Diplomacia Científica en la Argentina contemporánea: un mapeo de iniciativas en los Ministerios de Ciencia, Tecnología e Innovación y de Relaciones Exteriores (2019-2022)/Science Diplomacy in Argentina: a mapping of initiatives in the Science, Technology and Innovation and the Foreign Relations Ministries (2019-2022).

AuthorVera, Nevia

INTRODUCCIÓN: ORÍGENES Y CONCEPTO DE LA DIPLOMACIA CIENTÍFICA

El concepto de "Diplomacia CientÃÂfica" no es nuevo, ya que se ha empleado en distintos perÃÂodos de la historia, aunque con diferentes propósitos, caracterÃÂsticas y en torno a diversas tecnologÃÂas (Cruz Sandoval, 2014; Ruffini, 2017) (1). Ahora bien, en los últimos años se asiste a una nueva ola de Diplomacia CientÃÂfica. Esta se encuentra signada por las nuevas tecnologÃÂas de la información; la expansión de la denominada sociedad y economÃÂa del conocimiento, fuertemente basada en la ciencia, la tecnologÃÂa y la innovación; el éxito de las prácticas de Diplomacia CientÃÂfica para mejorar el posicionamiento internacional de ciertas economÃÂas como las asiáticas (Cruz Sandoval, 2014; Roig, 2020); la cada vez mayor importancia adquirida por la ciencia y tecnologÃÂa para brindar soluciones a problemas sociales de gran envergadura y alcance global (Vargas Solorzano, 2020), y su creciente centralidad en la disputa hegemónica entre Occidente y China (Fägersten, 2022). En tal contexto comienza a cobrar mayor relevancia el término de "Diplomacia CientÃÂfica" que explicita la interrelación entre las actividades cientÃÂfico-tecnológicas y la polÃÂtica exterior.

Impulsado inicialmente por funcionarios/as y académicos/as de origen europeo, las modalidades y estilos de la Diplomacia CientÃÂfica vienen siendo implementados en estrategias gubernamentales de paÃÂses de Europa (Francia, España, Alemania, Italia y Suiza), Norteamérica (Estados Unidos y Canadá) y Asia (China, Japón e India). A través de ella, estas naciones buscan posicionar internacionalmente a sus economÃÂas y mantener su competitividad global (Pérez Valerino, 2020; Ruffini, 2017; Cruz Sandoval, 2014).

En una de sus primeras conceptualizaciones incluyó aquellas prácticas relacionadas con el asesoramiento cientÃÂfico a diplomáticos (ciencia en la diplomacia), la utilización de los lazos cientÃÂficos para promover buenas relaciones entre los paÃÂses (ciencia para la diplomacia) y la facilitación de la cooperación cientÃÂfica a partir de los esfuerzos de la polÃÂtica exterior de los gobiernos (diplomacia para la ciencia) (The Royal Society, 2010). Sin embargo, cada vez se pone mayor énfasis en el interés de los Estados para considerarla como instrumento de "poder blando" o soft power (Nye, 2008) que busca mejorar la influencia y posición de los actores internacionales, compartir y transmitir valores y reproducir los propios modelos culturales (Roig, 2020). AsÃÂ, los paÃÂses utilizan su reputación, prestigio, atractivo cultural, habilidades de comunicación, conocimiento cientÃÂfico y capital tecnológico, de una manera pensada y diseñada para promocionarse a sàmismos en el exterior, atraer talento e inversiones, generar simpatÃÂa y apoyo polÃÂtico. Este ha sido identificado como el "enfoque estratégico" de la Diplomacia CientÃÂfica (Flink y Shreiterer, 2010). Además, la Diplomacia CientÃÂfica permite incrementar las propias capacidades y márgenes de poder, y aportar a objetivos de polÃÂtica exterior, defensa nacional, misiones públicas especÃÂficas y desarrollo económico (Roig, 2020; Ruffini, 2020).

Asimismo se advierte que, aunque el carácter "neutral" "universal" y "cooperativo" frecuentemente atribuido a la ciencia, permite una aproximación entre paÃÂses despojada de las connotaciones como "colonialismo" o "imperialismo" más presentes en otros ámbitos, no por ello dejan de estar influenciadas por intereses económicos, polÃÂticos y militares de paÃÂses centrales (Velho, 2000) (2). Una reciente revisión de la literatura del campo de los Estudios Sociales de la Ciencia y la TecnologÃÂa (ESCyT), recupera aportes fundamentales en el análisis de las polÃÂticas de cooperación internacional en ciencia y tecnologÃÂa (López, 2021). En dicha recapitulación se advierte la coincidencia de diversos estudios al concluir que las posibilidades de influir en las tendencias mundiales de producción de conocimientos, en la definición de los objetivos y en el aprovechamiento de los beneficios de la cooperación internacional, se encuentran desigualmente distribuidas entre los paÃÂses en favor de aquellos de mayor desarrollo relativo.

La noción de Diplomacia CientÃÂfica generada desde estos paÃÂses también se basa en una visión parcial y poco realista del concepto de ciencia, a la vez que tiende a ocultar las disparidades entre los paÃÂses involucrados. De esta manera, se vuelve prioritario generar conceptualizaciones alternativas y adaptadas a las realidades de las naciones latinoamericanas (Ferraz Da Silva, 2022).

