Desafios y dilemas de seguridad en America Latina en la post Guerra Fria *.

AuthorGaspar Tapia, Gabriel

¿Cuándo terminó la Guerra Fría en América Latina? ¿Fue un proceso homogéneo? ¿Cuáles son las necesidades que demanda hoy la realidad regional en materia de seguridad y defensa?

Este trabajo se orienta fundamentalmente por la última de las interrogantes enunciadas; pero ello requiere dar respuesta a las dos primeras, ya que indican el nivel histórico inmediatamente anterior en que nos situábamos como región.

INTRODUCCIÓN

Para bien o para mal, el diseño de seguridad vigente durante la segunda mitad del siglo XX en América Latina estuvo enmarcado en la competencia por la hegemonía global que conocemos bajo el nombre de "Guerra Fría". Mucho se ha escrito sobre ello y también sobre el fin de dicha fase histórica. En términos casi universalmente aceptados, se entiende que la coyuntura que va desde la caída del Muro de Berlín (noviembre de 1989) hasta la disolución de la Unión Soviética y del Pacto de Varsovia (diciembre de 1991), que marca el fin de ese período.

En América Latina, el proceso global se acompaña de importantes sucesos en los diversos países de la región, acorde con las situaciones preexistentes, que reflejaban una variedad subregional significativa.

En América Central tuvo lugar uno de los sucesos más importantes: el fin de las guerras que asolaron la región a lo largo de la década de los ochenta. En Nicaragua, las diversas fuerzas políticas lograron los denominados Acuerdos de Sapoá, que permitieron la configuración de un nuevo sistema que se estrenó con elecciones universales de las cuales surgió el gobierno de Violeta Barrios viuda de Chamorro, y el Frente Sandinista pasó a ocupar el rol de principal partido de oposición. En el caso de El Salvador, en enero de 1992, tras una exitosa mediación de las Naciones Unidas, se firmaron los Acuerdos de Chapultepec, que pusieron fin a la guerra civil. Lo mismo ocurre --tras idéntica mediación-- en Guatemala, en diciembre de 1996.

En América del Sur, el proceso fue más político que militar. A lo largo de la década de los ochenta se fueron sucediendo las diversas transiciones de gobiernos militares o gobiernos civiles. La mayoría de los países ya habían recorrido los primeros pasos de este proceso en los años ochenta. A inicios de los noventa, con el fin de los gobiernos de los generales Pinochet y Stroessner, el panorama se completó.

En el Caribe, la situación tuvo sus principales expresiones en el fin de la dictadura haitiana en 1994 y el retorno del presidente Aristide. Asimismo, la subsistencia del régimen de partido único de Cuba constituye quizás uno de los últimos remanentes del período de enfrentamiento bipolar, expresado en especial en la continuidad conflictiva de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos.

México inició a fines de los ochenta, en especial luego de las repercusiones de las elecciones presidenciales de 1988, ocasión en que Cuahutémoc Cárdenas disputó cerradamente la nominación a Carlos Salinas de Gortari, un convulso proceso de reforma política que, poco más de una década más tarde, culminó, con el fin del largo dominio del PRI tras la victoria del presidente Vicente Fox en las elecciones del 2000.

No todas estas realidades estuvieron marcadas de igual manera por el escenario de la Guerra Fría, pero ninguna de ellas escapó completamente al panorama internacional; más aun en medio de una era en que la interdependencia se acrecentaba día a día. De partida, en todas ellas estuvieron presentes las peculiares condiciones que cada país, y de la región en su conjunto, mantenían con los Estados Unidos. De paso, no por sabido deja de ser importante que el papel de este país se modificó sustancialmente luego del derrumbe de su superpotencia rival.

Los tiempos de la Guerra Fría generaron un tipo de relación entre los Estados Unidos y los países de la región que, inevitablemente, colocaba los problemas de seguridad en la agenda hemisférica, pero muy influidos por la resonancia del en enfrentamiento bipolar. Muchos de los capítulos de esta relación tuvieron como rasgo común las diferentes ópticas con que se enfrentaron los problemas de seguridad. Para muestra, un botón: la crisis centroamericana para muchos fue el resultado de procesos internos originados en demandas de participación política y redistribución económica. Sin embargo, para la entonces administración de Ronald Reagan, las crisis de los países centroamericanos no eran más que el resultado del expansionismo soviético monitoreado desde La Habana. Por ello, aunque la política exterior del Departamento de Estado invariablemente reiteraba que su norte era la defensa de la democracia y los derechos humanos, en muchas oportunidades los Estados Unidos terminaban apoyando a sus diversos aliados locales, que generalmente coincidían con fuerzas que no eran democráticas ni practicantes del estado de derecho. Esta última circunstancia se reflejó con todo su dramatismo en el apoyo que el gobierno de los Estados Unidos brindó en la década de los setenta a las diversas dictaduras militares en América del Sur.

