El arbol y el bosque en el Uruguay de la recesion. Sociedad, estado, politica y corporaciones: necesidades y posibilidades.

AuthorCaetano, Gerardo

La coyuntura recesiva que afecta al Uruguay desde hace cuatro años ha golpeado duramente el tejido social del pais. Han crecido las vulnerabilidades sociales y económicas, y la inestabilidad de sus socios más cercanos, junto a muchos otros fenómenos que todos recordamos, ha impactado negativamente sobre nuestra sociedad. No basta el crecimiento económico para generar una mejora del escenario social. Hay múltiples ejemplos y muy cercanos de países cuyas economías crecieron sin que mejoraran sus niveles de igualdad social. Sin embargo, a poco de que se profundiza en el análisis de esta coyuntura de recesión, este nos ayuda a visualizar algunos problemas más estructurales en la sociedad uruguaya. En ese sentido, cabe advertir que no es hacia fines de 1998 cuando comienza a insinuarse la caída de la actividad económica, sino desde bastante tiempo atrás, que Uruguay presenta problemas estructurales ya instalados, con una hondura mayor de lo que se cree y una potencialidad de conflictividad elevada.

EL ESCENARIO SOCIAL DEL URUGUAY DE LOS ÚLTIMOS AÑOS

Uruguay se está alejando desde hace ya bastante tiempo de la vieja matriz de igualdad de oportunidades que lo había caracterizado como una "sociedad hiperintegrada". Existe un evidente y constatable avance de la segmentación, fragmentación y desacoplamiento de las poblaciones que pertenecen a los quintiles medios y más ricos con respecto a aquellas del quintil más pobre, con el agravante de que más de la mitad de todos los niños uruguayos entre cero y cinco años de edad está en este último quintil y apenas un 4% en el primero o más rico (1).

Junto a esta marcada infantilización de la pobreza, que resulta escandalosa y que hipoteca el futuro, se han verificado avances preocupantes de la segmentación en los ámbitos de la educación, la salud y hasta en los espacios de radicación territorial de los distintos estratos sociales. Como han revelado estudios recientes, desarrollados por investigadores probadamente rigurosos, aproximadamente la mitad de los niños entre 0 y 5 años y el 40% entre 6 y 13 años viven por debajo del umbral de pobreza, aún reconociendo y recalcando que la línea de pobreza en Uruguay es exigente y define a una población pobre que está en su mayoría bien lejos de la indigencia o la miseria. Ahora bien, los trabajos del IPES, de la UCUDAL revelan que a esta infantilización aguda de la pobreza se le suman fenómenos también graves, como la consolidación de bolsones de pobreza dura y marginal, sobre los que las políticas sociales pueden hacer menos y desde donde existe una menor capacidad de respuesta a coyunturas favorables. De ese modo, la igualdad de oportunidades se quiebra desde la base. La evolución de muchos de estos fenómenos no depende sólo de lo que hagan o no los gobiernos de turno. Ante problemas estructurales de esta envergadura, el éxito o el fracaso en contrarrestar estas tendencias es un problema que debe ser asumido por la sociedad en su conjunto. Y debemos advertir que de lo que estamos hablando es del futuro, de que estas tendencias no se transformen en destino.

A estos problemas se suman otros que se combinan y agravan la situación social de los sectores más desfavorecidos. La precarización del mercado laboral, la inestabilidad creciente de los marcos familiares y el distanciamiento cada vez mayor entre las personas pertenecientes a estratos sociales diferentes afecta antes que nada a los más pobres. Es cada vez más visible que en los barrios montevideanos no interactúan personas de distintos estratos sociales. Esa interacción tampoco se produce en aquellos ámbitos tradicionales de integración social como era la escuela, que se está homogeneizando en cuanto a su nivel socioeconómico al igual que el barrio. (Ver gráfico al final del artículo).

Los jóvenes y adolescentes también son afectados prioritariamente por estos fenómenos sociales. Un reciente estudio del MESYFOD revelaba que entre los 12 y los 27 años un 50% de los jóvenes ya abandona el sistema educativo mientras que más del 10% de ese mismo segmento etario no sólo no estudia sino que tampoco trabaja. Estos altísimos niveles de deserción escolar (de los más altos de América Latina) y los problemas de inserción laboral se vuelven más graves frente a las transformaciones contemporáneas de la economía global: como se sabe, ésta tiende cada vez más a generar disparidades de empleo e ingresos crecientes entre los trabajadores más y menos calificados.

Podríamos agregar fenómenos como la significación del embarazo precoz en los hogares más pobres, el agravamiento severo del desempleo liso y llano entre los más jóvenes o la situación de los trabajadores desalentados que ya no buscan más empleo, pero todo eso consolidaría la perspectiva señalada anteriormente: más allá de la recesión y de sus efectos muy negativos respecto a una sociedad que había mejorado claramente sus tendencias y escenarios luego de la dictadura, la agenda social que tenemos frente a nosotros no se resuelve sólo con crecimiento, exige políticas sociales proactivas y específicas. El fin de la recesión es prioritario pero no suficiente frente a tamaños problemas.

Resulta indispensable señalar y destacar que Uruguay logró efectivamente mejorar sus niveles de pobreza y mantener (y según algunos estudios disminuir) los niveles de desigualdad entre 1985 y 1994 (PNUD/IDH, 1999). Después de la debacle social con que termina la dictadura, del ajuste recesivo de 1983-84 y de una pauperización muy grave de la población, hubo una mejora fuerte de la economía al retornar los gobiernos democráticos que supieron combinar crecimiento económico con abatimiento de la pobreza. (Ver gráfico al final del artículo).

Este indudable éxito volvió a hacer del Uruguay el país más igualitario de América Latina (claro que ésta era de las regiones que presentaba mayor inequidad social en el planeta). Sin embargo, estas tendencias favorables comienzan a detenerse hacia mediados de los años noventa, como lo indican por ejemplo los muy buenos estudios de Kaztman y Filgueira, entre otros. Las razones son varias: se llega a un núcleo duro de la...

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