Si bien se tiene en cuenta el creciente rol de los organismos no gubernamentales en la Diplomacia CientÃÂfica, el Estado y sus agencias se constituyen en actores centrales de la misma (Ruffini, 2017; Ferraz Da Silva, 2022). EspecÃÂficamente, su desarrollo requiere de capacidad de diálogo y esfuerzos compartidos entre la CancillerÃÂa, el Ministerio de Ciencia y las instituciones dedicadas a la producción de conocimientos cientÃÂfico-tecnológicos (López Giral y van Klaveren, 2022). Por otra parte, la Diplomacia CientÃÂfica puede ser explÃÂcita y encontrarse institucionalizada, o bien poseer un carácter implÃÂcito. En este último caso, muchas actividades, polÃÂticas, programas e instrumentos pueden ser acciones de Diplomacia CientÃÂfica sin que reciban esa etiqueta, dificultando su sistematización e institucionalización (Gual Soler, 2020). Además, siguiendo a Gluckman et al. (2017), es preciso señalar que entre las acciones de Diplomacia CientÃÂfica no solo se encuentran aquellas destinadas a abordar intereses transfronterizos y desafÃÂos globales, sino también las dedicadas a promover directamente las necesidades nacionales de un paÃÂs ("enfoque pragmático" de la Diplomacia CientÃÂfica). En el caso de paÃÂses semiperiféricos como Argentina, destacan aquellas referidas a la transferencia de capacidades y el desarrollo productivo (Ferraz Da Silva, 2022; Benavente, 2022).

En menor medida, en América Latina y África se han creado algunos programas o acciones especÃÂficas de Diplomacia CientÃÂfica. En muchos casos, los mismos son gestionados desde naciones desarrolladas, con el objetivo de estrechar vÃÂnculos polÃÂticos y económicos a través de la utilización de los avances cientÃÂficos (Pérez Valerino, 2020).

La emergencia del concepto de Diplomacia CientÃÂfica en las estrategias de polÃÂtica exterior de los paÃÂses latinoamericanos resulta cada vez más visible, reconociendo antecedentes y avances en varios de ellos. Esta situación invita a preguntarnos qué sucede en el caso de Argentina, donde justamente se ha dado una re-jerarquización del sistema cientÃÂfico-tecnológico, al devolverle el estatus de Ministerio de Ciencia, TecnologÃÂa e Innovación en diciembre de 2019 y recuperar la actividad planificadora para el sector. Es asàque surgen preguntas como: ?qué experiencias de Diplomacia CientÃÂfica se encuentran en América Latina y qué tendencias se reconocen? ?Qué lineamientos y actividades de Diplomacia CientÃÂfica pueden identificarse en el caso argentino, ya sea dentro de la esfera de las relaciones exteriores como de la ciencia y la tecnologÃÂa? ?Se hace un uso explÃÂcito del concepto dentro de la esfera gubernamental argentina? ?Puede identificarse una estrategia articulada de Diplomacia CientÃÂfica en el paÃÂs? ?Cuáles son entonces los alcances y desafÃÂos en la materia?

Como objetivo general, este artÃÂculo se propone analizar las iniciativas de Diplomacia CientÃÂfica existentes en el caso de Argentina entre los años 2019 y 2022, en un marco más amplio de experiencias recientes en la región. Por su parte, entre los objetivos especÃÂficos se encuentra, en primer lugar, el de identificar los avances realizados por distintos paÃÂses latinoamericanos en sus estrategias de Diplomacia CientÃÂfica a lo largo del siglo XXI, atendiendo a las principales tendencias regionales. En segundo lugar, se pretende sistematizar las iniciativas que, de manera implÃÂcita o explÃÂcita, desarrollan el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto (MRECIC) y el Ministerio de Ciencia, TecnologÃÂa e Innovación (MINCYT) argentinos, asàcomo aquellas llevadas adelante de manera conjunta, dentro del perÃÂodo seleccionado. El tercer objetivo especÃÂfico se refiere a destacar los alcances y limitaciones de estas acciones para la generación de una estrategia explÃÂcita y articulada de Diplomacia CientÃÂfica en el paÃÂs. El recorte temporal abarca desde diciembre de 2019, cuando asumió en Argentina un nuevo gobierno nacional con su propia polÃÂtica exterior y sus lineamientos especÃÂficos en ciencia y tecnologÃÂa, donde destaca, por un lado, la mencionada re-jerarquización del sistema cientÃÂfico-tecnológico, y por otro, la búsqueda de una polÃÂtica exterior basada en un multilateralismo con un menor alineamiento automático a Occidente que en la gestión anterior (en otras palabras, a priori, más autónoma). Dicho perÃÂodo llega hasta julio de 2022, momento en que terminó de escribirse el artÃÂculo, realizando un rastreo lo más actualizado posible.

A nivel metodológico, se sistematiza y analiza un corpus documental conformado por los comunicados de prensa de ambos organismos, referidos a la intersección entre ciencia, tecnologÃÂa y relaciones internacionales, publicados dentro del perÃÂodo seleccionado. Estos documentos se examinan tanto internamente, procurando describir su contenido en términos de lineamientos, actividades, actores, objetivos y temáticas para la Diplomacia CientÃÂfica argentina...

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