La eleccion de Insulza en la OEA.

AuthorWalker, Ignacio
PositionOPINI

Insulza's election in the OAS

Al cumplirse dos años de la elección de José Miguel Insulza como Secretario General de la Organización de los Estados Americanos, tal vez sea interesante preguntarse cómo se elige a la máxima autoridad de la OEA; qué tipos de coaliciones se forman y sobre la base de qué lógicas; cómo y a qué nivel se dan las negociaciones e interacciones, tanto a nivel de Jefes de Estado y Jefes de Gobierno (Caribe), como de Cancilleres y Cancillerías, y cuál es el rol de los medios de comunicación; qué es lo que está realmente en juego; cuál es el papel de los Estados Unidos --los críticos han considerado, históricamente, a la OEA como > y de los demás países de la región, en las siempre complejas relaciones interamericanas. Lo que sigue es el relato que escribí recién concluida la elección de Insulza, en mayo de 2005. Tal vez convenga difundirlo no solo por el interés periodístico que pueda tener, sino también académico. Si bien transcurrido algún tiempo uno puede formarse otra percepción de las cosas, he preferido conservar el texto, sin modificación alguna.

, sugirió el canciller mexicano Luis Ernesto Derbez, refiriéndose a la próxima elección del Secretario General de la OEA. La pregunta fue formulada en el marco de la reunión del Asia Pacific Economic Forum (APEC), celebrada en Santiago de Chile el 20 de noviembre de 2004 y de la visita oficial del Presidente de México, Vicente Fox, en la reunión bilateral entre Chile y México que sostuvieron ambos Presidentes (Lagos y Fox) y a la que asistimos Derbez y yo, como Cancilleres.

Se trataba de la elección del Secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA) que, aunque no tenía fecha, era impostergable debido a que la organización estaba acéfala desde la renuncia del ex Presidente de Costa Rica, Miguel Ángel Rodríguez, en 2004, a raíz de acusaciones por supuestos casos de corrupción.

La verdad es que México y Canadá fueron los primeros y más decididos impulsores de la candidatura de José Miguel Insulza a dicho cargo. Su nombre había surgido en el tiempo de la elección de Miguel Ángel Rodríguez, pero por razones que no viene al caso señalar, todos decidieron finalmente apoyar la candidatura del costarricense.

La frase de Derbez tenía para mi una especial significación pues algunas semanas antes, en el marco de la inauguración de la Feria del Libro, que en 2004 estuvo dedicada a México y en una cena en el restaurant >, junto al propio José Miguel Insulza y a la ex canciller Soledad Alvear --quien dicho sea de paso había trabado cierta amistad con Derbez--, este me había insinuado privadamente la posibilidad de apoyar a Insulza, pese a que me había deslizado que él mismo podía ser el candidato y que lo estaba pensando.

Lo cierto es que nosotros no podíamos seguir dilatando la decisión sobre la posible candidatura de Insulza, en especial si se considera que Canadá, que había sido uno de los primeros en apoyarnos, daba señales de que había esperado demasiado tiempo un pronunciamiento de Chile al respecto. Quedamos en reunirnos con el Presidente Lagos y el Ministro Insulza el viernes 26 de noviembre para considerar la opción y tomar una decisión. Sin embargo, por diversas razones debimos postergarla para el lunes 29 y finalmente para el miércoles 1 de diciembre. Hecho el análisis de rigor y preguntado el propio Insulza sobre su disposición personal a enfrentar tal elección, ese mismo día el Presidente Lagos resolvió impulsar la candidatura de Insulza, por la cual nos pusimos a trabajar desde ese mismo instante.

Lo primero que hice fue llamar al propio Derbez el jueves 2, es decir, al día siguiente de la reunión, pues me parecía de un mínimo de delicadeza comunicar la decisión a quien solo diez días antes, en la reunión ya mencionada realizada en Santiago, había sugerido la posibilidad de la candidatura de Insulza. >, me dijo Derbez, al otro lado del teléfono. La verdad es que, por la diferencia de hora, en Ciudad de México eran las 7:30 horas y le expliqué la razón de mi llamado. >. >, me dijo, interrumpiéndome, seguramente adivinando donde iban mis palabras y como si tuviera algo igualmente importante que comunicarme, >.

Tras este intercambio se produjo el natural silencio en ambos lados, conscientes de que estábamos en un problema.

Luego de algunos comentarios de rigor, no exentos de sentido del humor, quedamos en resolver la situación creada por esta >, dejando el asunto en manos de ambos Presidentes, para que ellos tomaran la decisión definitiva sobre la materia. (>, me dije para mis adentros, pensando en ese viernes y lunes inmediatamente anteriores en que se postergó la reunión para decidir sobre el punto).

De inmediato me comuniqué con el Presidente Lagos y le dije lo que ocurría. Al día siguiente, viernes 3 de diciembre, Lagos se comunicó con Fox y quedaron en conversar el martes 7 en el Cuzco, durante una reunión a la que debíamos asistir, junto con otros mandatarios y cancilleres, para dar nacimiento a la Comunidad Sudamericana de Naciones.

