Cuando el trabajo resulta peligroso.

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Homicidios y violaciones. Patadas, mordiscos y puñetazos. Acoso, incluidos el abuso sexual y racista. Coacciones, agresiones y victimización. Mensajes ofensivos, apodos y silencios despreciativos.

¿Todo esto en una jornada de trabajo?

Los anteriores son sólo algunos de los comportamientos incluidos en la definición de "violencia en el lugar de trabajo". La lista es larga (véase recuadro) y comprende acciones que rayan en el comportamiento intolerable. Otras actitudes se pueden interpretar de modo diferente en distintos contextos culturales.

Sin embargo, a pesar de la ambigüedad, la persistencia de la violencia en sus múltiples formas de expresión - sutil, psicológica o abiertamente física - parece constituir un creciente motivo de preocupación en los lugares de trabajo de todo el mundo.

Estas son algunas de las tesis formulada en un nuevo informe de la OIT titulado Violence at Work (1). El informe de 156 páginas, recién publicado por la Oficina Internacional del Trabajo, constituye el mayor estudio realizado en todo el mundo sobre la violencia en el lugar de trabajo.

El informe pone de manifiesto que los estallidos de violencia producidos en los lugares de trabajo de todo el mundo apuntan a una creciente mundialización del problema, que trasciende fronteras nacionales, entornos laborales y grupos profesionales. Algunos lugares de trabajo y profesiones, caracterizados por el trabajo nocturno o solitario, entrañan, cada vez en mayor medida, un nivel de riesgo superior al de otros. Las mujeres constituyen un grupo especialmente afectado, dado que se concentran en buena medida en las profesiones de mayor riesgo, como profesoras, enfermeras, trabajadoras sociales y empleadas de banca y del comercio.

El objeto del informe consiste en aportar información y análisis que permitan a los responsables de la formulación de la política de los organismos públicos, organizaciones empresariales y sindicales, profesionales de la salud y seguridad, directores de personal, instructores y trabajadores, promover el diálogo y la adopción de políticas e iniciativas tendentes a prevenir la violencia y erradicarla a corto plazo del lugar de trabajo.

Ejemplos de comportamientos violentos

en el lugar de trabajo

homicidio

violación

atraco

lesiones

palizas

agresiones físicas

patadas

mordiscos

puñetazos

esputos

arañazos

pinchazos, pellizcos y actos análogos

acoso, en su modalidad sexual y racista

coacciones

acoso psicológico victimización

intimidación

amenazas

ostracismo

mensajes ofensivos

actitudes agresivas

gestos de rudeza en el uso del equipo

y las herramientas de trabajo

comportamiento hostil

lenguaje soez

gritos

apodos

indirectas

silencio despreciativo

Violencia psicológica

No toda la violencia es física. En años recientes se han evidenciado los efectos nocivos de la violencia psicológica, carente de componente físico y que comprende las coacciones y el acoso psicológico.

Las coacciones constituyen una de las modalidades de violencia en el lugar de trabajo cuya frecuencia va en aumento. Se caracteriza por un comportamiento agresivo, que se concreta en actos crueles, vindicativos, insidiosos o humillantes, tendentes a debilitar a las personas o grupos de empleados por el procedimiento de hacer difícil la vida de quienes pueden hacer mejor el trabajo del déspota, chillando al personal para que haga las cosas, insistiendo en que sus criterios son los válidos, declinando delegar funciones porque cree que no se puede fiar de nadie y zahiriendo a los demás con críticas constantes o despojándolos de sus responsabilidades por ser demasiado competentes.

Investigaciones llevadas a cabo, por ejemplo, en el Reino Unido, han demostrado que el 53 por ciento de los trabajadores ha sido víctima de coacciones en el trabajo, y que el 78 por ciento ha sido testigo de este tipo de comportamiento, que puede afectar seriamente a quienes lo padecen. Según un estudio realizado en Finlandia de los efectos de las coacciones en los trabajadores municipales, el 40 por ciento de las víctimas de coacciones se sentían "muy" o "extraordinariamente" estresadas, el 49 por ciento se sentía anormalmente fatigado en el trabajo, y el 30 por ciento se sentía "frecuente" o "constantemente" nervioso.

El acoso psicológico constituye un problema creciente en países como Australia, Austria, Dinamarca, Alemania, Suecia, el Reino Unido y los Estados Unidos. Este comportamiento consiste en "acosar" al empleado victimizado, sometiéndolo a presiones psicológicas. El "acoso" puede consistir en una reiteración de observaciones y criticas destructivas; en aislar a la persona del entorno social y en difundir rumores o información falsa. En Suecia se ha estimado que este tipo de acoso es causa del 10 al 15 por ciento de los suicidios.

