión de tal aplicación por parte de la OIT.

(3) Estos Convenios abarcan los principios y derechos fundamentales en el trabajo que fueron acordados en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social, celebrada en Copenhague en marzo de 1995, y fueron objeto de una Declaración solemne adoptada por la Conferencia Internacional del Trabajo en junio del año pasado junto con un procedimiento de seguimiento.

(4) En un reciente informe del Director General dirigido al Consejo de Administración de la OIT se llega a la conclusión de que, a pesar de las protestas del Gobierno en contrario, "Myanmar incumple la obligación de erradicar el uso del trabajo forzoso u obligatorio en su legislación nacional, así como en la práctica de un modo generalizado y sistemático, sin ocuparse en absoluto de la dignidad, la seguridad y la salud humanas ni de las necesidades básicas de las personas". La Comisión de la OIT para la Aplicación de las Normas citó asimismo a Myanmar por su reiterada conculcación de dos Convenios fundamentales sobre derechos humanos: el Convenio sobre el trabajo forzoso, 1929 (núm. 29) y el Convenio sobre la libertad sindical y la protección del derecho de sindicación, 1948 (núm. 87). En ambos casos, adoptó un "párrafo especial" que sólo aplica en circunstancias excepcionales. En lo que respecta al Convenio núm. 29, "lamenta que el Gobierno no se haya mostrado dispuesto a cooperar con la OIT" y considera que "se dispone de la información fiable necesaria para afirmar que los casos de trabajo forzoso y obligatorio a gran escala siguen produciéndose en Myanmar". En cuanto al Convenio núm. 87, el Comité "no puede por menos que lamentar el hecho de que no se haya avanzado en la aplicación de este instrumento fundamental".

(5) Argelia, Burkina Faso, Canadá, Chad, Croacia, Etiopía, Ghana, Guatemala, República Islámica del Irán, República de Corea, Malasia, Namibia, Perú, Arabia Saudita, Eslovaquia, Suiza, Trinidad y Tabago, Venezuela.

(6) Brasil, China, Francia, Alemania, India, Italia, Japón, Federación de Rusia, Reino Unido, Estados Unidos.

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El nuevo convenio y la nueva recomendación

El nuevo Convenio define, por primera vez, lo que constituyen las "peores formas de trabajo infantil", e incluye una prohibición sobre el reclutamiento forzoso u obligatorio de niños soldados. Exige la cooperación internacional en materia de desarrollo social y económico, erradicación de la pobreza y educación a fin de aplicar sus disposiciones, y prevé amplias consultas entre los gobiernos y los trabajadores, "interlocutores sociales" en la estructura tripartita de la OIT.

El Convenio define las peores formas de trabajo infantil:

• todas las formas de esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, como la venta y el tráfico de niños, la servidumbre por deudas y la condición de siervo y el trabajo forzoso u obligatorio;

• el reclutamiento forzoso u obligatorio de niños para utilizarlos en conflictos armados;

• la utilización de niños para la prostitución, la producción de pornografía o actuaciones pornográficas;

• la utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la realización de actividades ilícitas, en particular la producción y el tráfico de estupefacientes; y

• el trabajo que es probable que dañe la salud, la seguridad o la moralidad de los niños.

El Convenio exige a los Estados ratificantes "elaborar y poner en práctica programas de acción" para eliminar, como medida prioritaria, las peores formas de trabajo infantil y "establecer o designar mecanismos apropiados" para vigilar la aplicación del Convenio, previa consulta con las organizaciones de empleadores y trabajadores. Asimismo, proclama que los Estados ratificantes deberían "prestar asistencia para librar a los niños de las peores formas de trabajo infantil y asegurar su rehabilitación; asegurar a todos los niños que hayan sido librados de las peores formas de trabajo infantil el acceso a la enseñanza básica gratuita o a la formación profesional; identificar a los niños que están particularmente expuestos a riesgos; y tener en cuenta la situación particular de las niñas."

