La comunidad suramericana de naciones: propuestas y realizaciones

AuthorCástor Miguel Díaz Barrado
PositionCatedrático de Derecho Internacional Público. Director del Centro de Estudios de Iberoamérica. Universidad Rey Juan Carlos de Madrid
Pages639-663

Page 639

Consideraciones iniciales

Una de la características más significativas de la integración tal y como acontece, en la actualidad, en el continente americano es la pluralidad y diversidad de los procesos de integración existentes. Como dijimos, hace algún tiempo, «ha surgido, en este continente, a lo largo del decenio de los noventa, una realidad compleja de integración. A diferencia, no obstante, de lo que ha sucedido en Europa, la mayoría de los Estados americanos se encuentran inmersos en múltiples procesos de integración o si se quiere, con mayor precisión, se ha producido una panoplia importante de relaciones de «cooperación-integración» que no tienen perfectamente diseñados sus objetivos y características y que se encuentran en constante proceso de evolución. En particular, la -realidad americana- de integración se nos presenta, pues, como unaPage 640 realidad muy compleja y abigarrada y cuyos elementos están impregnados de una especial heterogeneidad» 1.

En verdad, será a partir del decenio de los noventa del siglo XX cuando no sólo se revitalicen algunos de los esquemas de integración latinoamericanos, como es el caso de la integración que tiene lugar en el espacio andino o centroamericano sino que, al mismo tiempo, se produce el surgimiento de nuevas iniciativas como sería el caso, entre otros, del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el Mercado Común del Sur (MERCOSUR) o el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Con ello se constata, por lo tanto, que «la integración latinoamericana y caribeña se encuentra hoy en un momento de importantes definiciones como resultado de la confluencia de diversos factores ubicados tanto en el nivel más general del escenario económico y social del mundo y de la región, como en el nivel más específico de las exigencias a las que la integración regional debe responder» 2.

En este contexto hay que situar, en principio, la iniciativa destinada al establecimiento de la Comunidad Suramericana de Naciones (CSN) que, como se sabe, surge formalmente en el año 2004 al hilo de la Reunión de los Presidentes de los doce Estados que integran Suramérica y que se plasma, explícitamente, mediante la adopción de la Declaración de Cusco, de 8 de diciembre, en la que se manifiesta, con toda nitidez, que «los Presidentes de los países de América del Sur reunidos en la ciudad del Cusco en ocasión de la celebración de las gestas libertarias de Junín y Ayacucho y de la convocatoria del Congreso Anfictiónico de Panamá, siguiendo el ejemplo de El Libertador Simón Bolívar, del Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre, del Libertador José de San Martín, de nuestros pueblos y héroes independentistas que construyeron, sin fronteras, la gran Patria Americana e interpretando las aspiraciones y anhelos de sus pueblos a favor de la integración, la unidad y la construcción de un futuro común, hemos decidido conformar la Comunidad Suramericana de Naciones» 3.

De ahí que quepa preguntarse si nos hallamos en presencia «de uno más» de los esquemas de integración presentes en el continente americano o si, por el contrario, se trata de una iniciativa dotada de especiales características que no debe ser valoradaPage 641 sólo en el marco del «fervor integracionista» del que parece que han venido haciendo gala, en los últimos años, muchos de los Estados latinoamericanos sino que, también, debería ser considerada como la expresión de la voluntad real de los Estados suramericanos de construir un espacio de cooperación e integración que produzca resultados tangibles.

Comoquiera que sea, las razones últimas que justificarían el surgimiento de la CSN serían difíciles de precisar de manera completa, aunque quizá sea posible considerar como motivos relevantes de la puesta en marcha de esta Comunidad, al menos, los siguientes:

En primer lugar, la política exterior brasileña se muestra claramente orientada a conseguir un significativo protagonismo e, incluso, el liderazgo de Brasil en el espacio suramericano tanto desde la perspectiva del impulso político como desde la óptica de la cooperación e integración económicas. Por esto, no deben extrañar las posiciones claramente favorables que Brasil viene adoptando para el establecimiento y desarrollo de la CSN y que, en buena medida, representa la expresión de la creación de un Área de Libre Comercio de Suramérica (ALCSA).

