El lento y tardio desarrollo de la ciencia politica en America Latina, 1966-2006.

AuthorHuneeus, Carlos
PositionCiencia pol

En memoria de Gustavo Lagos

Cuando la Universidad de Chile fundó en 1966 el Instituto de Estudios Internacionales, lo hizo en un momento en que la ciencia política moderna no se había establecido en América Latina. Tenía un espacio muy estrecho gracias a la labor de algunos profesores, que eran más bien autodidactas y que impartían docencia en las facultades de derecho, y estaba todavía muy ligada a la historia, la filosofía y el derecho. Distinta era la situación de la sociología, que había logrado un respetable desarrollo en Argentina, Brasil, México y Chile, con escuelas que impartían la carrera profesional y realizaban investigación empírica y con profesores que habían seguido estudios de postgrado en Estados Unidos o Europa (1).

De ahí que la primera escuela que creó Gustavo Lagos al fundar la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) en 1956 (2), con sede en Santiago de Chile, fue la de sociología, para lo cual recurrió a reputados catedráticos europeos que impartieron los cursos, como Peter Heintz y Joan Galtung. Varios años más tarde, la FLACSO fundó la Escuela Latinoamericana de Ciencia Política, que cumplió una importante labor en la formación de politólogos, muchos de los cuales seguirían estudios de doctorado en algún país desarrollado y, al volver a sus respectivos países, tendrían un rol muy destacado en el establecimiento de la disciplina.

EL DIFÍCIL SURGIMIENTO DE LA CIENCIA POLÍTICA EN AMÉRICA LATINA

La extrema debilidad de la ciencia política en América Latina no se limitaba solo a la región, sino que abarcaba a los principales países de Europa occidental (3). Solamente en los Estados Unidos había alcanzado su plena institucionalización, con numerosos institutos que hacían investigación y formación profesional, que ejercieron enorme influencia en su desarrollo en otras regiones del mundo (4). En Italia, recién a finales de los años sesenta rompió sus relaciones con el derecho, la filosofía y la historia y gracias al esfuerzo de algunos pioneros, en que sobresalió Giovanni Sartori, que impulsó un gradual, pero sostenido proceso de desarrollo hacia su institucionalización (5). En Gran Bretaña, todavía estaba influida por las mismas disciplinas que en Italia, se ocupaban del estudio de la política y recién comenzaba a desarrollarse. No puede sorprender que el director de investigaciones del Royal Institute of International Affairs de Londres fuera un historiador, Arnold Toynbee, y quien organizara las investigaciones sobre América Latina fuera un economista dedicado a la historia económica, Claudio Véliz, quien tuvo a su cargo los estudios sobre la región y fue contratado por la Universidad de Chile para ser el primer director del Instituto de Estudios Internacionales.

El desarrollo de la ciencia política en Gran Bretaña se produjo a partir de los años sesenta, por la confluencia de dos iniciativas impulsadas por el gobierno conservador a comienzos de los años sesenta. La primera fue la fundación de diez nuevas universidades, entre ellas la de Essex, que llegó rápidamente a tener el principal departamento de gobierno en la isla y se convertiría en uno de los más destacados en el continente, cuyo primer director fue Jean Blondel. La segunda fue la creación en 1964 de un fondo especial de ayuda al desarrollo de las ciencias sociales, el Social Science Research Council, que proporcionó los recursos que ayudaron al financiamiento de los programas de maestría y doctorado y, con ello, a la formación de los politólogos que llevaron adelante la disciplina (6).

En Alemania, la ciencia política había comenzado a surgir antes por la iniciativa de los politólogos que se habían formado en la república de Weimar, que se exiliaron en los Estados Unidos donde se familiarizaron con la ciencia política moderna que se estaba desarrollando desde los años treinta, especialmente en la Universidad de Chicago (7), y regresaron a su país después de la II Guerra Mundial a participar en la refundación de la disciplina (8).

Cuarenta años más tarde de la fundación del Instituto de Estudios Internacionales, la ciencia política en América Latina presenta una imagen diferente. Se encuentra establecida en casi todos los países de la región, con escuelas que imparten licenciaturas, y en numerosos casos maestrías, mientras que en algunas universidades de Argentina, Brasil y México hay programas de doctorado. En los principales institutos o departamentos de ciencia política se realiza investigación y sus resultados se publican en revistas especializadas.

Sin embargo, está lejos de haber alcanzado un estado satisfactorio como para concluir que tiene un espacio reconocido entre las demás disciplinas por la especificidad del trabajo que realizan los politólogos y que sus publicaciones sean respetadas por sus aportes a la comprensión de los principales problemas de la región. Tampoco se puede afirmar que exista una ciencia política latinoamericana, como es el caso de Europa y presenta una gran heterogeneidad, con algunos países que han alcanzado un relativamente alto grado de institucionalización, como México, Brasil y Argentina. Hay en estos falencias y necesidades más complejas, que impiden tener una mirada complaciente, sobre lo cual volveremos más adelante.

