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AuthorGonzalez, Camilo

INTRODUCCIÓN

¿Por qué algunos países buscan obtener armas nucleares? Y en particular ¿qué persiguen los países con regímenes autoritarios al obtener armas nucleares? Este artículo busca ahondar la relación entre regímenes políticos y la seguridad internacional dentro del contexto de proliferación nuclear.

Este estudio tiene por objetivo explorar la posible relación entre las armas nucleares y la supervivencia del régimen político, particularmente aquellos que son autoritarios. Comparando los casos de Corea del Norte, Irán, Irak y Libia, queremos analizar si la posesión o no de armas nucleares ha sido un factor de estabilidad del régimen autoritario, centrándonos en la disuasión nuclear ante Estados democráticos para impedir conductas agresivas que conduzcan a procesos de caída del régimen autoritario y establecimiento de la democracia. Por lo tanto, nos preguntamos: ¿Son menos o más vulnerables los dictadores que no poseen un programa o arsenal nuclear?

En ese sentido, la posesión de armas nucleares puede convertirse en un seguro para la sobrevivencia política de los líderes y la élite autoritaria tanto a nivel externo e interno. Por un lado, los dictadores pueden disuadir a los Estados democráticos (e incluso a los autoritarios) de agredirlos usando estratégicamente la in-certidumbre y la vulnerabilidad de una retaliación nuclear (Collins & Kingston, 2002; Waltz, 1990), como escudo ante la tentativa de cambio de régimen a nivel externo. Sin embargo, las estrategias de proliferación y la posesión de armas nucleares pueden afectar la forma en que otros Estados pueden percibir a los regímenes autoritarios y evaluar su vulnerabilidad para lograr su democratización (Eriksson & Giacomello, 2006; Kahl, 1998; Kolodziej, 2005).

El artículo se divide en cinco secciones. En primer lugar, presentamos la metodología; posteriormente revisamos el conjunto de teorías sobre la proliferación nuclear basados en las dimensiones de voluntad (willling-ness) y oportunidad (opportunity) que esgrime la literatura especializada. En tercer lugar, analizamos los argumentos sobre la proliferación nuclear desde la perspectiva del régimen político. Posteriormente, sugerimos explicaciones para las trayectorias de los casos de estudio, centrándonos en la ausencia de un arma o programa nuclear como determinante para la vulnerabilidad el régimen autoritario. Por último, unas conclusiones generales sobre los resultados de la investigación.

(NO) PROLIFERACIÓN NUCLEAR

¿Por qué algunos países buscan obtener armas nucleares? Una parte importante de las respuestas a esta interrogante están contenidas en las diversas teorías de las Relaciones Internacionales, que explican la proliferación nuclear a partir de la comprensión de las motivaciones que poseen los actores internacionales para iniciar sus programas nucleares y, por ende, lograr obtener armas nucleares (Jo & Gartzke, 2007). Estas aproximaciones se concentran en estudiar la voluntad (willingness) como explicación de la proliferación nuclear.

Desde la corriente realista, Waltz (1979) explica que la disuasión es producto de la estructura del Sistema Internacional que lleva a los Estados fuertes a posicionarse como actores protagónicos a nivel sistémico, mediante la adquisición de armas nucleares, mientras que aquellos Estados pequeños se ven abocados a resguardarse bajo la protección de las potencias nucleares. En otro sentido, Mearsheimer (2001) sugiere que la disuasión es consecuencia tanto de la desconfianza entre Estados como de las oportunidades disponibles para alterar el Sistema Internacional. Al existir una estructura anárquica, la desconfianza mutua aumenta (Blair, Karim, & Morse, 2018), por lo que cada Estado asume sobre su supervivencia en clave de aumentar su seguridad, una de las cuales está relacionada con el poder nuclear. Incluso, ese mismo poder nuclear permite alterar el cambio de balance de poder regional a expensas de la seguridad de los demás Estados, que en la línea de Mearsheimer está relacionada con la aspiración a la hegemonía regional.

Estos objetivos se expresan de maneras particulares en su variante defensiva y ofensiva, donde el realismo resalta la intención del Estado de preservar el balance de poder y maximizar el poder relativo frente a otros Estados, respectivamente. Por su parte, los teóricos del neorrealismo aportan a la comprensión del balance de poder en base a las capacidades relativas de los Estados que definen su política exterior. De esta manera, frente a las teorizaciones tradicionales del realismo, se incorpora la variable doméstica de la fortaleza del aparato estatal como catalizador de la acción exterior de los Estados (Ripsman, Taliaferro, & Lobell, 2016; Rose, 1998). De esta manera, en torno a la cuestión nuclear, si bien los cambios en los balances de poder son la motivación inicial de esta conducta por parte de los Estados, solo la voluntad de las élites de política exterior permitirá la implementación de programas para la búsqueda de armas nucleares. En línea, Sagan (1996) propone un modelo teórico de seguridad, los Estados buscan poseer armas nucleares como consecuencia del estado de anarquía internacional que incentiva la autoprotección en términos de seguridad nacional y soberanía. La clave realista sobre la proliferación nuclear radica en comprender que ante una amenaza militar significativa, la percepción de dicha amenaza tiene por consecuencia la adquisición de arsenal nuclear con el objetivo de disuadir a los Estados agresores de su conducta.

