Los límites de la hegemonía estadounidense: deserciones y disidencias en la coalition of the willing

AuthorCaterina García Segura/Josep Ibáñez Muñoz
PositionProfesora Titular de Relaciones Internacionales - Universidad Pompeu Fabra/Profesor Lector de Relaciones Internacionales - Universidad Pompeu Fabra
Pages771-794

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I Introducción: el alcance de la hegemonía estadounidense

Un lustro después de la invasión de Iraq por parte de las tropas estadounidenses y aliadas, el gobierno de los Estados Unidos seguía sin poder retirar sus tropas de territorio iraquí. Pese a las dificultades de la reconstrucción posbélica y al elevado riesgo de guerra civil abierta, la intención de abandonar a los iraquíes fue hecha pública en varias ocasiones durante la segunda mitad del año 2005. Sin embargo, hacía ya tiempo que se habían retirado de Iraq muchos de los países que habían participado en la Coalition of the Willing, la coalición de Estados dispuestos a contribuir al esfuerzo Page 772 bélico estadounidense1. Y estas retiradas se produjeron en algunos casos contra la voluntad de la potencia hegemónica.

La era hegemónica de la posguerra fría es en algunos aspectos similar a los órdenes hegemónicos de otros tiempos, pero también presenta algunas peculiaridades relevantes. La Historia muestra que la voluntad y las preferencias de las potencias hegemónicas tienden a prevalecer sobre la voluntad y las preferencias del resto de potencias. Oponerse a la potencia hegemónica o disentir de sus políticas conlleva costes para quienes se atreven a seguir un camino diferente. La potencia hegemónica puede disuadir a los Estados oponentes y disidentes, y la capacidad disuasoria conlleva la posibilidad de imponerles sanciones -que pueden llegar a ser insoportables- para limitar la disidencia ¿Es ésta una situación característica de la hegemonía contemporánea? ¿Puede el gobierno de Estados Unidos forzar a otros gobiernos a seguir un determinado camino? ¿Puede cualquier potencia oponerse a Estados Unidos o disentir de su política exterior y al mismo tiempo evitar los costes de la oposición o la disensión? ¿Tienen éstas algún coste político, económico, militar, o de cualquier otro tipo?

Durante los años noventa la evolución del sistema internacional estuvo marcada por las incertidumbres creadas tras el fin de la guerra fría. Una de las más importantes era sin duda la transición de un mundo bipolar a una nueva estructura de poder inter-estatal, inicialmente multipolar y más tarde cada vez más unipolar. Desde el 11 de septiembre de 2001 comenzaron a evaporarse las dudas que podían quedar en torno a la unipolaridad, al mismo tiempo que emergía un nuevo unilateralismo hegemónico. El gobierno estadounidense trazó entonces una línea que separaría, por un lado, a países y actores alineados y, por otro lado, a países y actores no alineados. Estar con Estados Unidos o estar contra Estados Unidos, ésa era la cuestión. En este escenario, cabría esperar que el alineamiento con la potencia hegemónica sería rígido y no cabría esperar el disenso entre los países alineados. Sin embargo, la decisión del primer gobierno de George W. Bush de invadir Iraq y recurrir al uso de la fuerza para conseguir sus objetivos se encontró con la oposición de muchos países alineados. La decisión generó un disenso considerable: algunos de ellos participaron en la Operación Libertad Iraquí, muchos más se unieron a la Coalition of the Willing, mientras que la mayoría de Estados miembros de Naciones Unidas evitaron ofrecer cualquier tipo de apoyo a la intervención militar estadounidense en Iraq. Entre las grandes potencias, algunas como Francia y Alemania -al igual que la mayoría de miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en ese momento- disintieron de manera muy activa de los objetivos y las políticas del gobierno estadounidense antes de que se iniciase la guerra en marzo de 2003. Un grupo de países, que inicialmente habían estado dispuestos a formar parte de la Coalición durante 2003 y 2004, decidieron renunciar a dicha disposición y, por motivos diversos, se convirtieron en países «maldispuestos», y algunos de ellos incluso se convirtieron en «desertores» o en «nuevos disidentes». Estas decisiones que conllevaron la retirada militar de Iraq y el giro político que supu-Page 773so para muchos países pasar de estar «dispuestos» a estar «maldispuestos» para contribuir al esfuerzo bélico estadounidense merecen un estudio sistemático.