Las debilidades y vacíos de la ciencia política en América Latina no se explican sin tener en cuenta su accidentada historia como consecuencia de los golpes de Estado, que han impedido la consolidación de un Estado democrático que cuente con instituciones públicas, la represión de los regímenes militares en las universidades, especialmente dura en el caso de las ciencias sociales, y el atraso económico. También han influido otros factores, como los conflictos ideológicos producidos durante la segunda mitad de los años sesenta, en un contexto más amplio de radicalización que se produjo en un amplio sector de los académicos e intelectuales, encandilados con la revolución cubana y el marxismo, que les llevó a adherir a una visión simplista de este y adoptaron una postura de rechazo total a los Estados Unidos. Ello produjo la división de la pequeña comunidad politológica y el rechazo a la investigación empírica, porque se consideró que era un camino propio de los académicos de los Estados Unidos. La preocupación de los cientistas políticos fue el examen de los grandes procesos sociales, en la perspectiva de comprender las causas del subdesarrollo y las estrategias para superarlo y los factores que lo hacen posible, dando especial atención a los de carácter externo (9).

Pese al impacto negativo de estas visiones ideológicas, el estudio de América Latina estuvo dominado por el trabajo de sociólogos--acompañado por la economía representada por la escuela estructuralista-- (10), sin prestar atención a las instituciones y procesos políticos. Los temas tratados por el brasilero Helio Jaguaribe en su voluminoso libro sobre el desarrollo político, publicado en los Estados Unidos en 1973, no son los de la ciencia política, pues el índice de materias no tiene términos como democracia, partidos, congresos, elecciones y sí contiene conceptos propios de la sociología y la economía (11).

LA INTERRUPCIÓN POR LOS AUTORITARISMOS

El impacto de los regímenes militares que se extendieron por América Latina desde el golpe militar en el Brasil en 1964 fue particularmente duro para la ciencia política porque, como muy bien lo demostró Alfred Stepan (12), se trató de un nuevo militarismo. Se distinguió del antiguo militarismo porque la institución castrense actuaba cohesionadamente para tomar el control del poder político y las políticas que aplicaron se guiaron por la doctrina de la seguridad nacional, que les llevó a responsabilizar a los cientistas sociales --politólogos, sociólogos, antropólogos, educadores-- por la crisis que condujo al desplome de las democracias. Este argumento les dio pretexto para intervenir las universidades y depurar los institutos, obligando a muchos académicos a exiliarse, como los brasileros y los argentinos, a raíz del golpe de Estado de 1966 que derribó al gobierno del Presidente Arturo Illia. Muchos se trasladaron a Chile que tenía una democracia que admiraban y había instituciones académicas en las cuales podían seguir desarrollando su labor, como la CEPAL, la FLACSO y las escuelas de Economía y de Sociología de la Universidad de Chile. No se fueron a Europa porque, como hemos dicho antes, la ciencia política no estaba desarrollada.

El daño que produjo el autoritarismo en la ciencia política fue considerablemente superior al sufrido por las demás ciencias sociales, porque su objeto de estudio se relaciona directamente con la democracia. La historia de la disciplina ha girado en tomo a ella y de ahí que haya crecido en los países en que ha expedido estabilidad democrática y ha vuelto a surgir cuando ha reaparecido la democracia. La definición de la ciencia política en torno a la democracia está presente en los países que tuvieron regímenes no-democráticos, como Alemania e Italia. De ahí que se institucionalizó primero y con fuerza en los Estados Unidos, debido a que su continuidad democrática proporcionaba condiciones históricas favorables. En el más reciente informe sobre el estado de la disciplina en los Estados Unidos, sus editores, Ira Katznelson y Helen V. Milner, señalan que el carácter de la ciencia política ha sido > (13).

La depuración de las ciencias sociales en las universidades a que dieron lugar > (14) afectó también a la economía en el caso de los académicos que no compartían las posiciones neoliberales asumidas por las dictaduras del Cono Sur. En el caso de Chile, hubo una presión contra el Centro de Planeamiento de la Universidad Católica (CEPLAN), fundado por Alejandro Foxley y Ricardo Ffrench-Davis, que los llevó a que abandonaran la universidad y crearan el Centro de Investigaciones Económicas para Latinoamérica (CIEPLAN), que alcanzó enorme prestigio internacional y cuyos profesionales constituyeron el equipo económico del...

To continue reading

Request your trial

VLEX uses login cookies to provide you with a better browsing experience. If you click on 'Accept' or continue browsing this site we consider that you accept our cookie policy. ACCEPT