Me pareció lógico no hacer nada entretanto, pues ambos presidentes habían quedado en actuar en conjunto y resolver el impasse entre ellos. De tal modo que no quedaba más que esperar hasta la reunión fijada para el martes 7.

Nuestra sorpresa fue triple: el Presidente Fox no pudo llegar a la cita pues debió atender a una situación interna muy delicada, por lo que su ausencia era comprensible; el canciller Derbez había inscrito su propia candidatura a la OEA el lunes 6, es decir, el día antes de nuestra cita, lo que era francamente incomprensible y, en tercer lugar, había iniciado de inmediato su campaña haciendo algunas llamadas muy claves, que le significaron obtener nada menos que el voto de Canadá y algunos votos del Caribe, para lo cual había hablado, entre otros, con el Primer Ministro Patterson, de Jamaica. Obviamente, aprovecharía su presencia en Cuzco para tratar de conseguir algunos votos en Sudamérica, todo lo cuál nos causó una enorme extrañeza y molestia.

Así y todo, esa misma noche nos juntamos a cenar en un estupendo restaurante, el Presidente Lagos y yo, el propio canciller Luis Ernesto Derbez y el Vicecanciller de México, Miguel Hakim.

>, partió diciendo Derbez, dirigiéndose al Presidente Lagos y refiriéndose a la inscripción de su candidatura el día anterior.

Reconozco que hizo un gran despliegue de elocuencia y simpatía, y que seguramente pensó que no solo nos había convencido sino que, probablemente, podría contar con nuestro voto.

>, dijo el Presidente Lagos, hacia el final de la cena y >, añadió, culminando así una velada realmente muy grata, como siempre ocurría cuando se reúnen mexicanos y chilenos, que no solo tenemos una larga historia de amistad sino que habíamos creado estrechos vínculos bajo las presidencia de Vicente Fox --quien había encabezado la transición a la democracia en México, recibiendo la banda presidencial de parte de Ernesto Zedillo-- y Ricardo Lagos.

Para abreviar, Lagos estaba bastante contrariado. Se había roto el acuerdo a que había llegado tres días antes con el Presidente Fox y al día siguiente tomó dos decisiones: llamar a Fox para señalarle su extrañeza por esta decisión e impulsar la candidatura de Insulza.

Esto último me lo comunicó cuando ya estábamos en la reunión del jueves 2 de diciembre de la Cumbre Sudamericana, mientras que la llamada a Fox la hizo en los minutos siguientes.

Le pedí autorización para empezar inmediatamente a conseguir algunos votos y fue así como a los 20 minutos le pasé un papel que decía algo así como >.

La verdad es que en ese breve lapso les pedí, por separado, una conversación al canciller Rafael Bielsa, de Argentina, con quien habíamos desarrollado una buena amistad, y al canciller Celso Amorim, de Brasil, que era un gran exponente del mítico Itamaraty (Cancillería brasileña), para solicitarles derechamente el apoyo para Insulza.

Actuábamos contra el tiempo y en los días siguientes me di cuenta de que Derbez y el propio Presidente Fox ya habían hecho algunos llamados a Presidentes y Cancilleres, lo que hacía la campaña bastante cuesta arriba. En fin, les expliqué a Bielsa y Amorim que si bien nos habíamos demorado en tomar una decisión en relación con la candidatura de Insulza, esta reunión, que nos convocaba precisamente para crear la Comunidad Sudamericana de Naciones coincidía muy bien con el lanzamiento de una candidatura sudamericana.

Tanto Brasil como Argentina nos habían adelantado su disposición a apoyar una eventual candidatura de Insulza, por lo que no estimaron necesario consultar a sus Presidentes. Eran dos votos muy valiosos y aunque seguíamos contra el tiempo, teníamos que aprovechar esa reunión para hacer algunos contactos y algunos llamados.

Pusimos en alerta a José Miguel Insulza en Santiago y a Cristián Barros, el Subsecretario de Relaciones Exteriores, quien habría de ser clave en reunir los votos del Caribe (no sé si hizo cuatro, cinco o seis viajes por los países del Caribe en las semanas y meses siguientes, pero fueron varios y muy intensos y productivos). Considerando que a esta Cumbre Sudamericana asistían los Presidentes y Cancilleres de Suriname y de Guyana, pensé que ambos países podrían llegar a jugar un papel clave en el Caribe. En Chile no tenemos mucha conciencia de que ambos pertenecen a nuestra región sudamericana, pues buena parte de sus actividades y relaciones tienen que ver con el Caribe y la CARICOM, organización regional que agrupa a los 14 países del Caribe --aunque en el último año la participación de Haití se encontraba temporalmente suspendida, a raíz del derrocamiento de Aristide. Lo cierto es que ambos países aparecían nada menos que como cofundadores y miembros de esta Comunidad Sudamericana en proceso de formación, por lo que desde todo punto de vista, pero particularmente en términos...

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