La evaluación entre iguales: ¿un método efectivo?

AuthorCesáreo Gutiérrez Espada/María José Cervell Hortal
Pages331-338

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  1. Desde que la Declaración de La Sorbona (1998), más tarde la de Bolonia (1999) y programas, en fin, tan importantes como el Proyecto Tuning, que pretende identificar los puntos de convergencia respecto de las competencias que los sistema educativos de los Estados miembros de la UE deberían garantizar (The Tuning Educational Structures in Europe [2002], http:// www.eees.ua.es/estructuras_europa/tunning.pdf) dieran el pistoletazo de salida a la implantación del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) muchos han sido los retos que se han plan- teado al profesor universitario. Y aunque la introducción de nuevos métodos de impartir docencia ha sido uno de los cambios en los que más se ha insistido y sobre los que más se ha escrito, la reforma que se avecina exige también modificaciones en los métodos de evaluación, pues sólo así, con cambios que afecten globalmente a todo el proceso universitario, será posible pasar de una mera enseñanza (modelo actual) a un auténtico aprendizaje. El Informe Universidad 2000 (http://www.crue.org/informeuniv2000.htm.), de hecho, ya consideró que la evaluación debe ser uno de los ejes en torno a los cuales se centre la reforma del sistema universitario español (p. 194). Esta Nota pretende describir y analizar una experiencia de evaluación docente, acorde con estas nuevas tendencias, llevada a cabo por los dos profesores que la firman en la Facultad de Derecho de la Universidad de Murcia durante el Curso 2007-2008.

  2. Antes de introducirnos de lleno en la descripción de la misma quizás sería necesario dedicar unas líneas a la evaluación, proceso que podría definirse como el conjunto de actuaciones encaminadas a otorgar un juicio o una valoración sobre algo (en nuestro caso, sobre el proceso de aprendizaje) de acuerdo con determinados criterios (Martínez Ruiz y Sauleda Parés, 141). Con la evaluación se analiza y valora una información sobre un tema concreto, se emite un juicio acerca del mismo y se informa de los resultados.

    En lo que se refiere a los tipos de evaluación existentes, y si atendemos a los operadores que los llevan a cabo, podríamos destacar los siguientes: evaluación por terceros, la evaluación tradicional, obra de un experto en la materia (profesor, normalmente), al que se supone independiente y que califica el proceso de aprendizaje del alumno de manera objetiva; autoevaluación, en la que son los individuos que van a ser evaluados los que llevan el peso de este proceso, es decir, serán ellos mismos quienes determinarán la calificación que su esfuerzo en el aprendizaje y los resultados obtenidos merecen; evaluación entre iguales, que en líneas generales implica que sean los propios alumnos quienes determinen la calificación de sus compañeros; y coevaluación, que supone una combinación de elementos existentes en las anteriores, siendo la nota que la define el que en el proceso evaluativo intervienen tanto el profesor como los alumnos, siendo uno de sus posibles diseños el que permitiera a éstos, de una parte, valorar de manera grupal los trabajos de prácticas llevados a cabo en el aula y asignarles una nota y, de Page 332 otra, que el profesor realizara la misma labor, siendo la calificación final la media de las notas de alumnos y profesor.

    En la evaluación entre iguales (peer reviewing), son colegas (individuos en idéntica situación y circunstancias) los que valoran el trabajo realizado y emiten un juicio crítico, otorgando la calificación que, conforme a esfuerzo y resultados obtenidos, estimen conveniente. En realidad la técnica es común en el ámbito de la investigación (revisión por pares), de donde ha sido importada para comenzar a aplicarse también en la vertiente docente. Este método evaluador implica algo más que la simple concesión por los alumnos-compañeros de una calificación dada, siendo quizás su ventaja más importante el fomento y la consolidación del aprendizaje que genera, impulsándose con él la reflexión, la participación del estudiante y su sentido de la responsabilidad.

  3. Cuando los profesores que suscriben estas líneas se plantearon desarrollar una iniciativa evaluadora diferente a la tradicional a lo largo del curso 2007-2008, se decantaron por la evaluación entre iguales, movidos entre otras razones por el deseo de implicar más al alumno en el proceso evaluativo y la esperanza de que ello contribuyera a aumentar su motivación por la asignatura. La puesta en práctica del experimento se hizo en dos de los grupos de Instituciones de Derecho Comunitario (curso 3.º de la titulación de Derecho), con los que creímos podríamos conectar mejor en esta experiencia docente; no en vano habíamos sido ya sus profesores en segundo curso, en la disciplina de Derecho Internacional Público, y habíamos desarrollado con ellos, en el Curso 2006-2007, un primer ensayo de nuevos métodos docentes (Gutiérrez Espada y Cervell Hortal, 61 ss.). Iniciamos la experiencia sabedores, en cualquier caso, de que el método de evaluación entre iguales es controvertido y no sólo entre buena parte del profesorado, reacio a abandonar su monopolio sobre la calificación, sino también del alumnado, que no se fía de que alguien distinto del profesor (sus compañeros, en este caso) sea quien determine cuál va a ser su nota final. Pese a todo, y con los matices que en su momento señalaremos, el método si se aplica en su justa medida puede ser una herramienta de trabajo de no poca utilidad para el profesor.

    La evaluación entre iguales se empleó tan sólo para una parte de la nota final en su globalidad. En concreto, se aplicó a un trabajo de investigación que los alumnos tenían que redactar y versaba sobre uno de los últimos temas del programa de Instituciones de Derecho Comunitario. Hicimos un esfuerzo especial en explicar la experiencia con carácter previo, conscientes sus autores de que suscitaría más de una duda. A tal fin, se entregó a los alumnos una documentación en la que se detallaba con exactitud en qué consistía este tipo de evaluación, a qué temas afectaría, cuáles serían las fechas de entrega y corrección de los trabajos y qué porcentaje de la nota final suponía, prestándose singular atención a dos aspectos: (i) En primer lugar, la justificación de la iniciativa. La mayoría del alumnado que actualmente pisa las aulas de nuestras universidades no necesitará encararse directamente al proceso de Bolonia, pero aún así y considerando los aspectos positivos que éste comporta creímos conveniente comenzar a explicarles en qué consiste y aplicar algunos de los métodos docentes y evaluativos que puede llevar aparejado; en las encuestas que el alumnado contestó, a la pregunta de si conocían este método de trabajo y evaluación, sólo 18 alumnos, de un total de los 75 que, entre los dos grupos, entregaron el cuestionario, contestaron afirmativamente. Además, el alumno suele motivarse cuando se introducen técnicas de trabajo en el aula distintas a las habituales, incluso aunque (como también ocurre) existan quejas al respecto. De...

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