Siria y la proliferacion balistica: consecuencias para Israel.

AuthorLeyton, Cristian
PositionMedio Oriente

Uno de los grandes problemas relacionados con la estructura de seguridad en el Medio Oriente y mundial es la tendencia a la proliferación de los misiles balísticos. Estos sistemas de armas de expedición letal son los únicos para los cuales no existe actualmente defensa activa creíble. La única manera de defenderse de ellos es la acción preventiva, esto es, destruirlos antes de su lanzamiento o impedir que un Estado los adquiera. Su proliferación trae consigo radicales transformaciones en el ámbito de las políticas de defensa: éstas deben readecuarse a los nuevos escenarios de paz, de guerra o de crisis bélica mayor, trayendo consigo períodos de creciente desestabilización. El caso sirio y, en especial, su relación con Israel es un claro ejemplo de esta problemática. La difusión de misiles balísticos no debe ser vista sólo como fuente de amenaza, por el contrario, en determinadas condiciones la proliferación puede surgir como variable de estabilidad al cristalizar o reforzar el fenómeno de disuasión, en este caso balística. El objetivo de este trabajo es hacer la luz sobre aspectos poco estudiados en el medio de los estudios estratégicos en Chile, pero que son de gran importancia en el ámbito internacional y cuyas consecuencias podrían alcanzar a Chile y su entorno regional en determinado momento.

  1. INTRODUCCIÓN AL CASO ISRAELÍ

    La valoralización militar del misil por los soviéticos en 1957 (1), como vehículo capaz de transportar y proyectar cargas nucleares a enormes distancias y velocidades, abrirá todo un debate en el campo de la geopolítica, más precisamente, en el de la geoestrategia militar.

    Lo esencial de este debate no se situará en el nivel de las capacidades técnicas revolucionarias de los nuevos vectores estratégicos, puesto que en ese plano hay consenso (2), sino más bien en sus consecuencias para la estrategia militar y, más generalmente, para la seguridad militar de los Estados.

    ¿El desarrollo de los vectores balísticos anula el valor militar del espacio geoestratégico? Si fuera así ¿en qué condiciones se transforma la seguridad militar de los Estados?

    Para responder, nos serviremos del caso israelí y de lo que constituye la esencia misma de la problemática del conflicto israelo-árabe: la ocupación y anexión de los territorios árabes por Israel en junio de 1967.

    Históricamente, la configuración geográfica de Israel ha sido fuente de un extremo sentimiento de vulnerabilidad militar en los círculos político-militares israelíes (3). "The entire country is a frontier", declarará el general Moshe Dayan (4). En efecto, su posición de Estado litoral, su estructura física y su extensión, asociadas a sus características físicas humanas, especialmente la existencia de vacíos demográficos en sus extremos y la concentración económica y demográfica en el centro del país, hacen que su defensa militar constituya un problema casi insoluble en el plano de la high politics, es decir, de la protección militar de su territorio. Ahora bien, las consideraciones de orden geopolítico no constituyen una barrera en el ámbito de la seguridad militar de un Estado a menos que vayan unidas a la existencia o no de un factor de hostilidad inter-estatal. En el caso israelí, la percepción de amenaza es absoluta: el Estado israelí sería víctima de un "encierro estratégico" por Estados que buscan su destrucción como entidad política (5).

    Esta percepción de amenaza, pese a ser lineal a lo largo de toda la existencia del Estado hebreo, se manifestará de manera dramática entre el nacimiento mismo del Estado judío (mayo 1947) y el período anterior a la Guerra de los Seis Días (junio 1967). En efecto, la proximidad de los centros vitales del Estado israelí respecto de las fronteras políticas árabes y la concentración de sus fuerzas vivas en una estrecha banda territorial insertada en su propio territorio, hacen que Israel carezca de profundidad estratégica, es decir, que ningún espacio geográfico se interponga entre las fronteras políticas del Estado israelí y aquéllas de los Estados árabes vecinos --el caso del flanco este-- o que la configuración topográfica de las zonas fronterizas lo impidan, incita y facilita una estrategia ofensiva enemiga (el caso de los flancos norte y sur). En este contexto, Israel no puede operacionalizar una política de defensa militar pasiva, es decir, de absorción de un primer ataque y de contraataque, pues no cuenta con territorio de repliegue.

    Dicho esto, Israel debe internalizar una doctrina de defensa activa--preventiva, basada en la instauración de un sistema casus belli. En general, esta política preconiza que si tras tener evidencia de que el adversario se apresta a iniciar una guerra o un ataque mayor, las fuerzas israelíes deben estar en condiciones de comenzar primero las hostilidades mediante un ataque sorpresa, trasladándolas lo antes posible a territorio enemigo.

