Desigualdad económica en Chile en el contexto de la Agenda 2030: Análisis de las acciones públicas/Economic Inequality in Chile, within the Context of the 2030 Agenda: Public Actions Analysis.

AuthorL., Valentina Gutiérrez

INTRODUCCIÓN

Chile es un paÃÂs que se caracteriza, entre otras particularidades, por ser desigual. Las causas de estas disparidades son múltiples,)' estas se expresan en diversos ámbitos de la vida de los/as residentes del paÃÂs, como por ejemplo, en el sistema previsional, en salud, educación, entre otros (Vera, 2017). Esta desigualdad no es una novedad, es un problema que ha afectado al paÃÂs incluso desde la época de la Colonia (PNUD, 2017). No obstante, desde la década del 2000, se ha podido observar un incremento generalizado de movimientos sociales que, entre otras causas, dan cuenta del malestar que existe en la población chilena, exigiendo mayor igualdad (Grez,2011; Segovia & Gamboa, 2012).Estas demostraciones de descontento social detonaron en octubre de 2019 con el "Estallido Social',' donde millones de chilenos y chilenas marcharon y protestaron, entre otras razones, debido a la desigualdad que existe en Chile (Güell, 2019; Jiménez-Yañez, 2020). En este sentido, se cuestionan los esfuerzos de las autoridades por reducir estas disparidades, ya que si bien Chile destaca positivamente por su crecimiento económico a un ritmo relativamente acelerado y constante, como también por destinar una buena parte de su gasto público en favorecer y/o ayudar a los grupos con menores ingresos de la población, los ÃÂndices de desigualdad, como el Índice de Gini por ejemplo, no muestran reducciones estadÃÂsticamente significativas a lo largo del tiempo (López & Miller,2008; Gobierno de Chile, 2014; Banco Mundial, 2020a).

Este último punto levanta otra inquietud que se debe enfrentar al momento de evaluar la desigualdad de un paÃÂs: el rol de los indicadores utilizados, ya que estos serán, finalmente, las herramientas que las autoridades ocuparán para tomar decisiones en cuanto a polÃÂticas públicas (Mügge, 2015). Por ejemplo, el ya mencionado Índice de Gini es un indicador internacional y comúnmente utilizado para medir las desigualdades al interior de los paÃÂses, el cual calcula las disparidades en términos de ingresos solamente, dejando fuera otras dimensiones de la desigualdad que también afectan aquello que los individuos pudiesen lograr con los recursos de los que disponen (Sen, 2000; Medina, 2001; Goubin, 2018). En este sentido, podrÃÂa inferirse que al ser este indicador uno de los más utilizados para realizar las mediciones en esta área, también los esfuerzos llevados a cabo por el paÃÂs para reducir las desigualdades se centrarÃÂan en esta dimensión, es decir, en las desigualdades de ingresos y recompensas en el sistema chileno. No obstante, como se mostrará a continuación, esto responderÃÂa solo a una parte de la desigualdad económica, lo que no serÃÂa suficiente si realmente se quieren disminuir las disparidades.

Por otra parte, el año 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó una nueva resolución que compromete a los 193 miembros de esta organización a trabajar en un programa de 17 objetivos, llamada Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Entre estos objetivos se encuentra el número 10, sobre "Reducir las desigualdades en los paÃÂses y entre ellos" (Naciones Unidas, 2018). Chile adoptó esta agenda y, actualmente, se encuentra implementando sus 17 objetivos en sus diferentes partidas públicas, con el fin de alcanzar las metas que ahàse establecen (Consejo Nacional para la Implementación de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, 2017a). Para esto, el año 2016 se creó el Consejo Nacional para la Implementación de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, que dentro de sus funciones, publica las diversas acciones públicas que se han llevado a cabo para el logro de cada objetivo (Consejo Nacional para la Implementación de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, 2017b), y que dan cuenta del trabajo que se ha realizado a nivel paÃÂs respecto de esta agenda.

Considerando lo anterior, el presente artÃÂculo examina las acciones públicas que se han llevado a cabo en Chile respecto del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 10,que se presentaron entre el inicio de esta Agenda, el año 2015, al año 2018, fecha del último y único informe sobre estas acciones (Consejo Nacional para la Implementación de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, 2018; Ministerio de Desarrollo Social, 2019). Esto con el fin de determinar qué concepto de desigualdad está justificando el plan de acción de Chile respecto del objetivo anteriormente señalado, argumentando inicialmente que el concepto utilizado para justificar este plan es la desigualdad de ingresos principalmente. Sin embargo, y como se presentará a continuación, esta no serÃÂa la única dimensión de las disparidades a la que hay que aludir para disminuir las brechas existentes en Chile de manera efectiva.

