El terror de estado Francés: una perspectiva jurídica

AuthorCarlos Aguilar Blanc
PositionUniversidad Pablo de Olavide de Sevilla
Pages207-243
REVISTA INTERNACIONAL DE PENSAMIENTO POLÍTICO - I ÉPOCA - VOL. 7 - 2012 - [207-243] - ISSN 1885-589X
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EL TERROR DE ESTADO FRANCÉS: UNA
PERSPECTIVA JURÍDICA
FRENCH STATE OF TERROR: A LEGAL PERSPECTIVE
Dr. Carlos Aguilar Blanc
Universidad Pablo de Olavide de Sevilla
[cagubla@upo.es]
“La revolución no cambió en absoluto la naturaleza humana.
Los hombres siguieron conservando sus cualidades y sus defectos
pero la revolución llevó a unas y a otros
a un grado desconocido hasta entonces”
Barón THIBAUDEAU
Antiguo Convencional
Palabras claves: Terror de Estado, terroristas, Jean-Jacques Rousseau, Maximilien Robespierre, Jean-Paul
Marat, Thomas Paine, Alexis de Tocqueville, Edmund Burke.
Keywords: State of Terror, terrorist, Jean-Jacques Rousseau, Maximilien Robespierre, Jean-Paul Marat,
Thomas Paine, Alexis de Tocqueville, Edmund Burke.
Resumen: La naturaleza singular del Terror de Estado Francés, frente a
las formas de miedo secular y de violencia, previas al estallido revolucio-
nario popular y jacobino. El hecho novedoso que supuso la legitimación
política y legal del Terror de Estado. La re exión y estudio de la legisla-
ción francesa terrorista a la luz de la Filosofía del Derecho y de clásicos
como Thomas Paine, Alexis de Tocqueville, o Edmund Burke.
Abstrasct: The singular nature of the French State of Terror, against the
secular forms of fear and violence, priors to the popular and Jacobin re-
volutionary outbreak. The new fact that supposed the legal and political
legitimacy of the State of Terror. The re ection and study of the French
terrorist legislation in the light of the Philosophy of Law and the classics
like Thomas Paine, Alexis de Tocqueville, or Edmund Burke.
Recibido: octubre de 2012
Aceptado: noviembre de 2012
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Desde la historia política y económica, el
Terror de Estado Francés debemos situar-
lo en un cúmulo de sucesos que rodean
a las revoluciones acontecidas en Fran-
cia a nes del siglo XVIII. Francia, como
es bien sabido, se encuentraba en un
periodo de emergencia nacional cuando
las potencias europeas amenazaron la
revolución con la Declaración de Pillnitz
el 27 de agosto de 1791. Posteriormen-
te, las principales potencias entraron en
guerra contra la revolución, este hecho
fundiría la causa revolucionaria con la
causa nacional, y el 11 de julio de 1792
se declararía a la patria en peligro. Lla-
mamos la atención sobre estos datos,
sobradamente conocidos por otra parte,
porque los términos “guerra”, “emergen-
cia nacional”, “peligro nacional”, van a
tener desde aquellos tiempo hasta el día
de hoy una muy fuerte vinculación; efec-
tuada por parte del poder político y de
los medios de comunicación de masas;
con esos otros conceptos como son “te-
rror”, “terrorismo”, “guerrilla”, “guerrilla
urbana”, “guerra sucia”, “nuevas formas
de guerra” o “guerra del siglo XXI”. Nos
parece que no siempre son empleados
dichos términos de modo correcto desde
un punto de vista jurídico, y dicho empleo
irregular, puede tener por otra parte im-
portantes consecuencias en el plano jurí-
dico político, y más concretamente en el
plano de los derechos y las libertades fun-
damentales. El Terror habría que situarlo
más concretamente en ese periodo que
se ha dado en llamar por algunos autores
la Revolución Jacobina.
1. La Génesis del terror
revolucionario
El punto de partida, de lo que será poste-
riormente llamado como Terror, podemos
situarlo en los acontecimientos sucedidos
el 25 de julio de 1792, fecha en la que
en un imprudente mani esto, del duque
de Brunswick amenazó con destruir la
ciudad de París, en la hipótesis de que
se ejerciere la violencia sobre la persona
del monarca Luis XVI. El 10 de agosto de
1792 se produce la insurrección popular
que toma Las Tullerias y derriba la monar-
quía, a lo cual le sigue la radicalización de
la democracia tras la aprobación, al día
siguiente (11 de agosto), del sufragio uni-
versal. El 10 de agosto de 1792 supone
la entrada en escena de los sans-culottes,
que esperaban que la revolución trajera
la efectiva igualdad jurídica y social solu-
cionando a la par los problemas políticos
y económicos existentes en el momento.
