Los tratados de Libre Comercio con Estados Unidos: algunos elementos para una evaluación dinámica de sus implicaciones

AuthorJuan Fernando Terán
ProfessionLicenciado en Sociología, uNAlvi; master en Sociología Política, Instituto de Investigaciones José María Luis Mora, México; docente del Área de Estudios Sociales y Globales, UASB-Q
Pages95-124
LOS TRATADOS DE LIBRE COMERCIO CON
ESTADOS UNIDOS: ALGUNOS ELEMENTOS
PARA UNA EVALUACIÓN DINÁMICA
DE SUS IMPLICACIONES
Juan Fernando Terán
La capacidad de nuestro sistema crece más rápido que la capacidad
de absorción del mercado doméstico...
Más del 96% de la población mundial vive fuera de Estados Unidos
y, obviamente, allí tendrá lugar el crecimiento del consumo de alimentos.
United States Department of Agriculture, 2001.
Durante los últimos años, como consecuencia de diversas obstrucciones a la
constitución del Área de Libre Comercio de las Américas (ALcA), Estados Unidos
ha centrando sus esfuerzos de política exterior en la promoción de tratados bilate-
rales de liberalización comercial con diversos países latinoamericanos. Respon-
diendo con la premura generada por la preocupación de perder viejas preferencias
o por el deseo de acceder a otras nuevas, nuestros gobiernos han entrado en una
"negociación competitiva" en la cual la racionalidad económica es sustituida por un
criterio sencillo de evaluación: lograr la firma del acuerdo lo más rápidamente po-
sible. Dado que la responsabilidad hacia nosotros mismos demanda una actitud más
prudente y crítica, a continuación, se presentarán algunos elementos para propiciar
un debate sensible al carácter complejo, dinámico e interrelacionado de los distin-
tos aspectos involucrados en la liberalización comercial.
1. EL DEBATE NO DEBERÍA BASARSE
EN LUGARES COMUNES INFUNDADOS
En América Latina se ha consolidado una forma de debate público sobre las
conveniencias o inconveniencias de la liberalización comercial: sin importar en
cual cancha proceda el juego coyuntural de negociaciones, todos siguen a la misma
pelota. Tanto opositores como promotores del libre comercio despliegan sus estra-
tegias económicas, políticas y comunicativas, tomando como referencia al "sentido
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común dominante" sobre la naturaleza, características y consecuencias de los trata-
dos de liberalización comercial. Influyendo silenciosamente en el entendimiento y
en la acción, este sentido común está constituido por varias simplificaciones cuya
inconsistencia e incoherencia son permanentemente invisibilizadas por, e invisibles
para, los jugadores. Siendo así, para replantear el debate público en términos favo-
rables a la visibilización de las interrelaciones entre procesos, se requiere comenzar
rompiendo con la inercia de los hábitos creados por el sentido común.
No se negocia el libre comercio
En el comportamiento público de diversos agentes económicos, se observa
que un tratado de libre comercio es habitualmente concebido como un instrumento
para eliminar las barreras a la comercialización internacional de los productos na-
cionales o, dicho en otra forma, se observan comportamientos basados en la creen-
cia de que:
"el libre comercio = la libre exportación".
Utilizando esta suposición para estructurar sus expectativas, diversos grupos
sociales abrazan esperanzas y anhelos de bienestar centrados en otra identidad apa-
rentemente incuestionable:
"mayor exportación = mayor ingreso = mayor empleo".
Finalmente, ante los aplausos concedidos a las simplificaciones anteriores, los
negociadores, los políticos, los empresarios y los ciudadanos tienden a perder de
vista que, como instrumentos de la política comercial exterior estadounidense, los
tratados de Libre Comercio obedecen realmente a otra fórmula:
"Libre comercio = libre importación de los productos estadounidenses y ex-
portación controlada de productos no estadounidenses".
Además de resumir la realidad experimentada por los países en desarrollo, es-
ta última identidad pretende incentivarnos a reconocer que, en estricto sentido, el
"libre comercio" no existe ni como política ni como hecho, en el actual contexto de
una globalización económica diseñada desde los países desarrollados. Y no existe
porque los regímenes económicos internacionales tienen como propósito establecer
un "comercio administrado", un comercio en el cual se repartan los costos y bene-
ficios de la supuesta liberalización entre varios grupos sociales y entre países.
¿Cómo sucede esta "administración" de costos y beneficios? Por un lado, se
conceden protecciones temporales o permanentes para ciertos productos mediante
varios mecanismos y, por el otro, se eliminan protecciones casi inmediatamente o
en lapsos relativamente cortos para otros productos. De esta forma, protegiendo a
unos y desamparando a otros productos, se define quiénes son perjudicados y quié-
nes son beneficiados por los acuerdos.

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