Las funciones políticas del Secretario General de Naciones Unidas. Especial referencia a sus competencias de acción preventiva

AuthorAntonio Fernández Tomás
Pages617-618

Page 617

Sanz Caballero, Susana, Las funciones políticas del Secretario General de Naciones Unidas. Especial referencia a sus competencias de acción preventiva, Tirant lo Blanch, Valencia, 2008, 130 pp.; apéndice documental (130-136); bibliografía (137-148).

Cuando Juan Antonio Carrillo Salcedo publicó La crisis constitucional de las Naciones Unidas (CSIC, Madrid, 1966), alabando la figura de Dag Hammarksjöld y escrutando el difícil equilibrio de competencias entre el Consejo de Seguridad, la Asamblea General y el Secretario General, analizado por la CIJ en su dictamen sobre Ciertos gastos de las Naciones Unidas (1962), no podía imaginar que cuarenta y dos años después, una profesora de la Universidad Cardenal Herrera, catedrática adscrita al centro de Moncada (Valencia), profundizaría en tan apasionante materia con esta excelente monografía.

A lo largo de la misma, Susana Sanz aborda, en primer lugar, la figura del Secretario General en el contexto de la Carta (el diseño original, la dualidad de funciones del Secretario General, su nombramiento, su independencia de los Estados), para desarrollar en una segunda parte las funciones políticas del Secretario General, tema central de esta interesante obra. Como en tantas ocasiones en el Derecho internacional –y en el teatro de Pirandello– nos encontramos ante una realidad de hecho en busca de su fundamento jurídico, como si fuera un personaje en busca de autor. Las personas que encarnan la figura del Secretario General han variado a lo largo de la historia. Y no han entendido igual sus funciones Dag Hammarksjöld, Boutros Boutros-Ghali o Kofi Annan, que el resto de quienes han ocupado el cargo, más secretarios que generales. En cualquier caso, ¿cuál es el margen de actuación de que dispone este órgano en la práctica de la organización? ¿Estarán de acuerdo con su interpretación de la Carta los autores del personaje, o no admitirán que el propio actor corrija el guión? Si las Grandes

Potencias presionan excesivamente al personaje ¿podrá éste desempeñar adecuadamente el oficio más difícil del mundo, o será relegado a practicar el oficio más viejo de la humanidad [que no es precisamente el de cartero (del Consejo de Seguridad), como opinaba Saddam de Pérez de Cuéllar]?

Todas estas incógnitas, planteadas en las páginas de esta interesante monografía, incitan al lector a bucear en la práctica de la organización, a la hora de interpretar los artículos 98 y 99 de la Carta, en busca de...

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