La transición a la economía formal: Mejora de las actividades de reconstrucción en Filipinas

AuthorJean-Luc Martinage
Pages13-15
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revista TRABAJO
NÚMERO ESPECIAL DE 2015
Mejora de las actividades de reconstrucción
en Filipinas
LA TRANSICIÓN
a la ECONOMÍA
FORMAL
Se prevé que los delegados de la Conferencia Internacional del Trabajo de 2015 adopten
una Recomendación que proporcione orientación a los 185 Estados Miembros de la
OIT sobre la forma de facilitar la transición de la economía informal a la formal. Las
actividades de la OIT en Filipinas constituyen un buen ejemplo de esa transición, no sólo
por satisfacer inmediatamente la acuciante necesidad de ingresos de las víctimas de los
tifones, sino también por garantizarles un salario mínimo, protección social, seguridad y
cobertura sanitaria, todo ello muy importante para lograr un trabajo decente.
Por Jean-Luc Martinage
Fotografías: Marcel Crozet, OIT Manila
VAO (Mindanao,
Filipinas) – Purok 35 Bucana
es un barrio de viviendas
precarias situado a lo largo
de la transitada carretera
principal que comunica el
aeropuerto de Dávao, en
la isla Mindanao, con el
centro de la ciudad. Unas
500 personas viven en ese
asentamiento informal,
uno de tantos en esa ciudad
de millón y medio de
habitantes.
Tras transitar el lugar por un
sendero de barro de un metro
de ancho nos encontramos con
Marilyn, de 45 años de edad. Su
pequeña tienda de alimentos
(llamada sari-sari) parece ser
el lugar de encuentro de las
personas que viven en esta zona.
En la tienda hay un cartel que
promociona productos de belleza
locales que ella vende a crédito.
Marilyn gana 200 pesos diarios
(alrededor de 4,5 USD), pero tiene
que pagar un crédito de 1.200 pesos
(26 dólares) con arreglo a una tasa
de interés mensual del 20 por ciento.
El sistema se conoce
localmente como 5-6
(pago de seis por cinco). Es
decir, ella es víctima de un
usurero.
Marilyn llegó a Dávao
con su esposo hace cinco
años. “Él sufrió heridas
graves en la cabeza como
consecuencia de una
pelea con otros mineros
en Diwal-Diwal, una
mina de oro situada en
la provincia de Compostela.” Sin
seguro de enfermedad, tuvo que
ser trasladado a un hospital en
Dávao, en el que afortunadamente
una ONG sufragó su costoso
tratamiento. “Ahora me ayuda en
la tienda”, explica Marilyn.
Julius Aparente, de 24 años,
es uno de sus proveedores. Nos
encontramos con él algo más
adelante en el mismo sendero de
barro. Hierve huevos de pato para
vender en la calle, y comparte los
180 pesos (4 USD) de ganancia
diarios con Virgilio, de 49 años,
dueño del balut (el lugar en el que
se cocinan los huevos). Julius gana
Marilyn
Julius Aparente
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otros 250 pesos (5,50 USD) al día como trabajador temporal
en el sector de la construcción, un empleo informal por el
que percibe una remuneración inferior al salario mínimo.
Como los ingresos de Julius son irregulares – a veces
tiene que esperar tres o cuatro meses antes de encontrar un
nuevo trabajo en la construcción – está contento por ganar
90 pesos adicionales vendiendo huevos para Virgilio.
CUATRO DE CADA DIEZ TRABAJADORES
EN LA ECONOMÍA INFORMAL
Las historias de Marilyn, Julius y Virgilio son habituales
para los lipinos y muchas otras personas que viven en los
países en desarrollo.
Los trabajadores que poseen un empleo vulnerable, lo
que se conoce como “economía informal”, por lo general
no tienen otra opción que aceptar cualquier trabajo para
sobrevivir. Para ellos, no sólo es difícil ganarse la vida;
también están privados de protección social, defensa
de sus intereses y garantías jurídicas en materia de
legislación laboral.
La OIT estima que por lo menos el 40 por ciento de
la fuerza laboral mundial trabaja en empleos informales,
si bien algunos observadores consideran que esta cifra
es mayor. El término “economía informal” alude al
conjunto de actividades económicas desarrolladas por los
trabajadores que, a nivel legislativo o en la práctica, no
están reguladas en acuerdos formales.
RECONSTRUCCIÓN DE LAS COMUNIDADES
No obstante, las cosas están cambiando en la isla de
Mindanao, entre otros lugares. Un buen ejemplo en
Filipinas es la aldea de Sibahay, a varios centenares de
kilómetros al norte de Dávao. Esta pequeña comunidad
de pescadores sufrió graves daños como consecuencia del
tifón Bopha, conocido como Pablo en el país, en diciembre
de 2012. Las zonas de pesca que proporcionaban ingresos
a la comunidad quedaron completamente devastadas.
