Alianza del Pacifico: una vision desde Chile.

PositionDiscurso

Discurso pronunciado por el Director Ejecutivo de la Fundación Chilena del Pacífico, Manfred Wilhelmy, en la 42a Sesión Ordinaria del Parlamento Andino. Santiago, 17 de junio 2013

Agradezco muy especialmente esta oportunidad para dirigir unas palabras a los Honorables miembros del Parlamento Andino, que mi país se honra en recibir para esta sesión en Santiago.

Para la institución que represento, Fundación Chilena del Pacífico, dedicada a la promoción de las relaciones del país con la región Asia-Pacífico, la Alianza del Pacífico es un proceso en marcha y al mismo tiempo un proyecto de enorme importancia, tanta que hemos acordado en nuestro Consejo Directivo, en el marco de un plan estratégico recientemente aprobado, darle prioridad en nuestro programa anual de trabajo. En efecto, la dimensión latinoamericana de las vinculaciones con Asia-Pacífico ha sido una constante en el trabajo de la Fundación.

La Alianza del Pacífico es uno de los acuerdos de integración y cooperación de mayor trascendencia a que se ha incorporado nuestro país.

La Alianza tiene el potencial de transformar cualitativamente el espacio regional en que nos desenvolvemos en el comercio, la inversión extranjera directa, y las vinculaciones de cooperación, con una marcada orientación hacia el desarrollo de más y mejores relaciones externas del área de la Alianza, especialmente, pero no exclusivamente, en dirección al Asia-Pacífico.

Es preciso sintetizar brevemente lo que ha sido nuestra política comercial, así como sus proyecciones.

Chile ha avanzado mucho en su proceso de integración económica y especialmente comercial con el mundo.

En una fase inicial, a través de sucesivos pasos unilaterales, el nivel de protección comercial disminuyó significativamente, hasta llegar al actual arancel nominal de 6% ad valorem, que se aplica en los contados casos en que no existe una preferencia arancelaria.

En el plano multilateral, Chile ha apoyado de manera consistente las rondas de negociación de la OMC y los acuerdos correspondientes, el último de los cuales fue el Acuerdo de Marrakech, resultante de la llamada Ronda Uruguay.

Posteriormente hemos apoyado el avance de la Ronda de Doha (Agenda de Desarrollo de Doha, DDA). Pero este proceso se encuentra estancado por razones conocidas, no imputables a los países de la Alianza, sin que se vislumbre hoy su pronta terminación exitosa.

Ese estancamiento es una importante motivación de nuestra voluntad de adelantar camino de apertura por otras vías, opción en la que hemos avanzado más que la gran mayoría de los partícipes en el comercio internacional.

En el nivel bilateral, tenemos ya acuerdos de libre comercio, de carácter preferencial, con la gran mayoría de los países de las Américas y de Europa, y estamos avanzando recientemente en la negociación y conclusión de importantes acuerdos adicionales en Asia, especialmente en la subregión del Sudeste.

En síntesis, los 22 acuerdos comerciales con 59 países, cifras del año 2012, cubren nuestros principales mercados, contribuyen a...

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