La cultura política de los españoles

AuthorJaime Ferri Durá, Hasrul Hanif y Nanang Indra Kurniawan
Pages323-352
© Editorial UOC Capítulo A. La cultura política de los españoles
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Capítulo A
La cultura política de los españoles
A-1. Introducción, sobre el concepto
y sus implicaciones.
El concepto de cultura política no es tan obvio como en principio
puede parecer, por lo que, antes de entrar en su aplicación al caso español
–propósito directo de este ensayo–, conviene dar algunas explicaciones
sobre el mismo; a pesar de que para politólogos y sociólogos, entre otros
estudiosos de las ciencias sociales, es obligado conocer más de lo que a
continuación se expone sobre dicho concepto en apretado resumen.
El libro The civic culture, de G. Almond y S. Verba (1963, en cas-
tellano 1970), es el texto que más ha influido a la hora de abordar el
tema previsto, al menos para las modernas ciencia y sociología política
que –casi– ineludiblemente han de citarlo al presentar la materia,
pues hay quienes lo consideran un paradigma clásico. En general, en
esta concreta cuestión, es menos seguida la tradición más canónica
del pensamiento politológico, pese a que también examinan diversos
elementos referidos a la cultura política. Así, podemos remontarnos,
entre otros, a Platón y a Aristóteles, pues ya reparan en que algunas
de las características de los sistemas políticos derivan de los valores,
actitudes y experiencias adquiridos en la socialización. Junto a ellos,
dando un repaso muy somero, el barón de Montesquieu, J. J. Rousseau
y A. de Tocqueville, quienes en sus obras destacan la importancia de
algunas variables político-culturales y los valores morales y religiosos
para explicar procesos e instituciones políticas; cada uno de ellos, con
objetos de estudio y metodologías singulares en parte, alcanzan resul-
tados comparables. Posteriormente, M. Weber considera que sus tipos
ideales de dominación (tradicional, carismática, y legal-racional) están
compuestos de símbolos y creencias subjetivas de igual modo que los
está la cultura política. Para T. Parsons, más próximo a nuestro tiempo,
la cultura política se refiere a los sentimientos subjetivos, las actitudes
© Editorial UOC Los sistemas políticos de España e Indonesia
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y las conductas que caracterizan las orientaciones políticas individuales
y colectivas en un sistema político. Y, para concluir este sucinto reco-
rrido, citamos a J. Habermas, quien prefiere hablar de «esfera pública»,
asimilándola al espacio social en el que se desarrolla una opinión públi-
ca democrática; dicha esfera, vinculada al mercado y al Estado, en su
opinión, marca el fin de lo privado de la sociedad civil y el comienzo
de lo público del Estado. Sin embargo, toda esa extensa e importante
corriente de pensamiento, fugazmente aludida, que también está muy
pendiente de la significación y alcance de la cultura política, en general,
no está tan considerada, al menos de manera explícita, como the civic
culture, a la hora de abordar la materia.
El influyente libro de Almond y Verba, en síntesis, expone una
investigación empírica comparada de cinco países con orígenes y tra-
diciones diferentes (Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia, Alemania y
México), cuyo objetivo fundamental era determinar las bases culturales
que hacían posible la estabilidad de los sistemas democráticos; para ello
se define la cultura política como «las pautas de orientación psicológica
(cognitivas, afectivas y evaluativas) de los individuos hacia los objetos
políticos (el sistema político, el input, el output y el propio sujeto) pre-
dominantes entre los miembros de un determinado grupo o nación».
Así, se trataba de establecer un nexo de unión entre el plano micro del
comportamiento individual y el plano macro de la estructura y el funcio-
namiento de los sistemas políticos. Bajo este prisma conviene reparar
en que, al estar produciéndose, en aquellos mismos años, el proceso
de descolonización y el nacimiento de nuevos países en África y Asia,
había un explícito interés acerca de las condiciones necesarias para
construir democracias estables; y por la misma razón, también atraían
la mirada algunos países del sur de Europa, como Grecia, Portugal y
España, de los que se creía que podían terminar sus respectivas dic-
taduras y encaminarse hacia la democracia. En España, en particular,
anidarán algunos estudios sobre la materia con el enfoque indicado.
Una de las tesis fundamentales de la investigación de los dos
renombrados autores es que la cultura política de un país contribuye
decisivamente a la estabilidad de un sistema político siempre que exis-
ta congruencia o concordancia entre las características de la cultura
política de ese país y sus instituciones o estructuras políticas. Y a la

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