Desde el liberalismo, los estudios han puesto su acento en el efecto predictivo de las instituciones internacionales como explicación del fenómeno de la proliferación nuclear y la orientación de las élites hacia la economía mundial. En ese sentido, el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) permite a los Estados mantener expectativas estables entre ellos, que afectan sus cálculos de costo-beneficio a la hora de iniciar programas nucleares, por lo que los Estados escapan de los dilemas de seguridad mediante la cooperación para lograr beneficios mutuos (Way & Sasikumar, 2004). Así, Jo y Gartzke (2007) argumentan que los países miembros del NTP alientan a los Estados a mantenerse en una conducta de no proliferación. Sin embargo, Solingen (2009) afirma que la proliferación se da como consecuencia de la necesidad de líderes de sobrevivir políticamente en países con menor vínculo con los mercados e instituciones internacionales. Por tanto, el impulso a la proliferación busca movilizar domésticamente a los sectores políticos en torno al fortalecimiento de la capacidad militar, mediante el incremento del gasto en el sector defensa, particularmente en la esfera nuclear (Sagan, 1996).

Por último desde el constructivismo, la lectura que se realiza sobre la proliferación se concentra en la comprensión de los procesos cognitivos que motivan la toma de decisiones que permiten que un país se convierta en un agente prolifera-dor. Tannenwald (1999) ha acuñado el término "tabú nuclear" (nuclear taboo) como la preocupación en los procesos de toma de decisión en Washington de no volver a usar armas nucleares después de Hiroshima y Nagasaki en 1945. Una trayectoria decisional que se alcanza a contraponer con los procesos de no proliferación.

Respecto de esto, Rost Rublee (2009) toma los casos de Japón, Egipto, Libia, Suecia y Alemania, para explicar el papel que fungen las élites estatales y los formuladores de políticas públicas en seguridad nacional, así como la fuerza y presión de los movimientos sociales para la creación de normas encaminadas a la no proliferación. Por último, pone de relieve que son las iniciativas y mecanismos sociales que fomentan la no proliferación, incorporando nuevas normas de limitación o, por el contrario, las armas nucleares son el resultado de una cimentación del prestigio y el estatus de los Estados respecto de lo que se cree legítimo y apropiado en la escena internacional (Sagan, 1996).

Sin embargo, Ogilvie-White (1996) ofrece otra mirada, llamando la atención sobre el problema de las definiciones de los conceptos como "proliferación" y "rompecabezas". Advierte que aquellas indeterminaciones han llevado a una lectura difusa y poco acertada sobre los proyectos nucleares después de finalizada la Guerra Fría. De hecho, la falta de rigor sobre los conceptos, abre espacios erróneos para la arquitectura de regímenes internacionales y problemas a los tomadores de decisiones en la materia (Ogilvie-White, 1996, p. 43). Así, propone en su análisis un par de hipótesis sobre la proliferación. En primer lugar, el escenario determinista tecnológico postula que la tecnología nuclear en sí misma es la principal fuerza impulsora detrás de la proliferación y, por lo tanto, las armas nucleares se producen tan pronto como sea tecnológicamente factible hacerlo en cada país. Y la segunda, postula que la dinámica de la proliferación nuclear no puede entenderse sin la pregunta de lo que motiva a los Estados a adquirir armarse nuclearmente. Lo anterior da lugar a modelos teóricos para explicar los costos y beneficios de dichos proyectos y el alcance de tenerlas o no (Ogilvie-White, 1996, p. 44).

Desde otra arista teórica, la proliferación nuclear se ha entendido bajo la estructura de incentivos y limitantes en la que se mueven los actores en la arena internacional, esto es desde la perspectiva de la oportunidad (opportunity). Al respecto, la literatura ha enfatizado en el papel que juegan la capacidad económica de un Estado, su posibilidad de adquirir materiales y la tecnología disponible para desarrollar armas nucleares. Por otra parte, Hy-mans (2012) advierte que al menos la mitad de los proyectos de armas nucleares lanzados desde 1970 han fracasado definitivamente. En efecto, Hymans toma como muestra los casos de Irak, China, Yugoslavia y Argentina, demostrando que dichos fracasos se deben en gran medida a la debilidad...

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