Según Vittorio Di Martino, coautor del informe de la OIT, "en el nuevo perfil de la violencia en el trabajo que se configura se concede igual peso a los comportamientos físicos y psicológicos, y se valora plenamente la importancia de los pequeños actos de violencia."

Trabajar sólo y a riesgo propio.

La automatización, subcontratación, teletrabajo, trabajo en red y el "nuevo" trabajo por cuenta propia: todos estos procesos contribuyen a incrementar el número de personas que trabajan solas en todo el mundo. Aunque el trabajo en solitario no es intrínsecamente más peligroso que otras formas de empleo, sí que produce situaciones especiales.

Las personas que trabajan solas en pequeños talleres, estaciones de servicio y quioscos suelen considerarse blancos "fáciles" de los agresores. En Estados Unidos, los trabajadores de las estaciones de servicio figuran en cuarto lugar entre los más expuestos a la muerte violenta. Por su parte, los trabajadores de limpieza, mantenimiento y reparación, y otras categorías de empleados que trabajan fuera de las horas habituales, corren un riesgo especialmente grave de sufrir agresiones físicas y sexuales. En muchos lugares, los taxistas figuran entre los trabajadores "solitarios" más expuestos a los actos de violencia. En efecto, las horas nocturnas son las de mayor peligro para los conductores y, al igual que ocurre en otras ocupaciones, la intoxicación de los clientes parece ser causa del desencadenamiento de la violencia. En Australia, un estudio realizado en 1990 sobre los taxistas, puso de relieve que estos trabajadores corrían un riesgo 28 veces mayor de sufrir agresiones de índole no sexual, y casi 67 veces mayor de ser víctimas de atracos, que sus otros ciudadanos.

Causas y costes de la violencia en el lugar de trabajo

¿Es el "trabajador descontento" el "sujeto potencial" de la violencia en el lugar de trabajo? Las crónicas periodísticas de los actos de violencia en el lugar de trabajo suelen dar cuenta de actos de personas enrabietadas, agraviadas, irritadas o frustradas por algún motivo - personal o profesional - o que se encuentran bajo la influencia del alcohol o las drogas.

Con independencia de que los medios suelan reflejar esa percepción, el informe subraya que un análisis "interactivo" de los factores de riesgo, tanto sociales, como individuales, constituye un método más riguroso de examen de la violencia en el lugar de trabajo. Los estudios citados en el informe indican que la violencia en el lugar de trabajo suele provenir de una combinación de causas, que comprenden, tanto el comportamiento individual, como el entorno y las condiciones de trabajo, la interacción entre los compañeros, entre clientes o usuarios y trabajadores, y entre directivos y subordinados. (Véase el recuadro: Ejemplos de comportamientos violentos en el lugar de trabajo).

El Sr. Di Martino asegura: "Rechazamos la idea de que las únicas causas de la violencia en el lugar de trabajo sean individuales. Si nos movemos exclusivamente en torno a este supuesto, no lograremos evitar la reiteración de la violencia ni reprimir los actos violentos que se producen".

¿Cuál es el coste? Según el informe, la violencia erosiona a corto y, a veces, también a largo plazo, la organización y el entorno general de trabajo. Sobre las empresa recaen los costes directos del tiempo de trabajo perdido y del reforzamiento de las medidas de seguridad. Los costes indirectos comprenden la reducción de la eficiencia y la productividad, la disminución de la calidad del producto, el deterioro de la imagen de la empresa y la reducción de su clientela. A continuación figuran algunas cifras significativas del coste de la violencia:

Según una encuesta realizada en Estados Unidos por el Instituto Nacional de Seguridad en el Lugar de Trabajo, los costes totales ocasionados por la violencia a las empresas de ese país en 1992 superaron los 4.000 millones de dólares. Según la Junta de Indemnización por Accidentes de Trabajo de Columbia Británica, en Canadá, las reclamaciones por pérdida de ingresos salariales deducidas por los trabajadores sanitarios canadienses por causa de actos violentos se han incrementado en un 88 por ciento desde 1985. En una empresa alemana con una plantilla de 1.000 trabajadores, el coste directo de la violencia psicológica se ha calculado en 112.000 dólares (200.000 marcos) anuales, y los costes indirectos han sido estimados en 56.000 dólares.

Abordar ya la violencia en el centro de trabajo

Un día de marzo, un hombre armado irrumpe en el gimnasio de la escuela elemental de Dunblane, Escocia, y abre fuego contra los presentes. Pocos momentos después, los cadáveres del instructor y 15 alumnos yacen en el lustroso entarimado, agujereados por 58 proyectiles. Semanas más tarde, en el parque histórico nacional de la isla australiana de Tasmania, un único atacante, armado con un fusil de asalto, acaba con la vida de 35 personas y hiere a otras 30, incluidos los trabajadores del parque.

