Hacia una sociedad de actores globales. Las relaciones entre Europa y America Latina en el nuevo contexto global.

AuthorWalker, Ignacio
PositionOPINION

Exponer acerca de la problemática de las relaciones entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe en el actual contexto global es una tarea difícil, pero sin duda apasionante. En efecto, se trata de analizar una relación estratégica de varias décadas, que en la actual coyuntura global requiere redimensionarse y potenciarse de acuerdo con las nuevas realidades de una globalización llena de incertidumbres, de complejidades, pero a la vez de oportunidades.

El mapa geopolítico, geoeconómico y geoambiental del mundo ha cambiado radicalmente desde los primeros contactos birregionales, iniciados por parlamentarios de ambos lados del Atlántico en 1974, seguidos luego por las reuniones de Cancilleres en torno a cuestiones cruciales para nosotros, como la guerra civil en Centroamérica o la lucha contra las dictaduras del Cono Sur.

El apoyo europeo al Grupo de Contadora, la Paz de Esquipulas o los acuerdos de El Salvador, así como la democratización y la transición política en el Cono Sur fueron factores determinantes para que América Latina retomara una senda de institucionalización democrática. A la vez, los generosos programas de cooperación para el desarrollo y de fortalecimiento institucional han contribuido sin duda a que nuestra región alcance los niveles de crecimiento y fortaleza financiera que puede exhibir hoy en día.

Tenemos por ello una deuda de gratitud hacia la Unión Europea y en especial a los líderes de entonces, como Delors, Mitterrand, Martens, Kohl, Matutes, Marín, Chaysson y tantos otros, que pusieron una mirada de largo plazo en esta relación, basados en una comunidad valórica y cultural de cinco siglos.

Entender que el mundo ha cambiado, especialmente en los últimos años, desde que en 1999 acordáramos en Río de Janeiro institucionalizar una relación birregional con carácter de > para avanzar cualitativamente en la relación y en la construcción de un mundo multipolar, es el punto de partida de nuestra reflexión.

Junto con ello, sin embargo, debemos ser capaces de visualizar, en clave de futuro, donde está cada cual y donde deberíamos estar para construir un nuevo orden global que signifique un mayor avance en todo sentido, capaz de dar satisfacción a las necesidades materiales y espirituales de nuestros pueblos.

Porque claramente, pese a los avances, la humanidad tiene aún graves déficit de democracia, de desarrollo, de medioambiente y, en un sentido más amplio, un déficit de gobernabilidad global del que no hemos logrado aún hacernos cargo como comunidad internacional.

Seamos claros: como ha dicho Robert Gilpin, el Talón de Aquiles de la globalización es la falta de instituciones, es decir, de reglas del juego claras y estables (y equitativas, me atrevo a añadir). La economía y los mercados no actúan en un vacío político e institucional. Asegurar la gobernabilidad global pasa por un proceso de construcción de instituciones. Ese es el principal desafío en términos del futuro. Ese es también el desafío que enfrentamos entre Europa y América Latina.

Dentro de pocos días se realizará la Cumbre de Río+20, en la que deberemos analizar con toda franqueza si en estos veinte años hemos avanzado efectivamente en materia medioambiental y de protección de la biodiversidad.

Asimismo, tendría lugar una nueva Cumbre del G-20, grupo en el que, sumados los europeos y latinoamericanos representamos casi mil millones de personas y un porcentaje muy relevante del producto mundial.

Importante responsabilidad la que nos cabe entonces, si somos consecuentes con lo planteado en el documento de la Comisión Europea de 2009, presentado como base del diálogo en la VI Cumbre de Madrid, en cuanto a constituirnos ambas regiones en >.

Una sociedad de actores globales implica muchas cosas.

Desde luego, requiere de una relación igualitaria en la que ambas partes se posicionen con el mismo grado de responsabilidad, no obstante las asimetrías que existan en el tamaño de las economías o en el peso específico de cada región en el contexto global.

Implica, asimismo, una conciencia plena de la complementariedad entre ambas partes, capaz de generar sinergias políticas, productivas, financieras, ecológicas, comerciales, de mutuo beneficio. En consecuencia, ser capaces de definir los puntos focales en los que se basa esa relación estratégica, los que deben constituir la matriz y el sentido de la misma.

Significa, por último, entender del mismo modo el significado de >, porque muchas veces se confunde lo estratégico con lo táctico, y lo táctico con lo operativo. Entender bien esto hace la diferencia entre políticas de coyuntura y políticas de largo plazo.

En las actuales circunstancias de incertidumbres y desafíos globales, y de crisis sistémicas como la asiática de fines de los años noventa, la crisis financiera de 2008, o la actual crisis de la eurozona, debemos ser capaces de vencer la tendencia a lo puramente táctico, coyuntural y local, y situarnos en una perspectiva de largo plazo, estratégica y global.

El coyunturalismo, la mirada de corto plazo, tanto en Europa como en América Latina, tienen su expresión más nefasta en el renacer del nacionalismo, el populismo y el proteccionismo, tres elementos que atentan contra los avances de la humanidad en términos de integración, cooperación, desarrollo y paz internacional.

Recordemos que la visión de Robert Schuman, Jean Monnet, Alcides de Gasperi o Konrad Adenauer, algunos de los precursores de la Unión Europea, tuvo como enemigo declarado el nacionalismo, a partir de un sentido de la responsabilidad en la construcción de Europa, que se inicia con los acuerdos del Acero y el Carbón a fines de los años cuarenta entre Alemania y Francia, y que fue tomando forma a partir del Tratado de Roma, de 1957, todo ello en las antípodas del populismo y el proteccionismo.

Tanto en Europa como en América Latina encontramos síntomas de nacionalismo económico, de populismos de izquierdas o derechas, de miradas paranoicas y xenofóbicas frente a los procesos de inmigración, con posturas y apelando a sentimientos que...

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