Informe preliminar de la misión de observación electoral de la oea en república dominicana

JurisdictionDerecho Internacional
Date20 February 2024
Published date20 February 2024
Record NumberD-003

***** Cotejar con texto pronunciado******

La corrupción es el crimen de nuestros tiempos en las Américas. El corrupto no solo roba al Estado. Le roba al pueblo y en un país como Honduras eso es horrendo. Según cálculos conservadores que maneja la Misión, esto representa al menos 10 mil millones de Lempiras al año que podrían dedicarse al combate a la pobreza.

La corrupción produce más hambre, más miseria. Por eso la corrupción afecta también los derechos humanos, pues por cada Lempira que un corrupto se lleva, un niño o niña deja de comer o un enfermo no obtiene la medicina que requiere para vivir o aliviar su dolor. Hay que decirlo con claridad, la corrupción también mata.

La corrupción hace que los funcionarios no cumplan su misión. Hace que los políticos no busquen el interés general sino promuevan causas particulares bajo sofismas y mentiras. Incentiva que la gestión pública esté al servicio del mejor postor y no de la sociedad toda.

Provoca que los policías no brinden seguridad y, por el contrario, permite que sirvan al crimen organizado. Hace que el Estado no compre lo que necesita la gente a buenos precios, sino que se adquieran bienes inservibles o bienes a precios inflados.

La corrupción hace que no tengamos tributos para cubrir las necesidades de infraestructura y educación, pues estos se lo llevan los corruptos. Fomenta que las aduanas sirvan a los bolsillos de personajes oscuros pero no a los ingresos nacionales que se requieren para impulsar el trabajo y los servicios públicos.

Pero tengo que decirles que la corrupción no es solo un problema de malos funcionarios. Es un fenómeno en donde estamos todos imbuidos. Hay corrupción en el ciudadano común y corriente que ofrece y paga un soborno al funcionario en lugar de cumplir la ley; en el empresario que prefiere el atajo fácil para conseguir la licencia que necesita o que usa el soborno para que le entreguen el contrato que tanto ansía.

Hay corrupción en el juez que no cumple la ley con independencia y que prefiere torcerla frente al amigo o frente al poderoso. En el fiscal que no investiga. En el abogado que no defiende y que se vende al mejor postor.

Hay corrupción también cuando la prensa renuncia a su independencia y cuando deliberadamente no es veraz.

La corrupción ahoga a nuestros países en el fango de la inmoralidad. Todo eso hace y, por eso, suele llegar en toda sociedad el momento en que decimos BASTA, el momento en el que nos indignamos y buscamos un cambio. Aquí estamos en...

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