El movimiento de mujeres: agentes conductores de la agenda publica.

AuthorRein, Tatiana

Resumen

El presente artículo explora los movimientos de mujeres en cuatro países de Sudamérica: Argentina, Brasil, Chile y Uruguay. Mediante el empleo de una comparación cualitativa intenta determinar si en esos países existe un movimiento unitario en la lucha por los derechos de las mujeres. Además, indaga en las características de los movimientos, que determinan su capacidad de influir en la agenda pública. Los resultados sugieren que en todos ellos puede efectivamente identificarse un movimiento unitario de mujeres, pero se observan diferencias respecto del grado de vinculación entre las diversas organizaciones, así como de la autonomía e independencia respecto del Estado, variaciones que inciden en su capacidad de influir en la agenda pública.

PALABRAS CLAVE: movimientos de mujeres--movimientos sociales--género--América Latina--Sudamérica

Abstract

The present article explores the characteristics of women's movements in four countries of South America: Argentina, Brazil, Chile and Uruguay. Through the employment of a qualitative comparison, it intends to determine if in those countries there is a unitary movement in the struggle for women's rights. Moreover, it enquires into the characteristics of the movements that determine their capacity to influence the public agenda. Results suggest that in all cases it is possible to identify a unitary women's movement, but that there are differences in the level of networking among the various organizations, as well as in their autonomy and independence from the state. These differences shape their differing individual capacity to influence the public agenda.

KEYWORDS: women's movements--social movements--gender--Latin America--South America.

Women's movements as agents of the public agenda

INTRODUCCIÓN

El presente artículo fue elaborado dentro del contexto de los estudios de doctorado de la autora, que apuntan a determinar las estrategias que utilizan los movimientos de mujeres para influir en las políticas contra la violencia doméstica. El análisis se enmarca en un estudio comparado en cuatro países de Sudamérica, a saber, Argentina, Brasil, Chile y Uruguay. Para ello primero hay que determinar cuándo estamos en presencia de movimientos de mujeres y qué características requieren para poder influir en las políticas. Este es precisamente el primer paso del doctorado, que se abordará en este artículo. En futuros artículos se intentará determinar qué estrategias emplean los movimientos y cuánto influye el contexto político en los movimientos de mujeres a la hora de determinarlas.

Para determinar cuáles son las características de los movimientos de mujeres en los países en estudio y dado que no hay mucha bibliografía al respecto se empleará un estudio cualitativo comparado utilizando el Most Similar System Design, que permite determinar semejanzas y diferencias en los casos escogidos. Los datos para realizar el análisis corresponden fundamentalmente a respuestas a cuestionarios que dieron representantes de organizaciones de mujeres de los países y especialmente a entrevistas personales semiestructuradas con ellas realizadas en las capitales de tres de los países, Argentina, Chile y Uruguay y en la ciudad de Sao Paulo, en el caso de Brasil.

El artículo examina la composición de las organizaciones y su liderazgo, la fuerza que tienen los movimientos en cada uno de los países y su nivel de autonomía e independencia respecto del gobierno, para concluir que efectivamente es posible considerar que los cuatro países poseen movimientos de mujeres, en algunos casos más fuertes que otros, como sería el caso de Brasil, que en algunos el grado de autonomía es menor, como sería el caso de Uruguay y que otros tienen capacidad de ejercer presión, fundamentalmente respecto de ciertos y determinados temas, como en Chile y que hay casos mucho más complejos de analizar, como el de Argentina, donde existe un movimiento diferente de aquel de los otros tres y de lo sugerido por la doctrina, que tendría importante capacidad para ejercer presión en los temas en que logren ponerse de acuerdo.

LOS MOVIMIENTOS DE MUJERES

En el intento de determinar qué actores son relevantes para que la agenda política incluya temas relativos al género y por que estos se incorporen en políticas públicas (Wängnerud, 2000; Swers, 1998; Stetson and Mazur, 1995), algunos autores han sugerido que uno de los actores clave serían los movimientos de mujeres (Weldon, 2002: 5; Johnson, 2007; Johnson Y Brunell, 2006). Precisamente, uno de los grandes temas relativos al género, la violencia contra las mujeres, ha sido incorporado en la agenda publica gracias a la presión ejercida por estos movimientos, que fueron los primeros en señalar la atención hacia el problema, a la vez que se organizaron para dar alguna respuesta a mujeres que eran objeto de alguna forma de violencia (Dobash y Dobash, 1992: 1; Weldon, 2002a: 113: Kurz, 1989: 489). En efecto, fue después de que los movimientos de mujeres empezaron abiertamente a reconocer la violencia doméstica como un problema público que los gobiernos y los parlamentos comenzaron a tratarla como asunto de interés (Araujo et al, 2000: 134-5), fenómeno que se repite respecto de la participación política de las mujeres (Bataille y Gaspard, 2000: 55).