La Recomendación correspondiente define el "trabajo peligroso" como "los trabajos en que el niño queda expuesto a abusos de orden físico, psicológico o sexual; los trabajos que se realizan bajo tierra, bajo el agua, en alturas peligrosas o en espacios cerrados; los trabajos que se realizan con maquinaria o herramientas peligrosas o que conllevan cargas pesadas; los trabajos realizados en un medio insalubre en el que los niños están expuestos, por ejemplo, a sustancias peligrosas, a temperaturas o niveles de ruido o de vibraciones que sean perjudiciales para la salud; y los trabajos que implican condiciones especialmente difíciles, como los horarios prolongados o nocturnos, o los trabajos que retienen al niño en los locales del empleador".

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Clinton en su alocución a la OIT:

"Debemos dar un rostro humano a la economía mundial"

El Presidente Clinton dijo a los delegados y dignatarios reunidos en Ginebra, entre los cuales se contaban la Primera Dama de los Estados Unidos, Hillary Rodham Clinton, que «la mundialización no es una propuesta ni una opción política, sino un hecho. Pero toda la diferencia está en cómo reaccionemos ante él».

"Hemos de encontrar una nueva vía, un camino nuevo y democrático para aprovechar al máximo las posibilidades del mercado y de la justicia social, de la competitividad y de la comunidad. Hemos de dar un rostro humano a la economía mundial, dando a los trabajadores de todo el mundo una participación en su éxito, equipándolos para que puedan cosechar sus frutos y brindando a sus familias las condiciones básicas de una sociedad justa. Todas las naciones han de adoptar esta perspectiva, y todas las grandes instituciones económicas del mundo han de dedicar su creatividad y su energía a este fin".

La OIT dio "un paso muy importante hacia la elevación del nivel de vida del pueblo trabajador, cuando adoptó el año pasado la Declaración relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo", dijo el Presidente. Describió este documento como "un proyecto de economía mundial que honra nuestros valores y la dignidad del trabajo, pone fin a la discriminación y al trabajo forzoso y fomenta la libertad de asociación, el derecho del pueblo a sindicarse y a negociar de manera cívica y pacífica. Estos no son sólo derechos del trabajo, sino derechos humanos".

Las organizaciones internacionales "deben construir una nueva arquitectura financiera tan moderna como los mercados de hoy en día, para tratar de domeñar los ciclos de alza y de depresión en la economía mundial, como se hace actualmente en las economías nacionales; para garantizar la integridad de las transacciones financieras internacionales, y para ampliar las redes de seguridad social, extendiéndolas a los más vulnerables".

El Presidente Clinton hizo un llamamiento en favor de un aumento de la cooperación entre la OIT y otras instituciones multilaterales: "El FMI, el Banco Mundial y la OMC deberían trabajar en más íntima colaboración con la OIT, y esta organización debería estar dispuesta a asumir más responsabilidades". La OIT, siguió diciendo, "debería prepararse para el siglo XXI".

Al tiempo que declaraba su firme convicción de que "el comercio abierto no es contrario a los intereses del pueblo trabajador" y de que necesitamos más comercio, y no menos, el Presidente de los Estados Unidos dijo también que "desgraciadamente, el pueblo trabajador de todo el mundo no lo ve así. Incluso en los Estados Unidos, que tienen en este momento la tasa de desempleo más baja desde hace una generación, donde las exportaciones equivalían a un 30 por ciento de nuestro crecimiento hasta que la crisis financiera estalló en Asia, el pueblo trabajador se resiste firmemente a las nuevas medidas de apertura de los mercados".

Siguió diciendo que "a medida que hacemos presión por un mercado más abierto, tenemos también que hacer más por garantizar que nuestro pueblo mejora sus condiciones por medio de la economía mundial. Al tiempo que nos preparamos para poner en marcha una nueva ronda mundial de conversaciones comerciales en Seattle el próximo mes de noviembre, resulta fundamental que la OMC y la OIT colaboren para hacer progresar este objetivo común".

El Presidente Clinton indicó que en sus propuestas más recientes para el presupuesto había pedido "25 millones de dólares para ayudar a crear un nuevo órgano de la OIT que trabaje con los países en desarrollo para establecer normas fundamentales del trabajo, es decir, medidas de protección, puestos de trabajo seguro, el derecho de organizarse". Destacó una serie de iniciativas, bilaterales y multilaterales, para eliminar las fábricas que recurren a la explotación y "conseguir que los consumidores sean más conscientes de las condiciones en las que se fabrican la ropa que llevan y los juguetes que compran para sus niños".