Estos dos sucesos, acaecidos en lugares distintos y distantes del planeta, que se consideraban absolutamente a salvo de hechos tan horrendos, muestran que la violencia puede estallar en el lugar de trabajo en cualquier lugar y en cualquier momento.

El informe señala que cada vez se reconoce más el hecho de que es preciso afrontar la violencia con criterios amplios. En lugar de buscar una solución universal para todos los problemas y situaciones, se debe analizar el amplio espectro causal de la violencia y adoptar una gama de estrategias de intervención. Con demasiada frecuencia, la respuesta a la violencia en el lugar de trabajo es limitada, episódica e inconcreta.

"La violencia en el trabajo quiebra la funcionalidad del lugar de trabajo, y cualquier acción que se adopte contra ella se inserta en el desarrollo organizativo de una buena empresa".

Según el Sr. Di Martino, "se observa una conciencia creciente de que la violencia en el lugar de trabajo no es un fenómeno episódico e individual, sino un problema enraizado en factores más amplios, de orden social, económico, organizativo y cultural. La violencia en el trabajo quiebra la funcionalidad del lugar de trabajo, y cualquier acción que se adopte contra ella se inserta en el desarrollo organizativo de una buena empresa."

En "Más allá de la violencia", capítulo final de "Violencia en el trabajo" se aborda esta respuesta, con lo que la cuestión pasa de ser tema de estudio para convertirse en objeto de actuación. En el capítulo se subraya la importancia de abordar la violencia en el trabajo con criterios preventivos, sistemáticos y centrados, el surgimiento de una legislación específicamente centrada en la violencia en el trabajo, la importancia clave de las pautas para la configuración de una respuesta eficaz, y la importancia tanto de la acción inmediata como de la asistencia a largo plazo de las víctimas de la violencia.

Algunas actuaciones prontas que pueden producir resultados más permanentes, son:

Difundir información sobre ejemplos positivos de las medidas legislativas, pautas y actuaciones innovadoras en este área, de forma que de pie a otras iniciativas antiviolencia.

Fomentar los programas antiviolencia, particularmente a nivel de empresa, dirigidos específicamente a combatir la violencia en el trabajo.

Ayudar a gobiernos, organizaciones empresariales y de trabajadores a desarrollar políticas eficaces contra la violencia en el trabajo.

Ayudar a elaborar programas de formación para directivos, trabajadores y funcionarios públicos que tienen que hacer frente o se exponen a la violencia en el trabajo.

Ayudar a elaborar procedimientos que animen a informar sobre casos de violencia en el trabajo.

Ayudar a coordinar diferentes iniciativas antiviolencia a diferentes niveles para convertirlas en planes y estrategias organizados.

Centrar la actuación internacional

Los intereses y actuaciones de la OIT en diversos campos íntimamente vinculados a la violencia en el trabajo se ha traducido en una serie de estudios y publicaciones, centrados principalmente en el estrés en el trabajo y en el consumo de alcohol y drogas en el lugar de trabajo. Una forma específica de violencia - el acoso sexual - ocupa desde hace tiempo un lugar preferente en la agenda la OIT (2).

El programa de trabajo de la OIT para 1998-1999 se hace eco de algunos llamamientos, como el de la Federación Internacional de Empleados Comerciales, Administrativos, Profesionales y Técnicos (FIET), en favor de la promulgación de directrices o de un Código de Práctica - o de ambos textos - sobre la violencia en el trabajo, incluidas la recogida de datos y la investigación, evaluación de la legislación, identificación y difusión de información sobre las "mejores prácticas", y la producción de materiales específicamente orientados a satisfacer las necesidades de las mujeres.

La reciente oleada de actos violentos ha hecho la tarea más urgente. Los autores afirman en la conclusión: "¡Repudiemos la violencia y eliminémosla ahora del lugar de trabajo!"

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(1) Violence at work, por Duncan Chappell y Vittorio Di Martino, Oficina Internacional del Trabajo, Ginebra, 1998, ISBN 92-2-1-110335-8. Precio: 25 francos suizos.

(2) La OIT ha sido el primer organismo internacional en adoptar un instrumento que contiene una expresa protección contra el acoso sexual. En el Convenio sobre las poblaciones indígenas y tribales, 1989 (nº 169) se establece que los gobiernos deben adoptar medidas especiales que garanticen a las poblaciones afectadas igualdad de trato y de oportunidades en el empleo para hombres y mujeres, así como la protección contra el acoso sexual (artículo 20, párrafo 3(d)).

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La violencia, país por país: un equívoco juego de números.

Una encuesta realizada en 1996 por la Unión Europea sobre una muestra de 15.800 entrevistados de los 15 países miembros puso de relieve que el 4 por ciento de los trabajadores (6 millones) había sido víctima de actos de violencia física el año anterior; el 2 por ciento (3 millones de trabajadores) de acoso sexual; y el 8 por ciento (12 millones de trabajadores) de intimidación y coacción.

