China y la seguridad energética.

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Este artículo está orientado a establecer cómo están vinculadas las necesidades energéticas chinas, su seguridad energética y la seguridad energética regional, y la situación de seguridad en el Este de Asia en un sentido amplio, estableciendo cómo este vinculo moldea la estrategia chista en el área de la energía, En este análisis se establece que el incremento de la competencia estratégica entre Estados Unidos y China podría provocar que la política de seguridad energética de China profundice visiones con mayor acento en la geoestrategia y la seguridad nacional En este sentido, el fortalecimiento de una política exterior multilateralista en China v su involucramiento en la cooperación energética regional generan expectativas positivas respecto de la evolución de dichas políticas, aunque esta tendencia es aún germinal. Esta dualidad solo podría cambiar a partir de una relación sino-norteamericana más Constructiva en relación con el ámbito regional.

INTRODUCCIÓN

Para el 2010, Asia será el mayor consumidor de energía primaria del mundo. Asia ya importa el 60% de su petróleo desde el Medio Oriente y esa dependencia tiende a incrementarse. Los países asiáticos han visto este problema en términos estratégicos por largo tiempo y esto podría aumentar la posibilidad de conflictos en las disputas que han de producirse en la región si se mantiene esta visión geoestratégica (1). Entre estos países, la República Popular China genera una serie de interrogantes, tanto en el impacto del desarrollo económico sobre sus necesidades energéticas, como en la actitud que tomará dicho país en los conflictos limítrofes que involucren recursos energéticos.

Durante la década de los años noventa, China transitó desde la autosuficiencia energética hasta llegar a ser importador neto de petróleo desde 1993, fundamentalmente como resultado de su acelerado proceso de desarrollo económico producto del proceso de reforma económica iniciado a fines de los años setenta. Este proceso, además de generar mayor interés por aumentar la producción nacional, acentuó la necesidad de garantizar un entorno de seguridad regional estable que garantizara su libre flujo. El sostenido incremento de la demanda de energía se ha manifestado en la forma en que China ha enfrentado su seguridad energética, es decir, cómo garantizar la adecuada disponibilidad de energía, en variadas formas, cantidades suficientes y a precios razonables (2).

La necesidad de abastecerse regularmente desde los países productores, de incrementar la exploración costa afuera, de abrirse a la exploración e inversión extranjeras en este campo, de mejorar los vínculos con los países productores e invertir en ellos, entre otros aspectos, se ha llevado a cabo en forma sistemática por el gobierno chino. Sin embargo, el proceso no está exento de dificultades, ya que la dinámica de los equilibrios estratégicos regionales, principalmente en función de la competencia estratégica sino-norteamericana, el problema de Taiwán, la disputa por las islas Senkaku con Japón, la disputa por las islas Spratly con varios países del sudeste asiático y factores secundarios, como la amenaza del terrorismo en la provincia china de Xinjiang (3), entre otros aspectos, enfrentan a China con algunos obstáculos que podrían poner a prueba su capacidad de garantizar su propio suministro energético en una eventual crisis.

China posee una base de producción energética interna que depende fuertemente del carbón que alcanza un 55% de la producción total, y en menor medida, del petróleo con un 20%; el gas natural con un 10%; la energía proveniente de recursos hídricos con un 10%; y la energía nuclear con un 5%. Como hemos dicho, la necesidad de energía de China aumenta gradualmente y se prevé que el año 2020 importará el 60% del petróleo que necesita y el 30% del gas natural (4). Este cambio de contexto ha hecho que el país redefina su perspectiva estratégica en un sentido amplio, tanto en su política energética en función de garantizar el suministro de recursos para su desarrollo, como en su visión estratégica respecto de los países productores de petróleo, las vías por las cuales se transportan esos recursos, y las regiones sujetas a disputas limítrofes que poseen recursos energéticos, entre otros aspectos.

Las proyecciones de la demanda energética varían, pero en general se habla de un incremento de alrededor de 200% entre el 2000 y 2020 (5). Cabe señalar que a comienzos del período de reforma, China trató de compensar el aumento de la demanda energética mediante el incremento de la producción local de carbón, ya que China ocupa el tercer lugar en el tamaño de sus reservas y es el primer productor mundial de este recurso (6). Sin embargo, los avances en este sentido no lograron compensar la tendencia deficitaria, que se hizo efectiva a principios de los años noventa.

