La politica de la transferencia internacional de tecnologia en America Latina.

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Este trabajo es un estudio de las políticas de transferencia internacional de tecnología en los países de América Latina. Pretendemos mostrar la necesidad de tener a los nuevos desarrollos tecnológicos y los cambios de políticas económicas como marco de referencia parca entender la evolución del pensamiento acerca de la transferencia internacional de tecnología en la región y el consecuente diseño y rediseño de políticas al respecto. Como corolario, en primer lugar, intentamos adelantar la tesis de que, paradójicamente, estas políticas han sido simultáneamente exitosas y frustrantes. En segundo lugar; en términos de tecnología política, la transferencia internacional de tecnología juega un rol importante en la estabilidad social del futuro.

Para los efectos de nuestro estudio, por un lado, examinamos la evolución histórica del pensamiento y políticas de transferencia internacional de tecnología en América Latina a fin de entender por qué se le ha considerado importante. Examinamos también el diseño, implementación y resultados institucionales de las políticas respectivas. Por otro lado, en un intento de contribuir con algunos alcances teóricos, organizamos este trabajo proponiendo una diferenciación de etapas históricas en la evolución del pensamiento y políticas acerca de la transferencia internacional de tecnología en América Latina. Este esfuerzo teórico trata de reafirmar la idea de que los cambios tecnológicos y las modificaciones de las políticas económicas forzaron drásticas transformaciones en las políticas de transferencia internacional de tecnología en la región, afectando a su vez radicalmente el rol y función de las instituciones y actores involucrados.

LA ERA DEL DESARROLLO NACIONAL

  1. Perspectiva histórica

    Después de la Segunda Guerra Mundial, dado el poder demostrado por las nuevas tecnologías en el campo de batalla, se produjo un consenso internacional acerca de la necesidad de promover el desarrollo científico y tecnológico al servicio de la paz. Durante los años cincuenta, conceptos como desarrollo, industrialización, planificación, organización, e identidad de la "comunidad científica nacional" tomaron mucha fuerza dentro de los círculos de opinión intelectual de los países latinoamericanos. Esta actitud era consecuente, por lo demás, con la institucionalidad internacional surgida después de la guerra, la cual propició explícitamente esta línea de conceptos.

    La Unesco fundó un Departamento Científico y, desde éste, comenzó a propugnar un modelo de política de desarrollo científico/tecnológico. El objetivo declarado del modelo era hacer posible la "investigación científica nacional" de alto nivel. La teoría sustentadora del modelo era que el conocimiento científico y la experiencia en investigación científica iban a "empujar" el desarrollo socioeconómico nacional. La premisa básica de esta línea de pensamiento era que "buena ciencia" -física, química, y otras disciplinas básicas- crearía "buena tecnología", definida esta última como la aplicación del conocimiento científico a la procura de metas de productividad económica.

    En 1970, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Estrategia Internacional para el Desarrollo, 1971-1980 (UN 1971a). Esta estrategia consideraba explícitamente la contribución de la ciencia y la tecnología para el desarrollo de los países en vías de desarrollo y la importancia de la transferencia internacional de tecnología (UN 1971b). En este contexto, el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas instruyó a sus Comisiones Regionales que tomaran iniciativas concretas en este ámbito. Fue así como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) decidió promover la transferencia de tecnología en la región, para lo cual estudió y recomendó la creación de sistemas de información científica y tecnológica, de patentes y de transferencia tecnológica entre los países del área. Adicionalmente, hubo varios esfuerzos sobre la misma materia dentro de América Latina.

    No es de sorprender, entonces, que ya en la década de los sesenta el programa estadounidense Alianza para el Progreso en América Latina hiciera del desarrollo científico y tecnológico un objetivo explícito de dicho programa. En línea con el espíritu "desarrollista" de la Alianza, la Organización de los Estados Americanos (OEA) creó el Departamento de Asuntos Científicos y Tecnológicos. Acto seguido, este Departamento puso en marcha un programa destinado a iniciar un proceso de desarrollo científico y tecnológico en la región.

