A Journey. My Political Life.

AuthorWilhelmy, Manfred

A Journey. My Political Life

Tony Blair

Nueva York y Toronto, Alfred A. Knopf, 2010, 699 pp.

Tony Blair ganó un escaño parlamentario por el Partido Laborista en 1983. Once anos después sería elegido líder de su partido y en mayo de 1997, victorioso en la elección general de esa fecha, se convertiría en Primer Ministro, cargo que detentó hasta junio de 2007.

En estas páginas comentamos la edición americana de las memorias políticas de Tony Blair, texto que incluye una Introducción especialmente escrita para Estados Unidos. Nos limitaremos al decenio de gobierno de Blair, sin extender el comentario a las sin duda interesantes actividades de lo que califica como su >.

Blair ha sido uno de los estadistas de mayor gravitación contemporánea. Ello puede atribuirse a sus especiales condiciones de liderazgo y también al hecho de que el Reino Unido -otrora potencia hegemónica, actualmente una potencia mediana en lo económico- conserva una significativa influencia política global. Esto no solo se debe a que es una potencia nuclear y miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, sino también a un > que sigue irradiando desde Londres y que combina multiples dimensiones que trascienden la condición de >.

El ascenso de Tony Blair en las filas del laborismo no fue el de un político más, sino que marcó una transformación de su

colectividad, cambio que le permitió romper un largo período de alejamiento del poder y ganar tres elecciones generales sucesivas (1997, 2001 y 2005).

El gobierno de Blair abarcó una serie de hechos que conmocionaron a la opinión pública, desde la trágica muerte de la princesa Diana a fines de agosto de 1997 (tema de todo un capítulo) hasta la campana antiterrorista iniciada después de los sucesos del 11 de septiembre de 2001.

Blair describe con franqueza su ambígua relación con la monarquía. Procura en primer lugar disipar cualquier malentendido al respecto, afirmando su lealtad a la forma de Estado y a la Reina. Caracteriza a la soberana (quien lo recibió como > décimo Primer Ministro) como > en el desempeño de su papel, y expresa su aprecio por la família real. Pero subraya que la distancia social y psicológica frente al > británico es una circunstancia que no puede ser ignorada por un político de clase media, distancia que, en su caso personal, ha resultado decisiva para su identificación con el laborismo.

En el contexto del trágico fallecimiento de Diana, enfatiza que su prioridad fue proteger a la Reina, y por su intermedio a la Corte. Pero su visión del entorno de la monarquía es que desde ese mundo se prefiere interactuar con conservadores integrados al >, o con laboristas de tipo >, esto es, sindicalistas, representantes del mundo obrero, con lo que ello implica en términos de estilo y cultura. Su percepción, en cambio, es que él ha sido visto como un poco >, probablemente cercano a gente del tipo >, que tienden a romper esquemas establecidos y que provocan, en consecuencia, cierta suspicacia en las élites tradicionales. Esa comprobación de la existencia de una brecha social entre el gobernante y su círculo cercano y el > que rodea a la Corte nunca se superaría por su parte ni, presumiblemente, por la otra.

El autor describe -en detalle y, en nuestra opinión, con naturalidad- los complejos procesos de toma de decisiones en que le tocó participar, defendiendo vigorosamente tanto su postura reformista en los asuntos británicos (las políticas del...

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