PRODUCCIÓN INTERNA DE CARBÓN

China es el mayor productor y consumidor de carbón del mundo. En 1989 llegó a ser el principal productor y ha seguido con un fuerte crecimiento, aunque irregular (7), hasta ahora en que alcanza cifras cercanas al 30% de la producción mundial. Cabe señalar, que algunas cifras chinas pueden resultar confusas ya que se refieren a carbón crudo, sucio. Por otra parte, hay algunas dificultades tecnológicas que permiten una tasa de recuperación de material relativamente baja en gran parte del sector (8). El carbón ocupa cerca del 90% de las reservas de energía convencional de dicho país. En 1998, había alrededor de 72 mil minas de carbón, divididas en términos de propiedad en estatales claves (593), estatales locales (1640) y minas de pueblos y aldeas (alrededor de 70 mil). Las dos primeras proveían 4,1 millones de los 6,6 millones de empleos en esa industria. Sin embargo, esta es una industria que enfrenta dificultades en términos de competitividad e impacto ambiental (9). La producción del recurso aumentó de 620 Mt. (millones de toneladas) en 1980, a 1116,4 Mt. en 1992, y 1397 Mt. en 1996 (10). Un problema que China debe enfrentar es la sobreproducción de este recurso, lo que impulsó al gobierno chino a disminuirla aplicando políticas tales como la búsqueda de mercados para la exportación (llegando a ser en 2002 el segundo mayor exportador del mundo) y el cierre de minas (principalmente pequeñas) (11). Se espera que en los próximos años aumente la demanda de carbón con lo cual deberá enfrentar un escenario de mayor competitividad, con mayores exigencias ambientales y una reforma y reorganización, agrupando las minas en siete corporaciones para 2005, e incorporando, además, al sector inversión extranjera y mejoras tecnológicas (12).

PRODUCCIÓN INTERNA DE PETRÓLEO

En 2002 China fue el tercer mayor consumidor del mundo de petróleo y sus derivados, tras los Estados Unidos y Japón, con una demanda total de 5,26 millones de barriles por día. Sin embargo, se cree que a partir del año 2005 la demanda china superará a la japonesa. En 1998, China reorganizó las empresas de gas y petróleo del Estado en dos instancias principales focalizadas regionalmente: la China National Petroleum Corporation (CNPC) en el norte y oeste del país y la China Petrochemical Corporation (Sinopec) en el sur, aunque seguro inclinándose a la exploración y producción de gas y petróleo para la CNPC y de las actividades de refinación para Sinopec. A estos organismos, hay que agregar la China National Offshore Oil Corporation (CNOOC) que se orienta a la exploración y producción en la costa y a la creación en 1997 de una nueva compañía llamada China National Star Petroleum. La supervisión de la reglamentación de este sector está, desde comienzos del año 2003, a cargo de la State Energy administration (SEA) (13).

China necesita modernizar su infraestructura de transporte y almacenamiento. Por otra parte, la mayoría de los recursos internos chinos están bien explorados y los campos petroleros más grandes están produciendo para 30 años o más, como lo indican los pozos de Daqing en la provincia de Heilongjiang (desde 1958) y Shengli en la provincia de Shandong (desde 1962) (14). La región de Xinjiang, donde se encuentra la Cuenca del Tarim, sería la última frontera en la explotación continental de hidrocarburos con participación más activa de empresas extranjeras en su exploración (15).

La exploración frente a la costa solo aporta alrededor del 10% de la producción total, aunque las disputas limítrofes en el Mar del Sur de China y en el Mar de China Oriental han generado grandes expectativas aún no confirmadas. En el primer caso, la exploración de las islas Spratly (Nansha) se inició en 1987 y en 1992 comenzó la exploración por la empresa norteamericana Creston Energy Corporation; otros actores regionales están desarrollando procesos similares en dichas islas (16).

Las fuentes de petróleo que se están explorando en el interior del territorio chino se encuentran en la cuenca de Tarim, localizada en el noroeste del país, en la región autónoma de Xinjiang, que tiene reservas estimadas de 147 bb. Inicialmente, su exploración se limita a empresas estatales chinas, pero se ha abierto a la participación de capital y tecnología extranjeros. Cabe señalar que esta región tiene como característica un terreno complejo, con dunas de arena y viento que dificultan las tareas logísticas y de transporte (17). Las importaciones de petróleo de China provienen principalmente del Medio Oriente y el sudeste asiático y en menor medida de África y otros mercados.

LA PRODUCCIÓN INTERNA DE GAS

En China, la exploración sistemática del gas natural sólo comenzó en los años noventa (18). Se prevé que la utilización de gas natural en el país aumente de un 3% en la actualidad a 8-10% en 2015. China posee recursos de gas en la cuenca del Erdos, Sichuan, las cuencas del Tarim, Junggar y Qaidam, así como en el Mar del Sur de China. Recientemente se ha incorporado el yacimiento de gas Chunxiao, en la cuenca del Xihu, en la costa próxima a Shanghai. Existe, además, un proyecto de gasoducto que...

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