En la primera parte de este trabajo serán presentadas algunas aproximaciones teóricas a la formación y disolución de alianzas desde perspectivas realistas y neorrealistas, y éstas serán relacionadas con las principales características del orden hegemónico contemporáneo. Dichas teorías puede que hubieran sido útiles cuando las relaciones internacionales eran esencialmente relaciones interestatales entre grandes potencias, pero en la posguerra fría y en particular después de los ataques terroristas del 11-S, es muy dudoso que la teoría de alianzas tradicional tenga la utilidad analítica de entonces. La invasión de Iraq por parte de Estados Unidos y de algunos países aliados en 2003 sacudió los cimientos del orden internacional y la potencia hegemónica lo hizo a costa de su propia legitimidad. La fuerza multinacional ad hoc denominada Coalition of the Willing pretendía evitar o compensar dicha pérdida, pero acabó siendo un mecanismo inestable que muchos de los países dispuestos al esfuerzo bélico abandonaron entre 2004 y 2005.

En la segunda parte, el trabajo trata de sistematizar las causas y las consecuencias de las políticas por las que los aliados «dispuestos» de la Coalición se convirtieron en aliados «maldispuestos». Dicho tratamiento sistemático pretende: a) encontrar patrones comunes en las respectivas decisiones de los países miembros de la Coalición; b) identificar las respuestas políticas del gobierno estadounidense ante cada uno de estos casos; y c) determinar cuáles fueron los costes impuestos por la potencia hegemónica a los que debieron enfrentarse los países que dejaron la Coalición. Las implicaciones de los resultados del estudio hacen necesario subrayar la falta de legitimidad hegemónica y la inviabilidad del imperio promovido por los gobiernos estadounidenses de George W. Bush.

II Alineamientos, alianzas y coaliciones en la era hegemónica
1. Algunas lecciones y deficiencias de las aproximaciones teóricas

La Teoría de las Relaciones Internacionales carece de una teoría general para explicar el funcionamiento de alianzas, alineamientos y coaliciones. Las teorías existentes explican algunos casos en determinados contextos, pero sus resultados no son extrapolables 2. Esta deficiencia se ha agudizado tras los cambios experimentados por la estructura del sistema internacional en la posguerra fría -fin de la bipolaridad- y por los efectos de la globalización.

La política unilateralista de la potencia hegemónica ha reforzado dichos cambios. Y con ellos, se han visto alteradas las prioridades de los actores internacionales, han sido redefinidos los límites de su conducta, y se han hecho más evidentes algunos desequilibrios y contradicciones. Las amenazas tradicionales han perdido importan-Page 774cia y algunas de las «nuevas amenazas» han ganado protagonismo: su alcance se ha ampliado -de lo político-militar a lo económico, lo medioambiental y lo societal-, de igual modo que lo ha hecho su escala geográfica -de lo estatal a lo sistémico o lo global-. Al mismo tiempo que se transformaba la naturaleza de las amenazas, pasando de lo interestatal a lo transnacional o global, también se transformaba la naturaleza de los agresores potenciales y adquirían una relevancia creciente los actores privados, no territoriales y transnacionales. En este contexto, las formas adoptadas por las nuevas alianzas cuestionan algunas asunciones básicas de los análisis tradicionales. Las teorías sobre alianzas han ignorado los nuevos escenarios surgidos en el orden hegemónico y tal ignorancia es la causa de su pobre rendimiento explicativo. La mayoría de estas teorías, desde aproximaciones metodológicas muy diversas, se han quedado en marcos explicativos neorrealistas y, por tanto, sus resultados son muy parciales 3.

La teoría de las alianzas suele referirse a estas agrupaciones de Estados como formas de cooperación interestatal en el ámbito de la seguridad. Según la definición clásica de Wolfers (1968), una alianza es una promesa de asistencia militar mutua entre dos o más Estados soberanos. Algunos de los presupuestos básicos de tal definición son la naturaleza militar de la amenaza, su origen en uno o más Estados, y su orientación hacia otro Estado u otros Estados. Éstos se alían para protegerse del agresor y restablecer la situación previa. Son los términos básicos de la teoría del equilibrio de poder. La idea de «promesa» que sugería Wolfers se refiere a un compromiso político genérico y difuso, no necesariamente a un compromiso jurídico, de modo que las alianzas que comprende dicha definición pueden ser tanto formales como informales, y pueden operar tanto en el marco de organizaciones internacionales como fuera de ellas. Sin embargo, quedan excluidas muchas situaciones cooperativas o expectativas de cooperación que se dan en el ámbito de la seguridad, motivo por el cual Snyder propone una ampliación de la teoría de alianzas para incluir el fenómeno más amplio del alineamiento: una relación cooperativa que permite a los responsables políticos prever quién defenderá a quién...

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