    En 1967, la Guerra de los Seis Días procuró al Estado hebreo territorios adicionales. En este sentido, teóricamente Israel aumentó de manera sustancial al adquirir dotarse de una capa protectora alejando de sus centros vitales las fronteras político-militares de los Estados árabes, que le son geográficamente inmediatas. Así, después de 1967, Israel tuvo por primera vez fronteras defendibles (6) y a partir de entonces no necesitó una defensa preventiva (7) porque la ocupación de Cisjordania, las Alturas del Golán, la Banda de Gaza y el Sinaí le dieron profundidad estratégica. Sin embargo, en 1981, Ariel Sharon, actual Primer ministro y a la sazón Ministro de Defensa de la administración Begin, declaró que la posición geoestratégica del Estado hebreo había regresado al período anterior a 1967 y sostuvo que: "We should have realized that, because of the natural military forces, which are highly mobile, armored and mechanized, instead of consisting mainly of infantry, as in the past, and because of the range of weapon systems in the Arab order of territory, we face on our present borders the very same defense problems we had on our 1967 lines (8)".

    En otras palabras, Israel habría perdido la profundidad territorial adquirida en 1967 y sus fronteras políticas y militares habrían dejado de ser defendibles. ¿Que sucedió? ¿La ocupación, desmilitarizaron y anexión de ciertos territorios árabes ya no garantizan la seguridad militar de Israel?

    Al parecer, la profundidad estratégica adquirida luego de la Guerra de los Seis Días dejó de constituir un valor militar defensivo frente a la proliferación de los nuevos sistemas de armas en el Medio Oriente.

    La difusión horizontal de los sistemas de ataques balísticos hacia los actores árabes hostiles al Estado israelí le impone un problema mayor para su defensa militar. En efecto, la creciente capacidad de fuego de estas nuevas armas, su velocidad de ataque, su precisión, su alcance y letalidad pone en entredicho el fundamento mismo del principio de fronteras seguras mediante la profundidad estratégica. Ni la topografía, ni el tiempo, ni el espacio son barreras para los nuevos sistemas de armas, particularmente los misiles. No hay defensa activa creíble frente a los vectores balísticos (9), especialmente por sus capacidades ilimitadas de penetración de los espacios geográficos enemigos. Pareciera entonces que la ocupación militar de los territorios árabes, conquistados y ocupados desde junio de 1967, ya no garantiza la inviolabilidad del territorio israelí.

    A partir de esta nueva óptica, cabe preguntarse si la búsqueda y conservación de una profundidad estratégica in situ por el Estado hebreo, sigue siendo una base que le permita garantizar la seguridad militar total. La proliferación de sistemas de armas de alta tecnología que permiten contrarrestar los espacios geográficos ¿impiden que el Estado israelí cuente con fronteras defendibles? Finalmente, ¿la seguridad militar hebrea puede aún alcanzarse mediante la ocupación militar de territorios árabes? Lo anterior es la base de la percepción de inseguridad de Israel y del conjunto de la problemática palestina actual.

    Como se dijo, hasta hoy, el vector balístico es el único sistema de armamento capaz de penetrar el espacio aéreo en minutos y desde cualquier parte del globo sin tener que sufrir los efectos neutralizadores de las capacidades de defensa activas adversas.

    En este sentido Seth Carus afirma:" There is no existing method of destroying ballistic missiles after they have been launched because the missiles travel to fast for conventional antiaircraft to shoot them down (10). Además, no sólo pueden expedir cargas convencionales, sino también nucleares, biológicas, químicas y bacteriológicas.

    La penetrabilidad ilimitada del vector balístico es el fundamento del problema político en cuestión; el misil emergerá no sólo como el arma disuasiva perfecta, sino además, de sorpresa estratégica. Ahora bien, el hecho de que, una vez guiado hacia su objetivo, el vector balístico no pueda ser detenido por una acción de intercepción, no impide que lo sea por una acción político-militar de los centros de decisión estatales, vale decir, mediante la disuasión o una estrategia de prevención.

  2. SIRIA Y LA PROLIFERACIÓN BALÍSTICA: CONSECUENCIAS PARA ISRAEL

    En 1973, durante la Guerra de Yom Kippur, la ofensiva siro-egipcia se limitaba a objetivos situados en zonas próximas a los límites del cese del fuego de 1967. Esto se explica por la cobertura aérea defensiva de que gozaban las fuerzas aéreas árabes, en especial de los sistemas de misiles tierra-aire SAM-6 y SAM-7 soviéticos. En ningún momento éstos trataron de penetrar el espacio aéreo israelí para atacar masivamente su heartland. Los Estados Mayores de ambos ejércitos, conscientes de la supremacía aérea de la fuerza aérea israelí, limitaron sus misiones de ataque a ofensivas sobre centros logísticos y de comunicación (11), en su mayoría ubicados en la periferia metropolitana israelí.

    Nueve años más tarde, en junio de 1982, durante la invasión del Líbano por Israel, las fuerzas aéreas siria e israelí...

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