¿Más acero, menos puestos de trabajo? Mientras el acero sigue siendo un motor y un indicador del crecimiento económico mundial, la mundialización y las nuevas tecnologías suponen menos puestos de trabajo.

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Las delegaciones de los gobiernos de 18 países que producen el 75 por ciento del acero mundial se reunieron en Ginebra con representantes de los sindicatos y organizaciones empresariales para analizar las transformaciones recientes y previstas en la industria y sus efectos sobre los siete millones de trabajadores actualmente empleados en la misma. Al final de la reunión, los delegados lanzaron un mensaje matizado: aunque el acero sigue siendo el motor del crecimiento, se prevé que los trabajadores paguen un precio por la mundialización y la nuevas tecnologías. El incremento de la competencia plantea a los gobiernos y organizaciones sindicales y empresariales la necesidad de apoyar los esfuerzos para garantizar el crecimiento sostenido del sector e impulsar la expansión de un empleo estable, productivo y cualificado.

Giro en el consumo, disminución de los puestos de trabajo

El consumo per cápita de acero, principalmente, en forma de materiales de construcción y bienes de consumo duraderos, se asocia íntimamente al nivel de desarrollo y a la tasa de crecimiento económico de un país. La cifra oscila entre 17 kilos por persona en Africa y 625 en Japón. Según el informe de la OIT, se prevé que el consumo de los países industrializados permanezca estable o disminuya ligeramente en los próximos diez años. "No obstante, se espera un crecimiento acentuado en Asia (40% en el período citado), especialmente en China (150%) y, en menor medida, en América Latina (18%)".

En el informe se indica que actualmente se produce acero en unos 100 países y que "en los 15 años transcurridos entre 1981 y 1996, la cuota de los países industrializados de economía de mercado en la producción mundial se ha reducido ligeramente, pasando del 54,5 por ciento al 51,2 por ciento. En cambio, en la CEI y la Europa Oriental, la producción se ha reducido a la mitad y ha pasado del 29 por ciento al 14,3 por ciento, al tiempo que en China y otros países asiáticos (excluido Japón), la producción se ha triplicado prácticamente, pasando del 9,6 por ciento al 25,5 por ciento.

Los casi 3,2 millones de trabajadores siderúrgicos chinos constituyen, con mucho, la mayor fuerza de trabajo del sector. "En conjunto, China, la CEI e India representan alrededor del 70 por ciento de la fuerza de trabajo total del sector, aunque sólo el 30 por ciento de la producción siderúrgica". El acero también emplea una considerable fuerza de trabajo en países como Estados Unidos, Rumanía, Brasil, Polonia y Alemania.

La mayor pérdida de puestos de trabajo se ha registrado en Europa. En la Unión Europea, el número total de puestos de trabajo en el sector siderúrgico se redujo en más del 65% entre 1975 y 1995, pasando de 991.000 a 326.000. En Francia y el Reino Unido, el empleo en el sector del acero se redujo en el 75 por ciento y el 80 por ciento, al tiempo que la producción disminuía en un 14 por ciento y un 16 por ciento, respectivamente. En Estados Unidos y Japón, se perdieron el 51 por ciento y el 48 por ciento de los puestos de trabajo en la siderurgia, en contraste con una reducción de la producción del 10 por ciento y el 1 por ciento, respectivamente".

La fuerza de trabajo también se redujo, aunque de forma menos severa, en los países de la antigua URSS. En la Federación Rusa se han eliminado aproximadamente el 10 por ciento de los puestos de trabajo del sector en estos últimos cinco años. Sin embargo, en el informe de la OIT se advierte que "esto puede ser sólo el principio". Según el Ministro de Industria de la Federación, será preciso amortizar unos 310.000 puestos de trabajo en los próximos cinco años para que el acero ruso siga siendo competitivo. Esta cifra supone más del 40 por ciento de los 705.000 trabajadores empleados en la siderurgia en 1996.

En el informe se observa que "los enormes costes sociales que el incremento de la competitividad ha producido en la Europa Occidental todavía no se han cuantificado ni pagado" en buena parte de la Europa Oriental ni en la antigua URSS.

Tecnología, privatización y cambio

Dos grandes factores subyacen en esta tendencia. El primero es la transformación radical del sector como resultado de la innovación tecnológica.

En la actualidad, la siderurgia es una industria de alta tecnología, situada "en primera línea de la producción asistida por ordenador". Las grandes acerías tradicionales, intensivas en la utilización de mano de obra, están siendo reemplazadas por fábricas que funcionan con hornos de arco eléctrico y hornos básicos de soplado de oxígeno, más eficientes e inócuas desde la perspectiva del medio ambiente." La implantación de métodos más eficientes de producción de nuevos y más ligeros tipos de acero implica un menor consumo de acero bruto en cada producto acabado y, por lo tanto, la intervención de un menor número de trabajadores en su producción".

