La administración y financiación de la licencia remunerada por enfermedad

AuthorJeff HAYES,Alison EARLE,Anke SCHLIWEN,S. Jody HEYMANN
DOIhttp://doi.org/10.1111/j.1564-9148.2011.00104.x
Date01 June 2011
Published date01 June 2011
Revista Internacional del Trabajo, vol. 130 (2011), núm. 1-2
Derechos reservados © Los autores, 2011
Compilación de la revista y traducción del artículo al español © Organización Internacional del Trabajo, 2011
La administración y financiación
de la licencia remunerada por enfermedad
Anke SCHLIWEN*, Alison EARLE**, Jeff HAYES***
y S. Jody HEYMANN****
Resumen.Es necesario que los poderes públicos nacionales que acarician la posibi-
lidad de implantar o reformar la licencia remunerada por enfermedad conozcan los
métodos que se usan para costear esta prestación. Basándose en datos mundiales so-
bre la legislación al respecto, los autores infieren que el tipo de régimen vigente —res-
ponsabilidad del empresario, seguro social, asistencia social o una mezcla de ellos—
influye mucho en la duración y cuantía de la prestación. Sin embargo, no hallan nin-
guna relación estrecha de la duración y la generosidad de la licencia por enfermedad
con indicadores económicos como el PIB por habitante, la tasa de desempleo o la
competitividad nacional. Por último, los autores estudian los instrumentos capaces
de garantizar una licencia eficaz y un rendimiento económico óptimo.
a licencia remunerada por enfermedad garantiza a los trabajadores la exen-
Lción del servicio y la salvaguardia de su salario y su empleo cuando enfer-
man o sufren un accidente. Los efectos provechosos para la salud de los traba-
jadores son considerables, ya que el derecho a esta licencia lleva consigo la
realización con más frecuencia de los exámenes y tratamientos médicos y las re-
habilitaciones (Vingård, Alexanderson y Norlund, 2004); aumenta la capacidad
para cumplir las instrucciones de los médicos (Cantor y otros, 2001); acorta la du-
ración de la enfermedad, y reduce el uso de los recursos sanitarios, ya que la faci-
lidad para recibir un tratamiento temprano puede prevenir las complicaciones y,
por tanto, evitar una atención médica adicional (Lovell, 2004, y Gilleskie, 1998).
También propicia una reincorporación más frecuente al trabajo tras sufrir dolen-
cias como el infarto y la angina de pecho (Earle, Ayanian y Heymann, 2006), así
*Instituto de Investigación Social y Sanitaria (Berlín); dirección electrónica: Anke.Schliwen
@iges.de.**Instituto de Investigación en Salud Urbana de la Universidad Nororiental (Boston,
Massachusetts); dirección electrónica: a.earle@neu.edu.***Instituto de Investigación en Política
de la Mujer (Washington); dirección electrónica: hayes@iwpr.org.****Instituto de Políticas
Sociales y Sanitarias de la Universidad McGill (Montreal); dirección electrónica: jody.heymann
@mcgill.ca.
La responsabilidad de las opiniones expresadas en los artículos sólo incumbe a sus autores, y
su publicación en la Revista Internacional del Trabajo no significa que la OIT las suscriba.
48 Revista Internacional del Trabajo
como un riesgo menor de agravamiento de las afecciones leves (Aronsson, Gus-
tafsson y Dallner, 2000; Grinyer y Singleton, 2000, y Johansson, 2002).
Esta licencia también sirve con frecuencia para atender las necesidades de
familiares. Las investigaciones demuestran que la salud y el bienestar de los fami-
liares mejoran cuando los adultos que trabajan tienen derecho a la licencia re-
munerada. Numerosos estudios han puesto de manifiesto la importancia del
cuidado dispensado por los padres para la salud de los hijos, tanto física (Taylor
y O’Connor, 1989; Palmer, 1993; Kristensson-Hallström, Elander y Malmfors,
1997, y Ruhm, 2000) como mental (Cleary y otros, 1986; Waugh y Kjos, 1992;
McLoyd y Wilson, 1991, y McGraw, 1994). Los niños que reciben atención pa-
rental cuando están hospitalizados presentan menos síntomas y mejores constan-
tes vitales, y logran recuperaciones más rápidas que los niños cuyos padres no
pueden acompañarlos (Palmer, 1993, y Van der Schyff, 1979). Los padres que
pueden pedir una exención del servicio remunerada ven quintuplicadas sus posi-
bilidades de cuidar por sí mismos de sus hijos enfermos (Heymann, Toomey y
Furstenberg, 1999), y éstos tienen más oportunidades de recibir asistencia sanita-
ria preventiva y de acudir a las citas médicas (Heymann, 2000). La garantía del
cuidado familiar a las personas de edad avanzada es un asunto que reviste tam-
bién cada vez más importancia. Los estudios de Bloom (1990), Gallo (1983) y
Moser (1994) ponen de manifiesto los efectos benéficos que tiene el sostén social
a los familiares del enfermo, sobre todo, en cuanto a su actitud frente a la salud,
al uso de los servicios sanitarios, a la lucha contra la enfermedad y a la recupera-
ción de operaciones graves como la implantación de un baipás coronario. Por
otra parte, las personas suelen vivir más (Berkman, 1995, y Seeman, 2000) y sufrir
menos problemas de salud mental (Jubb y Shanley, 2002, y Stanhope, 2002)
cuando cuentan con ayuda de un familiar. Las condiciones de trabajo, entre ellas
la posibilidad de tomar una licencia remunerada, condicionan de manera notable
la capacidad de los adultos de cuidar de sus familiares de más edad (Heymann,
2000).
Si no disponen de licencia remunerada por enfermedad cuando caen en-
fermos o sufren un accidente, los adultos que trabajan tienen dos opciones: li-
diar con la enfermedad o el accidente a la vez que siguen trabajando, intentando
mantener la productividad y estar a la altura de las exigencias mentales y físicas
habituales de su ocupación; o permanecer en casa y renunciar al salario. La
toma de unas horas o unos días de asueto no remunerados suele ser un fardo que
lastra la situación económica del empleado y de su familia. Los asalariados
que se encuentran en este trance hacen frente a los costos directos e inmediatos
de la pérdida de ingresos y del aumento de las facturas médicas, así como al ries-
go indirecto y a más largo plazo de sufrir después desventajas en el mercado de
trabajo como el estancamiento de la carrera o la posibilidad de ser suspendido
temporalmente o, incluso, despedido (Marshall, 2006). Las diversas formas de
protección a corto plazo frente a las enfermedades y accidentes no laborales
—el seguro de incapacidad temporal, los días de exención de servicio por enfer-
medad remunerados y el seguro privado individual— están destinadas todas
ellas a garantizar una cierta seguridad de los ingresos, ya que suplen las ganan-

To continue reading

Request your trial

VLEX uses login cookies to provide you with a better browsing experience. If you click on 'Accept' or continue browsing this site we consider that you accept our cookie policy. ACCEPT