Conmemoracion de los 40 anos de integracion andina: Santiago, Universidad Miguel de Cervantes, 26 de mayo de 2009.

AuthorLluch Soler, Salvador
PositionOpini

Para mí es algo difícil participar en este acto. Primero que nada porque presentar la visión que uno puede tener de algo complejo que sucedió hace 40 años y que ha venido evolucionando en forma lenta, variada, con pasos adelante y otros atrás, requeriría un análisis que esta reunión, que no es un seminario, no permite. Por eso, me limitaré a dos cosas: primero, agradecer este homenaje a los firmantes del Acuerdo de Cartagena entre los cuales he tenido el gusto de oír mi nombre y, segundo, expresar una reflexión sobre algunos aspectos que me parecen fundamentales en lo que ha sido este largo proceso.

El Acuerdo de Cartagena fue el resultado de un trabajo muy sustantivo y ambicioso, que exigió grandes esfuerzos de mucha gente y la decisión política muy firme de los Gobiernos que, al final de las negociaciones, formaron la unidad básica andina. Ella fue el resultado de una búsqueda de acuerdo tan difícil que no logramos evitar que uno de los participantes, el más importante económicamente en la época, Venezuela, se nos quedara en el camino. De este modo, partimos con cinco países y un sexto que se mantenía muy cercano pero no estaba plenamente integrado en el nuevo organismo.

De este largo camino recorrido y del recuerdo de lo que pensábamos en la primera etapa, en los primeros tiempos, me surgen algunas preocupaciones importantes. A lo largo de los cuarenta años el Acuerdo ha sobrevivido e incluso, en algunos de sus ámbitos, ha tenido un éxito rotundo, como es el caso de la Corporación Andina de Fomento, que de un capital básico de 25 millones de dólares tiene hoy un patrimonio propio de 4.500 millones de dólares y cuenta entre sus miembros a 17 países, desde luego, a todos los de Sudamérica y España. Este importantísimo éxito específico muestra que la capacidad de realización no solo de los países andinos sino de los países latinoamericanos es grande. Los ciudadanos de la región tenemos la capacidad de desarrollar bien proyectos muy complejos.

Sin embargo, no puedo dejar de señalar que siento que el actual proceso, heredero del Grupo Andino inicial, ha crecido mucho en ramaje, pero me parece que ha perdido consistencia. Como ciudadano de un país que fue fundador e impulsor del Acuerdo, y que posiblemente podríamos calificar como el más entusiasta en la primera época, me es sumamente penoso participar en este momento de recuerdos y proyectos cuando nuestro país ya no es miembro del Grupo. No pertenece al Grupo después de una decisión del...

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