El artÃÂculo reconoce que hoy en dÃÂa el paÃÂs y el mundo entero se encuentran sufriendo una de las peores crisis sanitarias que se haya visto en mucho tiempo, lo que ha traÃÂdo y tendrá consecuencias para esta agenda y sus objetivos (Noticias ONU, 2020; United Nations, 2020a). En este sentido, Iwuoha & Jude-Iwuoha (2020) argumentan que la actual situación mundial causada por el COVID-19 ha retrasado gran parte del trabajo que se habÃÂa llevado a cabo respecto de la Agenda 2030, como también ha dejado en evidencia, nuevamente, las insuficiencias del modelo de desarrollo que se habÃÂa alabado tanto en algún momento de la historia. En otras palabras, la actual pandemia demuestra la realidad y urgencia que requiere enfrentar las desigualdades socioeconómicas existentes, que sin duda se han acrecentado, siendo la población más pobre la más afectada y marginada (Leal et al., 2020). De esta manera, el analizar las acciones públicas para reducir las desigualdades, no solo en Chile, sino que a nivel mundial, se hace necesario e imperante para sobrevivir a esta actual crisis, ya que si estas no están presentes o son de bajo impacto, las negativas consecuencias afectarán gravemente las economÃÂas y otras disparidades también, como las que existen en educación, género, trabajo, salud, entre otras, y a su vez, no se podrá avanzar tampoco en el desarrollo sostenible (Iwuoha &Jude-Iwuoha, 2020; Leal et al., 2020, United Nations, 2020a).

DESIGUALDAD ECONÓMICA: CONCEPTO Y MULTIDIMENSIONALIDAD

Cuando nos enfrentamos a la tarea de definir el concepto de desigualdad económica, la primera pregunta que surge es ¿desigualdad de qué? En otras palabras, hay que determinar a qué nos referimos cuando hablamos de desigualdad económica y aquàes donde nos encontramos con dos perspectivas, ex-ante y ex-post (1). Atkinson (2015) afirma que la literatura se encuentra, generalmente, dividida sobre si comprender la desigualdad como una de oportunidades o de resultados.Sin embargo, propone que ambas se encuentran relacionadas y se afectan entre sÃÂ, ya que la primera se verá condicionada por la desigualdad de resultados de la generación anterior, creándose un cÃÂrculo vicioso que solo puede tratarse enfrentando ambas caras de la desigualdad económica. Kanbur & Wagstaf (2014) afirman que esta relación recÃÂproca entre ambas facetas es esencial para tratar el problema de la desigualdad, por cuanto aún si se intentaran igualar las recompensas en los resultados, estos continuarÃÂan siendo dispares por las diferencias que existen ex-ante, y ocurrirÃÂa lo mismo en el sentido contrario. Por lo tanto, es esencial considerar ambas dimensiones de la desigualdad, para entender a cabalidad cómo se compone y discernir qué elementos podrÃÂan estar profundizándola (Stiglitz & Doyle, 2015).

Ahora bien, la desigualdad de oportunidades es la faceta ex-ante del problema en cuestión. Esta implica el punto de partida sobre el cual las circunstancias particulares de una persona o población limitan de una u otra forma la libertad que poseen de elegir o de alcanzar ciertos objetivos (Roemer, 1998a; Kanbur & Wagstaff, 2014; Alfonso et al., 2015; Stiglitz & Doyle, 2015). AquÃÂ, las coyunturas individuales definen, en parte, el alcance de lograr ciertos objetivos propuestos, como, por ejemplo, el género, contexto familiar, acceso a la salud, a la educación, entre otros. Es decir, que si existiera igualdad de oportunidades para todos los individuos o paÃÂses, el resultado de sus metas dependerÃÂa únicamente del esfuerzo ejercido para lograrlas (Roemer, 1998b; Kanbur & Wagstaff, 2014; Atkinson, 2015).

En este sentido, Sen (2000) subraya la importancia de considerar las heterogeneidades particulares y sociales de los individuos, ya que esto tiene incidencia directamente sobre lo que podrán lograr con las herramientas disponibles. De esta manera,este economista identificó cinco causas responsables de la desigualdad de oportunidades, las cuales se describen a continuación.

  1. Heterogeneidades personales.

    En esta categorÃÂa, Sen (2000) señala que hay diversas caracterÃÂsticas, de las cuales el individuo no es responsable, que configuran de una u otra manera sus necesidades, y, por consiguiente, sus metas y elecciones. Por ejemplo, etnia, género, contexto familiar, estrato social del que provienen y discapacidades fÃÂsicas o mentales (Paes de Barros et al., 2008). Por lo tanto, reconociendo estas condiciones se admite también que el punto de partida es diferente para todas las personas.

  2. Diversidad ambiental. AquÃÂ, Sen (2000) propone que las variaciones en el entorno condicionan la libertad de los individuos para alcanzar ciertos objetivos. Por ejemplo, el cambio climático es un problema que está afectando, por una parte, los recursos a los que puede acceder la gente, su calidad de vida y está afectando, por otro lado, las temperaturas de las diferentes zonas alrededor...

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