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Presidenta Dreifuss: "Si queremos la paz, ¡procuremos la justicia!

Ruth Dreifuss, Presidenta de la Confederación Suiza, instó a la OIT a redefinir su lugar en la comunidad internacional, a fin de abordar en mejores condiciones los retos sociales de la mundialización.

Ante la crisis económica y financiera que "ha provocado una caída acusada del progreso social" y ha generado agitación social e incluso conflictos étnicos que "abocan a poblaciones enteras a la miseria y la marginalización", la OIT debe redescubrir una vez más su papel como pionera.

"Uno de los retos principales consiste en definir la ubicación correcta de la OIT en el conjunto de las organizaciones internacionales", afirmó la Sra. Dreifuss, "junto a la Organización Mundial del Comercio (OMC), las instituciones de Bretton Woods y todas las agencias de las Naciones Unidas, pero siempre basándose en sus ideales y en su papel como conciencia social del mundo".

Al destacar la "inequívoca complementariedad entre los objetivos del sistema comercial multilateral y los de la OIT", la Sra. Dreifuss hizo hincapié en la necesidad de garantizar que "la liberalización comercial y la justicia social se refuercen mutuamente".

"La consecución de tal objetivo sólo será posible si actuamos de manera coherente tanto en la OMC como en la OIT, pero también exigirá una cooperación eficaz entre las dos organizaciones. Este tipo de vinculación debe dar lugar a un debate abierto sobre la interacción entre el comercio y las normas laborales básicas."

En cualquier caso, advierte la Sra. Dreifuss, "la defensa de la dignidad humana no debe confundirse con el proteccionismo. La aplicación de medidas proteccionistas en el nombre del respeto por las normas laborales constituiría una estrategia contraproducente".

Recordando que la depresión del decenio de 1930 llevó al mundo al borde de la destrucción, la Sra. Dreifuss conminó a la comunidad internacional a responder mejor a los retos con que se enfrenta actualmente. "Junto a las instituciones de Bretton Woods y la OMC, la OIT constituye uno de los tres pilares de la cultura económica internacional. Gracias a su amplia gama de competencias y a su autoridad moral, se encuentra en una posición idónea para dar respuesta a tales desafíos.

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"Los africanos viven en paz y con la voluntad de mejorar sus condiciones de vida".

Henri Konan Bédié, Presidente de la República de Costa de Marfil, hizo un llamamiento para que se adopte una nueva visión de desarrollo compartido de las sociedades humanas con una ética que vincule la democracia, la mundialización, la solidaridad y la justicia. Dirigiéndose a la CIT en nombre de los países en desarrollo y de África, recordó que "si bien es cierto que algunos países africanos están expuestos a crisis graves, incluso a guerras civiles, también hay que reconocer y hacer saber a la comunidad internacional que la mayor parte de las naciones africanas, aproximadamente el 75 por ciento, viven en paz y con la voluntad puesta en mejorar sus condiciones de vida".

"En los países en desarrollo", lamentó, "las políticas de ajustes estructurales destinadas a aliviar la deuda afectan a veces negativamente al empleo en el sector público, y esto no se ve compensado por creaciones de empleo en el sector privado".

Además, "la flexibilidad de la producción y del trabajo" al igual que "el fenómeno irreversible e invasor de la mundialización, deja cada vez más en manos de las fuerzas del mercado el derecho social y el derecho del trabajo, en particular, el sistema de protección colectiva y los mecanismos de lucha contra las desigualdades". Por otra parte, se produce "una disociación creciente entre el poder económico mundializado y el poder político limitado a fronteras nacionales, de forma que los actores principales del desarrollo escapan cada vez más al control democrático".

"Esta Conferencia debe, a mi parecer, afirmar claramente que determinados ámbitos deben regirse por normas dictadas por el poder público, nacional o internacional, sin las cuales sectores enteros de la vida social escaparán a todo control colectivo y se encontrarán enormemente degradados", advirtió.

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Sen: Apoyo al "trabajo decente".