Datos realmente impresionantes. Sin embargo, resulta difícil la comparación de datos internacionales. Ciertamente, las estadísticas oficiales de los homicidios, agresiones físicas y sexuales, y episodios de acoso sexual y de violencia psicológica ocurridos en el lugar de trabajo varían considerablemente y son, con frecuencia, inadecuados o inexistentes.

A continuación se relatan algunos casos de violencia en el trabajo citados en el informe, con inclusión de las fuentes de los datos.

Estados Unidos

En este país, casi un millar de personas pierden la vida en su puesto de trabajo todos los años, habiéndose convertido el homicidio en el lugar de trabajo en la primera causa de muerte violenta entre las mujeres y la segunda para los hombres. Según una Encuesta Nacional de Víctimas del Delito, 1992-1996 (3), "todos los años, los residentes en Estados Unidos sufren más de 2 millones de actos de violencia durante el trabajo. El tipo más común de violencia criminal en el lugar de trabajo eran las agresiones menos graves, con una media de 1,4 millones de víctimas al año. Asimismo, los trabajadores norteamericanos sufrieron 395.000 agresiones graves, 50.000 violaciones y agresiones sexuales (y) 83.000 atracos."

En Estados Unidos, la violencia en el lugar de trabajo se concentra en ciertas profesiones, siendo los taxistas los que sufren el mayor riesgo de homicidios. El comercio minorista y el sector servicios contabilizan más de la mitad de los homicidios en el lugar de trabajo y el 85 por ciento de las agresiones no mortales.

Reino Unido

Según una encuesta realizada por el Consorcio Británico de Comercio Minorita sobre la criminalidad en el sector del comercio minorista, durante el ejercicio económico 1994-1995, más de 11.000 trabajadores del sector sufrieron agresiones físicas en el trabajo, al tiempo que otros 350.000 fueron objeto de amenazas y agresiones verbales. La mayor parte de las agresiones físicas - 59 por ciento - se produjeron al enfrentarse los trabajadores a los ladrones. Otras agresiones físicas ocurrieron en enfrentamientos con camorristas, el 16 por ciento; en atracos, el 10 por ciento; por clientes furiosos, el 5 por ciento; y causados por borrachos o drogadictos, el 5 por ciento. El riesgo se sufrir actos de violencia física se situó en 5 agresiones por cada 1.000 trabajadores, el de amenazas en el 35 por 1.000, y para la violencia verbal, en el 81 por 1.000.

Japón

La severa recesión económica ha llevado a las grandes empresas a reducir sus plantillas y a la quiebra de las arraigadas expectativas de continuar en el puesto de trabajo durante toda la vida laboral del empleado. La pérdida de esta seguridad en el empleo vitalicio ha ido acompañada de acusaciones de coacción contra los trabajadores no manuales. Así, el Sindicato de Directivos de Tokio ha creado la "línea directa de las coacciones", en la que se recibieron más de 1.700 peticiones de asesoramiento durante dos breves períodos de tiempo, en junio y octubre de 1996. Muchos de los comunicantes se quejaban de sufrir estrés, y no pocos solicitaban tratamiento psicológico urgente. Algunos de los comunicantes eran familiares de trabajadores que se habían suicidado o lo habían intentado.

Alemania

Según una amplia encuesta realizada en Alemania en 1991 por el Instituto Federal de Salud y Seguridad en el Trabajo, el 93 por ciento de las mujeres preguntadas había sufrido acoso sexual en el trabajo durante su vida activa.

Filipinas

La emigración laboral es, desde hace mucho tiempo, un elemento importante del mercado de trabajo filipino. Según información recogida en ese país, más de la mitad de los trabajadores filipinos contratados en el extranjero son mujeres, muchas de las cuales se dedican al servicio doméstico o trabajan en el sector del ocio. Los estudios realizados demuestran que estas trabajadoras son víctimas de actos de violencia en el trabajo con una frecuencia desproporcionada. Según el informe, "muchas de las trabajadoras afectadas manifiestan haber sufrido malos tratos, expresión genérica que comprende palizas, tirones de pelo, golpes en las manos con instrumentos contundentes, quemaduras en el cuerpo, golpes en la cabeza contra la pared y vertido de líquidos tóxicos y químicamente peligrosos. Los empleadores suelen retener el pasaporte del trabajador como medio de garantizar su sumisión."

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(3) "Workplace Violence, 1992-1996; National Crime Victimization Survey", Oficina de Estadísticas Laborales (Departamento de Justicia de Estados Unidos), Informe Especial, Washington, D.C., junio de 1998.

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