    Este conjunto de circunstancias políticas internacionales creó las condiciones para lanzar un ambicioso plan de transferencia internacional de tecnología hacia América Latina y dentro de ella. Hasta hoy, el esfuerzo de aquella época constituye el más completo y coordinado programa con este fin realizado en la región. Fue así como de acuerdo con el Programa Regional de Desarrollo Científico y Tecnológico de la OEA, la División de Planes y Estudios de su Departamento de Asuntos Científicos y Tecnológicos preparó un marco conceptual para definir y ejecutar un "proyecto piloto" de transferencia internacional de tecnología en América Latina.

  2. El Proyecto Piloto de Transferencia de Tecnología

    El Proyecto Piloto de Transferencia de Tecnología de la OEA (OEA, 1972) ejemplifica la preeminencia del enfoque de desarrollo económico nacional y la influencia de factores y actores internacionales externos en el pensamiento y las consiguientes políticas de ciencia y tecnología en los países latinoamericanos. En efecto, durante los años '60, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD) creó un programa para enfatizar y propiciar el rol de la ciencia y la tecnología en el desarrollo.

    Este programa propone expresamente "un método para definir los requerimientos de investigación científica y tecnológica en relación al desarrollo económico". (OCDE, 1968a:19) Este método consiste en crear "grupos de trabajo" para ejecutar "proyectos pilotos". El objetivo explícito de estos proyectos piloto era construir instituciones capaces de administrar eficientemente políticas de ciencia y tecnología, pues ellas son "de particular necesidad en países en vías de desarrollo". (OCDE, 1968b:147).

    El esquema conceptual de la OCDE planteaba, en primer lugar, una correlación básica entre desarrollo tecnológico y desarrollo económico. En segundo lugar, la falta de desarrollo tecnológico se debería a la inexistencia de un mercado tecnológico nacional. De acuerdo con este enfoque, la falta de demanda tecnológica interna por parte del sector productivo nacional tiene como contrapartida la importación de tecnología foránea, la cual, a su vez, sería parte del mercado internacional de tecnología. Por esta razón, las políticas nacionales de ciencia y tecnología imperiosamente tienen que considerar el proceso internacional de transferencia de tecnología (Gonod 1972). Este proceso determinaría la distribución internacional de tecnología y funcionaría de acuerdo con principios básicos de mercado. En consecuencia, la inversión extranjera, los joint-ventures, los contratos de compra de tecnología (licencias, patentes, marcas), y las transacciones de materias primas, de bienes de capital y de soporte técnico serían actos propios del mercado internacional de transferencia de tecnologías. Acciones que involucraran bienes no transables, tales como el libre flujo de conocimiento científico y la asistencia técnica y profesional, no formarían parte del mercado internacional de tecnología, pero deberían ser consideradas en las políticas de transferencia internacional de tecnología.

    De esta manera, el enfoque y metodología propuesto por la OCDE, fuertemente influenciados por el pensamiento francés en materia de política de ciencia y tecnología, fue llevado a la práctica por la OEA en el Proyecto Piloto de Transferencia de Tecnología, impulsado por el gran interés estadounidense de llevar a cabo un programa tecnológico para el desarrollo (OEA, 1971 y 1972b). El resultado más importante del proyecto fue la creación de grupos de "expertos en políticas de tecnología" en cada uno de los países participantes en el proyecto. Estos expertos se transformaron en los promotores políticos y administradores de las políticas de tecnología en los países latinoamericanos. Es de notar que la gran mayoría de estos nuevos expertos no provenía de la comunidad científica, sino más bien eran especialistas provenientes de la economía, la administración pública y la ingeniería. Precisamente, estos profesionales se transformaron en expertos en política de ciencia y tecnología debido a su participación en el proyecto piloto de la OEA. Las comunidades...

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