Ruptura del ciclo de la pobreza en Túnez

AuthorJean-Luc Martinage - Marcel Crozet
Pages6-9
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El nuevo mercado cubierto de Sidi Bouzid, construido por emprendedores locales, permitirá a
los comerciantes exponer mejor sus productos y estar protegidos de la intemperie.
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revista TRABAJO
SPECIAL 2015 ISSUE
del ciclo de la pobreza
RUPTURA
en Túnez
La ruptura del ciclo de la pobreza requiere impulsar el desarrollo de zonas
desfavorecidas y crear oportunidades para la población local. En Túnez, la OIT
ha puesto en marcha una serie de proyectos en dichas zonas basados en un
enfoque participativo que comprende los beneciarios en su implantación.
Los jóvenes son esenciales en este proceso, puesto que la transición de la
escuela a la vida laboral determina las posibilidades para que un adulto salga
de la pobreza.
Por Jean-Luc Martinage y Marcel Crozet (fotografías)
Vea la versión multimedia: ilo.org/informetunez
Túnez, febrero de 2016. El sol ilumina las hermosas
fachadas de la Avenida Habib Bourghiba del centro de la
capital. En mitad de un suave invierno, que contrasta con
la difícil coyuntura económica, social y de seguridad del
país, los viandantes se reúnen a la sombra de las higueras
plantadas a lo largo de la avenida.
En los escalones del teatro municipal nos encontramos
con Osama Bengila, un joven estudiante. De 28 años de edad,
sobrevive gracias a trabajos ocasionales, principalmente en la
economía informal.
Al preguntarle sobre el Premio Nobel de la Paz concedido en
2015 al Cuarteto Tunecino, incluidos el centro sindical UGTT y
la organización patronal Utica, reconoce que es un honor para
el país. “Desde la revuelta popular del 14 de enero de 2011, los
jóvenes tunecinos gozan de libertad de expresión. Pero nuestro
objetivo, como jóvenes, es también tener trabajo”, arma.
El desempleo, en particular el juvenil, es un factor clave de la
crisis económica y social que afronta Túnez. En enero de 2016,
los jóvenes tunecinos se echaron masivamente a las calles para
exigir los empleos que tanto necesitan.
Puede decirse que el destino ha sido injusto con este país
de poco más de 10 millones de habitantes, que durante años
fue el destino turístico predilecto de muchos extranjeros. Los
ataques terroristas cometidos en 2015 en el Museo Nacional del
Bardo de Túnez, y posteriormente en un hotel cerca de Susa,
ahuyentaron a los turistas.
Estos acontecimientos tuvieron graves consecuencias para
el empleo en el sector turístico en su conjunto, en particular
para hoteles y restaurantes, así como para los proveedores de
servicios, artesanos y comerciantes de las medinas.
AYUDA PARA LAS REGIONES
DESFAVORECIDAS
Sin embargo, las repercusiones en el sector turístico,
principalmente en las zonas costeras, ocultan la realidad
más dura de las regiones subdesarrolladas del interior del
país. Esas regiones han sido ignoradas durante decenios en
favor de las zonas costeras. Tras la revolución, el gobierno
haintentado restablecer un cierto equilibrio, aunque ello
sigue constituyendo una ardua tarea.
Ese es el caso especialmente de la Gobernación de Sidi
Bouzid, situada a 250 km. al sur de Túnez, lugar en el que
dio comienzo la revolución tunecina.
El 17 de diciembre de 2010, el joven vendedor ambulante
Mohamed Bouazizi, desesperado por no poder ganarse la
vida y por el acoso que padeció a manos de la policía, se
prendió fuego delante de la gobernación. Falleció pocos
días después. Si bien existen diversas versiones acerca de
las circunstancias de la tragedia, este acto se considera
generalmente el punto de partida de una revuelta popular
generalizada, y en última instancia, de la caída de la
dictadura el 14 de enero de 2011.