De este modo, partiendo de la base de que fueron los movimientos de mujeres los que instalaron en la agenda pública los asuntos de género, el siguiente paso es definir qué se entiende por ellos y qué características deben tener para poder influir realmente en la agenda pública. Al respecto, algunos autores los han definido a partir de los requisitos que debe reunir un movimiento para ser considerado movimiento de mujeres. Siguiendo a Beckwith (2007: 313) y Weldon (2006: 114), se puede señalar, en primer lugar, que los movimientos de mujeres se componen de organizaciones sociales integradas fundamentalmente por mujeres. En segundo lugar, las mujeres generalmente son los actores principales y sus líderes. Finalmente, las organizaciones de mujeres que los componen reivindican fundamentalmente asuntos de género (Baldez, 2003: 2003). Dentro de los movimientos de mujeres suele haber organizaciones feministas, que son aquellas que desafían el patriarcado y la distribución del poder político y social, entre otros, que conduce al dominio y subordinación de las mujeres sobre la base del género (Beckwith, 2007: 314). Es decir, las organizaciones de mujeres son feministas según si persiguen o no mejorar la condición de las mujeres (Weldon, 2002: 63).

El que las mujeres puedan considerarse como un grupo que tiene una agenda común es un tema discutible. Para algunos autores, las identidades sociales son demasiado complejas y cambian a lo largo del tiempo y de grupo en grupo. Así, se ha criticado la percepción de que las mujeres son un grupo que tiene características esenciales o naturales. Sin embargo, considerarlas como grupo no se refiere a que compartan experiencias o una identidad específica, sino a su relación con las normas sociales e instituciones que las afectan. Del mismo modo, más que por características esenciales, se las considera como grupo para distinguirlas de otros (Weldon, 2002: 72). De acuerdo con esta perspectiva, en este artículo se considera, en principio, que en cada uno de los países en estudio puede haber diversos grupos, pero un solo movimiento de mujeres. Sin embargo, se intentará determinar si cada uno de los movimientos actúa de manera unitaria, con objetivos y estrategias comunes o si se trata más bien de un movimiento fragmentado, que carece de capacidad de acción o de respuesta unitaria. En un caso extremo de división se revisará el supuesto de que el movimiento de mujeres es unitario.

La existencia de un movimiento de mujeres es fundamental para provocar el cambio en las políticas, pero no basta simplemente que exista, se requiere que sea fuerte, autónomo e independiente. Se entiende por autonomía que esté organizado al margen de los partidos políticos y de las estructuras gubernamentales y por independencia, que no dependa de ellos. Ambas características son importantes debido a que se considera que la vinculación con partidos políticos o con el gobierno dificulta o impide influir en la agenda política. Por último, la fuerza se vincula con el número de organizaciones que componen el movimiento (Weldon, 2002: 6).

De este modo, el movimiento debe ser autónomo, es decir dedicarse a promover el mejoramiento de la condición de las mujeres y su bienestar independientemente de partidos políticos y otras asociaciones cuyo objetivo principal no sea la condición de las mujeres (Weldon, 2002: 79). La autonomía es importante porque solo cuando las mujeres forman grupos que se identifican mutuamente como tales pueden articular dicha perspectiva. Por otra parte, la independencia es importante porque permite traducir la agenda de las mujeres en la agenda de la organización (Weldon, 2002: 84).

La fuerza de los movimientos de mujeres puede determinarse por el número de organizaciones de mujeres, el número de sus miembros y el grado de apoyo que obtienen (Weldon, 2002: 80). La fuerza influye en su capacidad de hacer que el Estado responda a las problemáticas de las mujeres (Johnson and Brunell, 2006: 580)

METODOLOGÍA

Como se ha señalado, el presente artículo forma parte de la investigación de los estudios de doctorado de la autora y los datos analizados corresponden a los obtenidos en dicha investigación, que fueron objeto de un análisis cualitativo en cuatro países de Sudamérica, a saber, Argentina, Brasil, Chile y Uruguay mediante el método de comparación denominado Most Similar System Design (Faure: 1994: 310).

Para determinar las características de los movimientos de mujeres en los países señalados se realizaron entrevistas personales semiestructuradas a representantes de organizaciones de mujeres de cada uno de los países y se enviaron cuestionarios a organizaciones de mujeres de estos. Como fueron los principales...

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