Amartya Sen, galardonado con el premio Nobel de economía en 1998, afirmó ante los congregados que, en un mundo en el que abundan los desempleados y los subempleados, sólo "una ampliación significativa de las iniciativas nacionales e internacionales encaminadas al fomento de la equidad y la protección de los derechos de los trabajadores puede transformar las sombrías previsiones vinculadas a la economía de la mundialización en una realidad amable y constructiva".

El Sr. Sen aplaudió el compromiso de la OIT con la oferta de "una cobertura universal de todos los trabajadores, incluidos los asalariados en el sector informal, los que desarrollan su labor por cuenta propia y los trabajadores a domicilio" y suscribió el objetivo de la consecución de un trabajo decente, al considerarlo "un fin por el que todos deberíamos luchar". Señaló que "dados los elevadísimos niveles de desempleo que sufren muchos países en la actualidad, sería conveniente que las políticas formuladas se centraran en el aumento del número de puestos de trabajo y de oportunidades de empleo. Por otra parte, las condiciones de trabajo también son importantes".

Manifestó su conformidad con la visión global de la sociedad adoptada en el informe Decent Work (Trabajo decente) elaborado por Juan Somavia, Director General de la OIT y presentado en la Conferencia de 1999. El profesor Sen hizo hincapié en la insistencia del informe en la necesidad de "reconocer ciertos derechos básicos, hayan sido o no legislados, como parte de una sociedad digna; las consecuencias en la práctica de este reconocimiento van más allá de la promulgación de nuevas leyes y aluden a otras acciones sociales, políticas y económicas".

La protección de los trabajadores frente a la vulnerabilidad y la contingencia depende de la efectividad de la participación democrática y del funcionamiento de los incentivos políticos. Para ilustrar este argumento, señaló que "cabe destacar el hecho de que, a lo largo de la historia, las hambrunas no se hayan producido en sociedades democráticas, ya que resultan fácilmente prevenibles, y un gobierno en una democracia pluripartidista en la que se celebran elecciones y existen medios de comunicación libres tiene importantes incentivos políticos para ocuparse de su prevención". Del mismo modo, "la libertad política materializada en una organización democrática ayuda a salvaguardar la libertad económica y las posibilidades de supervivencia".

Los recientes problemas planteados en algunas de las economías del este y el sudeste asiático "ponen de relieve, entre otras cosas, las consecuencias negativas de un gobierno no democrático", afirmó, para añadir que estos efectos se dejan sentir en dos aspectos fundamentales, como el deterioro de la seguridad y la protección y el abandono de las garantías de transparencia, vinculados a la salvaguarda y el fomento de un trabajo y una vida dignos.

Actualmente, Amartya Sen es profesor del Trinity College de Cambridge y catedrático emérito de la Universidad de Harvard. Fue profesor de economía política en Oxford y de economía en la London School of Economics y la Universidad de Delhi. Ha recibido el doctorado de más de 40 de las principales universidades de todo el mundo y obtuvo el premio Nobel de economía el pasado año.

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El Consejo de Administración elige nuevos miembros directivos.

El Consejo de Administración de la OIT ha elegido a Jean-Jacques Elmiger, Embajador representante del Gobierno de Suiza, como Presidente de su sesión 1999-2000. Sustituye en el cargo a Nobutoshi Akao, Embajador Plenipotenciario del Gobierno de Japón en Ginebra, que ocupó el puesto durante la sesión 1998-1999.

El Sr. Elmiger es Jefe del Departamento de Asuntos Internacionales de la Oficina Federal Suiza para Asuntos Económicos y Laborales y ha representado a Suiza como delegado del gobierno ante la CIT desde 1986. Fue miembro del equipo de transición de Juan Somavia, poco después de la elección de éste como Director General de la OIT. Asimismo, es el coordinador político para la organización de la reunión de seguimiento de la Cumbre Social Mundial, que se celebrará en Ginebra en junio del 2000.

Rolf Thüsing, vicepresidente representante de los empleadores, ha resultado reelegido y es miembro del Consejo Ejecutivo de la Confederación de Asociaciones de Empresarios de Alemania. William Brett (Reino Unido), vicepresidente representante de los trabajadores, fue asimismo reelegido y es miembro en la actualidad del Consejo General del Consejo de Sindicatos del Reino Unido.

Los tres prestarán servicio como miembros directivos del Consejo de Administración durante su sesión 1999-2000.

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