Cinco años después, nos encontramos en Sidi Bouzid. La
Organización Internacional del Trabajo decidió implantar
en esta ciudad, símbolo de la crisis económica y social
de Túnez, un proyecto piloto para la construcción de
un mercado cubierto en el centro de la ciudad mediante
técnicas basadas en la utilización de abundante mano de
obra, un método que promueve la utilización de recursos
locales, el reforzamiento de la capacidad para crear empleo y
un desarrollo local integrado.
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Esta construcción es especialmente representativa,
puesto que permitirá a los comerciantes, incluidos algunos
vendedores ambulantes, trabajar en condiciones decentes
tanto en el mercado diario como en el gran zoco semanal.
Hasta ahora, los comerciantes se instalan de forma
desordenada en las estrechas calles del centro de la
ciudad debido a la falta de espacio, sin poder exhibir
adecuadamente sus productos, lo que da lugar a una
situación particularmente caótica, sobre todo cuando
llueve, así como al bloqueo de calles y a conictos con las
autoridades de la ciudad.
“El proyecto de la OIT ofrecerá a los comerciantes
instalaciones adecuadas cuando sea terminado, y les
permitirá exponer sus productos adecuadamente en un
edicio que respeta el estilo arquitectónico tradicional de
la región y promueve la utilización de materiales locales”,
arma Jean-Louis De Bie, Asesor Técnico Jefe del Programa
de la OIT de apoyo al desarrollo de zonas desfavorecidas
(AZD). El proyecto, nanciado por la Unión Europea,
promueve la creación de empleo, el desarrollo económico
local y la reinserción profesional apoyando la labor del
Estado de Túnez en las gobernaciones de Gafsa, Siliana, Le
Kef, Kasserine y Sid Bouzid
Cerca de las obras del mercado localizamos el colorido
puesto de venta ambulante de Salah Bouazizi, que arma
ser primo del héroe de la revolución tunecina. De 31 años
de edad y padre de dos hijos, sobrevive a duras penas como
vendedor ambulante. Disfruta de buenas vistas de las obras
del mercado. Una vez terminada, la construcción podrá
acoger 372 comercios, incluidos puestos ambulantes, tiendas
de hortalizas y mercadillos, distribuidos en una supercie
total de 2,7 hectáreas.
En el proyecto han participado principalmente pequeños
contratistas locales. Cuarenta trabajadores desarrollan
permanentemente su labor en las obras, todos ellos en
calidad de empleados de contratistas regionales. La mayor
parte del material utilizado, por ejemplo las piedras, las losas
y los pavimentos, procede de canteras locales.
Daly Karim es un joven contratista del sector de la
construcción de 31 años de edad. Tras graduarse en
ingeniería civil estuvo desempleado durante mucho tiempo.
La construcción del mercado ha sido su primer contrato.
“En esta obra he adquirido una valiosa experiencia que
puedo aplicar en otros lugares. Posteriormente he obtenido
otros contratos y puedo emplear hasta 12 personas en las
obras de construcción del mercado”, arma entusiasmado.
Su entusiasmo lo comparte Rachid Omri, otro
empresario de Sidi Bouzid que tras concluir este trabajo
logró un nuevo contrato para la construcción del Centro
Juvenil de Sidi Bouzid, con arreglo a las mismas técnicas
que en el mercado central, basadas en el estilo regional y la
utilización de canteras de la región.
BÚSQUEDA DE TRABAJADORES
AGRÍCOLAS ESPECIALIZADOS
El Programa AZD de la OIT ha desarrollado
simultáneamente otra actividad en la región de Sidi Bouzid,
en concreto en la localidad de Regueb, conocida por sus
fértiles terrenos. Sus habitantes, sin embargo, se benecian
poco de la tierra, dado que ésta es propiedad de grandes
terratenientes que viven en las proximidades. A pesar del alto
índice de desempleo de la región, contrataron a trabajadores
de las zonas costeras por no poder encontrar trabajadores
locales especializados.