Como se ha dicho, «paralelamente a la propuesta de ALCA se planteó la de crear un Área de Libre Comercio Suramericana (ALCSA). La idea fue lanzada por Brasil en 1993 y su primera reunión formal se realizó durante el mes de agosto de 2000, fecha en la que el Presidente de Brasil, Fernando Enrique Cardozo, convocó la Primera Cumbre Suramericana. Esta iniciativa no es un proyecto elaborado como el ALCA, pero se ha ido concretando a través de negociaciones parciales que bien pudieran avanzar a un ritmo más acelerado que las hemisféricas» 4. Con lo que se pone de relieve que la iniciativa tendente a la configuración de la CSN recibe el decidido impulso de uno de los Estados más significativos de la zona a los efectos del desarrollo de los procesos de integración 5.

En segundo lugar, la comprobación de la falta de eficacia o, en su caso, el debilitamiento e, incluso, aunque parezca paradójico, la voluntad de expansión de los dos procesos subregionales de integración existentes en el espacio suramericano, es decir, la Comunidad Andina (CAN) y el MERCOSUR, estarían, a mi juicio, también, en la base del impulso que recibe el establecimiento de la CSN. Desde luego, la Comunidad Andina se encuentra, desde hace algún tiempo, en una situación de estancamiento a la que acompañan, por si fuera poco, las crisis institucionales que tienen lugar en algunos Estados andinos, y a lo que habría que añadir, quizá, el importante papel que,Page 642 a estos efectos, viene desempeñando Venezuela, como Estado que manifiesta su clara determinación de una integración diferente entre los Estados latinoamericanos, en sus contenidos y alcance, en los perfiles de los procesos de integración existentes.

Asimismo, la «desazón» por el incumplimiento de algunas de las perspectivas en el seno del Mercosur, acompañada, paradójicamente, por la necesidad de la expansión de este esquema de integración, ha propiciado una visión de la integración más amplia en el área suramericana que, con seguridad, tiende a conformar un espacio político y económico propio.

En definitiva, el estado y las características que hoy definen a la Comunidad Andina y al Mercosur están, a mi juicio, en la base del establecimiento de la CSN y, por ello, no debemos extrañarnos, como veremos, que la construcción de esta Comunidad se base, en esencia, en la articulación y convergencia de esos dos procesos y, en su caso, en la fusión de los mismos para alcanzar, después, un mayor grado de integración.

En tercer lugar, no debemos olvidar que, desde el principio de la integración, se abogó por el establecimiento de un espacio de integración específicamente latinoamericano. Primero, la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC) y, luego, la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), pretendieron alcanzar esta finalidad sin que se obtuvieran los resultados esperados. El surgimiento y desarrollo de diversos esquemas de integración en el área latinoamericana hizo que ALADI cumpliese una función de articulación y convergencia de los diversos acuerdos y que pusiera el énfasis, como se ha dicho, en la «necesidad de una -multilateralización progresiva-» 6.

Lo importante, para nosotros, es que los objetivos y los mecanismos de la integración latinoamericana están presentes en el proyecto de CSN. Por esto, aunque podemos observar diferencias, no nos debe extrañar que la composición de la ALADI y de la CSN prácticamente coinciden y que, además, una de las características más sobresalientes de ambos procesos será el logro de la articulación y convergencia entre esquemas de integración. Por lo menos, se podría sostener que «en un primer nivel, es evidente que la ALADI tiene una membresía muy semejante a aquella con la que ha iniciado la CSN, y que las economías de la Asociación son una gran parte del total de América Latina y el Caribe» 7.

Por último, es verdad que la iniciativa destinada a la creación del ALCA ha producido «sobresaltos» en el conjunto de los Estados latinoamericanos que, a pesar de que participen de forma activa en el desarrollo de este proyecto, han generado respuestas al desarrollo efectivo del mismo, no sólo a través de propuestas como la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) 8 sino, también, mediante la posibilidad,Page 643 como dijimos, de proceder a la creación de un espacio suramericano de libre comercio. Desde esta perspectiva, la CSN «dinamita» algunos de los elementos de la propuesta destinada al establecimiento del ALCA o, por lo menos, pretende «compensar», en términos políticos y económicos, el proyecto liderado por los Estados Unidos de América de proceder a la integración hemisférica 9.

Por todo, la existencia de la CSN adquiere una enorme significación en el marco de la cooperación e integración en el continente americano ya que, por un lado, identifica un espacio lo suficientemente amplio y susceptible de convertirse en un «poderoso» esquema de integración en el hemisferio occidental 10; y, por otro lado, altera «conscientemente» los equilibrios hasta hoy existentes, a los efectos de integración, en el continente americano. Pero, más aún, como se ha indicado, aunque «no es posible hacer ningún pronóstico...

To continue reading

Request your trial

VLEX uses login cookies to provide you with a better browsing experience. If you click on 'Accept' or continue browsing this site we consider that you accept our cookie policy. ACCEPT