Los nuevos procesos de producción "están atrayendo nuevos capitales hacia las acerías altamente eficientes y estratégicamente situadas", que suelen ser mucho más pequeñas que las tradicionales acerías integrales. Estas "miniacerías", como se las conoce, resultan sumamente competitivas al estar más próximas a los mercados y emplear menos trabajadores. Por ejemplo, en Estados Unidos, la miniacería TRICO, sociedad conjunta de varias compañías siderúrgicas norteamericanas, japonesas y británicas, produce 2 millones de toneladas de acero al año con una plantilla de menos de 600 trabajadores, al tiempo que en el Reino Unido se precisan 4.000 trabajadores dedicados directamente a la producción de acero para obtener entre 3 y 4 millones de toneladas durante el mismo período.

El segundo factor determinante ha sido la privatización del sector del hierro y el acero, que durante mucho tiempo ha estado sujeto a la propiedad y el control directo del Estado. En los países occidentales, este proceso ha concluido prácticamente, al tiempo que prosigue a un ritmo acelerado en otros lugares: "Menos del 20 por ciento de la producción de acero continúa en manos del Estado; en 1994, solamente en Europa era del 40 por ciento." El exceso de personal típico de las acerías de propiedad del Estado ha sido reemplazado por una racionalización que ha dado lugar a una importante destrucción de empleo en el proceso de privatización del sector.

Otra consecuencia de la privatización ha sido la internacionalización del sector y el proceso de fusiones y absorciones a que ha dado lugar. "Las empresas siderúrgicas japonesas iniciaron el proceso internacional de absorción de acerías con la adquisición del 50 por ciento de las acciones de National Steel, por entonces la quinta empresa siderúrgica de Estados Unidos. En 1990, NKK había incrementado su participación al 70 por ciento, y las otras grandes acerías japonesas han constituido sociedades conjuntas con las empresas siderúrgicas estadounidenses."

Las cuantiosas inversiones realizadas por las empresas siderúrgicas en los países industrializados se han centrado principalmente en los procesos de modernización, mientras que en los países en desarrollo, particularmente de Asia y Latinoamérica, las inversiones se han dirigido a incrementar la capacidad productiva cerca de los mercados en rápida expansión.

¿Una "revolución cultural"?

Por lo que respecta a los métodos de trabajo, estas transformaciones han producido una especie de revolución cultural. Las rígidas estructuras de trabajo prevalentes en el pasado ceden el paso a una mayor flexibilidad funcional; la informatización ha supuesto la obsolescencia de algunas cualificaciones; la promoción basada en la antigüedad ha sido reemplazada por unas estructuras laborales fundadas únicamente en la competencia y, como se indica igualmente en el informe, "debido a la rápida transformación tecnológica, la experiencia ha dejado de ser el principal criterio aplicable en la selección de los supervisores en los centros de trabajo; con frecuencia, la formación, la cualificación y la versatilidad tienen un peso mayor".

En el informe de la OIT se asegura que "el factor humano es la clave del futuro. Los adelantos técnicos son efímeros y surgen nuevos procedimientos a un ritmo creciente (...). El éxito de la producción de acero en el siglo XXI va a depender más que nunca de una colaboración estrecha, aunque flexible y dinámica, entre la empresa y sus trabajadores".

Otra cuestión de vital importancia es la gestión del medio ambiente. La industria siderúrgica es la segunda, después de la producción de cemento, en cuanto al peso y volumen de los materiales transformados. Los 750 millones de toneladas de acero anuales que actualmente se producen en el mundo generan unos 30 millones de toneladas de residuos sólidos. Sin embargo, según el informe, "los efectos de la producción de hierro y acero sobre el medio ambiente se han reducido drásticamente en los últimos veinte años. La generación de residuos sólidos por tonelada de acero producida es actualmente la mitad que en el decenio de 1970, por efecto de las nuevas tecnologías y de la promulgación de una legislación medioambiental más estricta. El propio acero se recicla normalmente. En la actualidad, "más de 300 millones de chatarra de acero usado (40 por ciento de la producción) se utiliza en la fabricación de nuevos productos siderúrgicos".

Según el informe, en el futuro "es probable que los mayores efectos potenciales de la ordenación del medio ambiente sobre (...) los productores de acero provengan de (...) respuestas al efecto invernadero. Los futuros acuerdos internacionales para reducir las emisiones de gases con efecto de invernadero repercutirán inevitablemente en los procesos productivos".

El informe de la OIT concluye señalando que "los ganadores del próximo milenio serán los productores de acero que se preocupen de la calidad del producto, del medio ambiente, de cumplir con los clientes y de formar y motivar a su fuerza de trabajo para que comprenda que la calidad del producto y la responsabilidad por el medio ambiente son el medio para lograr seguridad en el empleo y el avance de las empresas volcadas en el futuro"

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