El escenario post Guerra Fría constituye un primer dato novedoso: los Estados Unidos pasaron a ser la potencia dominante no sólo en el hemisferio sino también a escala global. Y ese es un dato relevante. Si ya en tiempos de Guerra Fría los intereses en materia de seguridad de ese país eran a escala global --por ser una superpotencia-- esto cobra mayor relevancia y dimensión en los nuevos tiempos, porque pasa a ser la única superpotencia. Por tanto, aunque resulte obvio señalarlo, los intereses de seguridad de los Estados Unidos no se definen por su entorno inmediato o regional, sino que involucran su nueva posición en el sistema internacional en configuración.

El segundo dato, también resultante del escenario global de seguridad, lo dan los hechos del 11 de septiembre de 2001. Los atentados de Nueva York y Washington pusieron de relieve una nueva amenaza, tanto por su dimensión, como por los medios empleados y por los blancos elegidos. Constituyeron uno de los desafíos más grandes que conozcamos al poder de la nueva potencia y, al mismo tiempo, una reiteración de la brutalidad y del uso indiscriminado de la fuerza.

Entre el fin de la Guerra Fría y los atentados del 11 de septiembre transcurre una década de reacomodo del poder mundial. Este proceso está en pleno curso y en el futuro conoceremos su desenlace.

¿Qué ha pasado con América Latina en estos años? ¿Fue homogéneo este proceso para todos los rincones de nuestro continente?

Como señalamos en el breve recuento precedente, la región vivió intensos cambios en su realidad política, pero de naturaleza diversa. En algunas partes se vivieron procesos de pacificación que fueron de la mano de procesos de democratización; en otros, se transitó progresivamente a la civilidad. Pero el recuento es uno solo: a inicios de los noventa la generalización de formas democráticas predominaba en el debate y en la realidad. Se procede así, por razones diversas y propias, a una convergencia en la agenda: América Latina creó condiciones para desarrollar su democracia e insertarse en los nuevos tiempos de la economía globalizada.

Sin embargo, una lectura de lo ocurrido en la región muestra que los "temas del pasado" no son tan extemporáneos, así como los nuevos tiempos no sólo han traído oportunidades sino también han generado escenarios de vulnerabilidades. En la década de los noventa tuvimos conflictos clásicos (Ecuador-Perú), sobrevivieron otros de larga data (Colombia), persistieron tensiones interestatales (Cuba-Estados Unidos) y se agregaron las nuevas vulnerabilidades surgidas de una vida más globalizada. Todo lo anterior nos habla de la existencia de una agenda más compleja en materia de seguridad y defensa, junto a la necesidad de poner al día los instrumentos y el debate, partimos de la base de que la Guerra Fría ha terminado.

  1. LA CONVIVENCIA DE VARIAS AGENDAS

    ¿Se acabó la agenda tradicional?

    Es común escuchar que la "agenda tradicional" ha sido superada por la aparición de una nueva agenda, propia de la era de la globalización y la interdependencia. En este tipo de afirmaciones, se subentiende que la "agenda tradicional" era aquella marcada por "amenazas tradicionales", las que se originaban preferentemente por conflictos interestatales. Hoy, en cambio, las principales amenazas serían de otra naturaleza.

    Lo primero es atender a la afirmación primaria. ¿Era cierto que en la agenda tradicional los principales conflictos estaban dados por las hipótesis de conflicto entre Estados? Y, de ser así, ¿es cierto que hoy estas se ha reemplazado completamente por un nuevo tipo de conflictos?

    La primera interrogante nos llevaría a un examen histórico que rebasa las modestas pretensiones de este artículo. Nos obligaría a examinar el acontecer en materia de seguridad que prevaleció en el hemisferio en la segunda mitad del siglo XX. Advirtiendo la provisionalidad de una hipótesis, lo que queremos dejar sentado es que en ese período estuvieron presentes sin lugar a dudas las tensiones originadas principalmente en la delimitación territorial (propias de la "agenda tradicional"), pero parte importante de la problemática de la seguridad regional tuvo como móvil los escenarios derivados del enfrentamiento bipolar, así como los distintos reacomodos nacionales para recomponer los pactos sociales vigentes. Y quizás fue este último tipo de conflictos el que predominó por encima de aquellos de la "agenda tradicional" que, en la jerga ideológica de la Guerra Fría, recibió el apelativo de "guerra interna".

    En efecto, en la segunda mitad del siglo XX estuvieron presentes las disputas territoriales, los acomodos de las relaciones interestatales y sus proyecciones geoestratégicas provenientes de tiempos pasados. En el Cono Sur, se expresó en la competencia entre Brasil y Argentina por la hegemonía en el Atlántico Sur y en las tensiones entre Argentina y Chile (con un clímax prebélico en 1978). La demanda argentina sobre las Malvinas llevó al conflicto de 1982 y su...

To continue reading

Request your trial

VLEX uses login cookies to provide you with a better browsing experience. If you click on 'Accept' or continue browsing this site we consider that you accept our cookie policy. ACCEPT