El Terror propiamente dicho no se va a
producir hasta el día 4 de septiembre de
1793 con el movimiento popular en París
y tras la aprobación el 17 de septiembre
de la Loi des suspects, observamos aquí
la aparición del elemento jurídico junto
al terror, y en este caso acompañado ya
del elemento propiamente normativo del
derecho, a diferencia de lo anteriormente
expuesto en la antigüedad cuando men-
cionamos la opinión de Cicerón.
Volviendo a los hechos circundantes, tras
la celebración de elecciones por sufragio
universal y el n de la Asamblea legisla-
tiva, la Convención Nacional declara la
abolición de la realeza el 21 de septiem-
bre. La guerra a pesar de las victorias so-
bre Saboya (septiembre), Prusia (octubre)
y Bélgica (noviembre) agrava la situación
económica, ya grave de por sí debido a
las malas cosechas de los años 1792 y
1793, la tensión política aumenta. La ma-
yor amenaza para la revolución se origina
en La Vendée ante el intento de recluta-
miento de trescientos mil hombres para
continuar la guerra. La guerra civil y el pe-
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ligro de la invasión extranjera abrirán las
puertas al reino del terror.
Dos son los estados de ánimo que según
el historiador Georges Lefebvre se cons-
tituyen como elementos subyacentes en
la conducta revolucionaria: la esperanza
y el miedo.
El miedo es tan antiguo como la huma-
nidad, las causas del miedo pueden ha-
ber cambiado con el paso de los siglos,
pero todo parece indicar que la mente
humana siem
pre ha sido susceptible al
mismo. Nuestros antepasados homínidos
se reunían en torno al fuego no solo para
resguardarse del frió nocturno, sino para
protegerse del miedo que inspiraban las
bestias en la noche. “La luz nocturna en
la habitación de un niño re eja ese miedo
a la oscuridad, a lo que no se ve y a lo
desconocido”1.
1.1. El Miedo en la Asamblea
No obstante el miedo se transformó en
la Francia revolucionaria, apareció en la
propia Asamblea de representantes y se
extendió entre las masas populares. En la
Asamblea el miedo preparó el camino al
Terror. La revolución se encontró desde
luego entre dos grandes sensaciones, el
miedo y el optimismo. Esta última sensa-
ción apareció ante lo que parecía el adve-
nimiento de una nueva y mejor era para
la humanidad, era en la que se dejarían
atrás los privilegios del viejo orden y se
crearía una nueva sociedad. Pese a sus
caracteres positivos el optimismo también
tuvo su fuerte impronta de cara al poste-
rior advenimiento del Terror de Estado,
1 Vid. GREGORY, R.L. Diccionario Oxford de
la mente. Alianza Editorial, Madrid, 1995, pg.
1122.
esa sea quizás la vertiente oscura y peli-
grosa que presenta la utopía.
Según Hampson2, en 1788 los protago-
nistas del hecho revolucionario anhelaban
un cambio, un reemplazamiento del viejo
orden absolutista por un régimen cons-
titucional monárquico, muchos de los
privilegiados estaban en mayor o menor
medida resignados a sufrir una perdida
en sus privilegios y existía un consenso
general sobre la necesidad de establecer
un cierto numero limitado de libertades
civiles, entre las que se encontraban la
libertad de pensamiento, prensa, expre-
sión y el derecho de habeas corpus. En
1789, en el Reino Unido, la Cámara de
los Comunes propuso a la de los Lores
que se celebrara un día de gracias por
los hechos revolucionarios en Francia. En
un principio se produjo una revolución
ejemplar, tres años más tarde el miedo y
el terror asolaban toda Francia. Un acer-
camiento a la actividad desarrollada en la
Asamblea Constituyente desde sus inicios
con la convocatoria de los Estados Gene-
rales en mayo de 1789 hasta septiembre
de 1791 nos puede ayudar a mostrar el
pulso ideológico y político que desembo-
có en el miedo, la descon anza y la falta
de consenso entre los representantes po-
pulares a los que se les añadirían luego
el miedo de las masas populares y con el
cual mantendrían relaciones de alimenta-
ción reciproca.
Los debates de la Asamblea estuvieron
fuertemente marcados por las apelacio-
nes al pensamiento de Montesquieu y de
Rousseau. Hay que señalar en este ámbi-
to que lo que los debates nos muestran no
es el pensamiento de estos dos autores,
2 Vid. HAMPSON, Norman “On trying to un-
derstand the French revolution” en Prelude to
Terror, Basil Blackwell, New York, 1988, pg. X.

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