“Tras el Bopha, lo perdí todo. El tifón destruyó mis
cocoteros, no tenía otra fuente de ingresos además de la
pesca”, recuerda Richard Orcales, pescador y miembro de
la asociación de pescadores de Sibahay.
La OIT, con el apoyo del Gobierno de Australia y de las
comunidades locales, ayudó a los habitantes de la aldea
a reconstruir estructuras de mejor calidad,y a iniciar su
transición a la economía formal.
BENEFICIOS DE LA FORMALIZACIÓN
“En Sibahay, como en muchas otras zonas de las Islas
Filipinas afectadas por los desastres naturales durante los
últimos años, hemos ayudado a la población a reconstruir
su vida garantizando un salario, seguridad social y cobertura
sanitaria y de accidentes a los trabajadores”, explica Lawrence
Je Johnson, Director de la Ocina de la OIT en Filipinas.
“Numerosas personas se han beneciado por primera vez de
las ventajas del trabajo decente y la protección social.
Los pescadores que perdieron sus medios de subsistencia como consecuencia del tifón Bopha se
benecian actualmente de las actividades de reconstrucción que lleva a cabo la OIT en Mindanao.
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En el caso de Sibahay, se suministraron equipos de
protección personal y herramientas para la construcción de
un criadero de langostas. Ello permitió a pescadores como
Richard Orcales generar ingresos, trabajar en condiciones
seguras y mantener a sus familias trabajando en el lugar
hasta que las zonas de pesca se recuperaron.
Otros proyectos ayudaron a los sobrevivientes del tifón
a permanecer cerca de sus hogares en las zonas afectadas
en Mindanao, y evitar que se mudaran a ciudades grandes
como Dávao o Manila, la capital del país. Estos proyectos
les ofrecieron protección contra la explotación y las
condiciones de vida precarias como las que padecen
Marilyn y su esposo en el barrio de Bucana.
En la 103a reunión de la Conferencia Internacional
del Trabajo, celebrada en junio de 2014, se llegó a la
conclusión de que la mayoría de las personas que se
incorporan a la economía informal no lo hacen por
decisión propia sino como consecuencia de la falta de
oportunidades en la economía formal. También se señaló
que los trabajadores de la economía informal pueden
tener un gran potencial empresarial si se facilita su
transición a la economía formal.
Los debates sobre la transición a la economía
formal proseguirán en la Conferencia de este año. Está
previsto que los delegados de gobiernos, empleadores
y trabajadores adopten una Recomendación que
proporcione orientación a los 185 Estados Miembros
de la OIT sobre la forma de facilitar la transición de la
economía informal a la formal.
MONOTRIBUTO: PROMOCIÓN DE LA
FORMALIZACIÓN Y LA PROTECCIÓN DE
LOS TRABAJADORES INDEPENDIENTES
DE URUGUAY
Uno de los cambios positivos para los trabajadores que
pasan de la economía informal a la formal es el acceso
a la protección social. Sin embargo, los trabajadores
autónomos con frecuencia carecen de motivación para
ello debido a las trabas administrativas y a la falta d e
incentivos para pagar impuestos.
En Uruguay, las autoridades encargadas de la
recaudación de impuestos y diversas instituciones de
seguridad social decidieron colaborar para establecer
un régimen de recaudación simplicado y unicado
dirigido a los pequeños contribuyentes, conocido como
“Monotributo”. Las personas que se acogen a este
régimen tienen los mismos derechos de seguridad
social que el resto trabajadores de la economía formal.
Las cotizaciones de los contribuyentes son recaudadas
por el Instituto de Seguridad Social de Uruguay (BPS),
que transere una parte de la recaudación al sco. El
resto es destinado por el BPS a nanciar la seguridad
social de los cotizantes y sus familiares.
“El régimen Monotributo ha demostrado ser una
herramienta ecaz para la constitución de microempresas
y de pequeñas sociedades, así como para la ampliación
de la cobertura de seguridad social a los trabajadores
independientes, sobre todo a las mujeres”, arma Isabel
Ortiz, Directora del Departamento de Protección Social de
la OIT.
Gracias a las reformas innovadoras del Monotributo,
menos de tres años después de la entrada en vigor
de la nueva legislación (en junio de 2007) se triplicó el
número de empresas y trabajadores cotizantes en el
sistema. En 2011 se estableció el “Monotributo social”
como régimen especial para las empresas individuales
o conjuntas.
Al Monotributo social pueden acogerse las personas
o los hogares cuyos ingresos estén por debajo de la
línea de la pobreza o en situación de vulnerabilidad
socioeconómica. Ahí radica el éxito del sistema, que
cada año cuenta con miles de nuevas empresas y
miembros como cotizantes.
Se han implantado con éxito programas similares en
otros países de América Latina, entre ellos Argentina,
Brasil y Ecuador.

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