Al igual que en la construcción del mercado de Sidi
Bouzid, en este proyecto de la OIT participan principalmente
los interlocutores sociales, organizaciones públicas y privadas
y las poblaciones adheridas al Foro de desarrollo económico
local, creado por el proyecto para proporcionar un marco de
diálogo y consultas.
“La OIT ha identicado en este lugar oportunidades de
formación para el desarrollo de competencias en el ámbito
de los servicios agrícolas”, arma Said Ayouni, experto de la
OIT en desarrollo económico local en Regueb. “Este proyecto
piloto nos permitió formar a casi cien personas en actividades
de poda e injerto de árboles frutales y cultivos de hortalizas, así
como de recogida y embalaje de productos agrícolas locales”.
Ali Jalali tiene 24 años. Anteriormente se encontraba en
paro y necesitaba un medio de ayuda a su familia, incluidos
sus dos hermanos. “No sabía nada de árboles frutales antes
de realizar mi formación y ahora soy un especialista en ello.
El proyecto me permitió encontrar trabajo. Gano unos 450
dinares mensuales y además me ofrecen alojamiento en una
habitación y manutención, arma muy feliz.
Una joven al lado de Ali atrae nuestra atención. Fatma
Jaballi acaba de celebrar su 30° cumpleaños. También ella
asistió a la formación. Sin embargo, su historia encarna
la gravedad de la situación de desempleo en la que se
encuentran los jóvenes graduados. Fatma nos dice que es
titular de una Maestría en Geología.
“Me gradué primera de mi promoción en la Universidad
de Bizerte. Al igual que otros compañeros, no pude cursar un
doctorado en Europa o en Canadá. A pesar de mi formación
no albergaba esperanza alguna de encontrar empleo y tuve
que buscar trabajo para ayudar a mi familia”, explica.
“Desde el levantamiento popular del 14 de enero de 2011, la
juventud tunecina ha alcanzado la libertad de expresión. Pero nuestro
objetivo como jóvenes es también tener trabajo”, explica Oussama
Benguila, joven desempleado tunecino entrevistado en Túnez.
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Cansada de estar desempleada, decidió hacerse cargo de
la explotación agrícola familiar de sus padres en la región de
Regueb. Pudo obtener un crédito destinado a “licenciados
desempleados”, lo que le permitió revitalizar su negocio.
La OIT le proporcionó la formación necesaria para que
adquiriera competencias especícas que aún precisaba.
TOMAR LAS RIENDAS
La joven no se considera una víctima. No obstante,
lamenta no haber podido encontrar empleo en el sector que
ella deseaba, con arreglo a su nivel de educación, aunque
lo ha asumido y sus competencias adquiridas le deberían
permitir impulsar su negocio.
Al preguntarle sobre la desesperación de algunos jóvenes,
opina que también ellos deberían ser capaces de cambiar su
mentalidad. “Los jóvenes tunecinos tienen que cambiar, no
esperar. Debemos ser dinámicos y buscar oportunidades”, arma.
De vuelta a Túnez, otro joven empresario arma, casi de
forma análoga, que los jóvenes no deben esperar nada del
Estado, y que tienen que tomar las riendas ellos mismos.
Mohamed Riadh Sallem tiene 28años. Dirige una empresa
especializada en seguridad electrónica.
El joven da trabajo a siete personas en un sector que
se encuentra en pleno auge. No obstante, con objeto de
demostrar la calidad del trabajo de su empresa, logró la
certicación CETIME (Centro técnico de las industrias
mecánicas y electrónicas), con apoyo de la Cámara sindical
nacional de empresas de seguridad electrónica.
En realidad, aparte de algunos éxitos aislados, la
situación de los solicitantes de empleo, incluidos jóvenes
graduados, sigue siendo muy preocupante. Según se
desprende de los datos estadísticos del Instituto Nacional
Tunecino de Estadística para el cuarto trimestre de 2015,
el índice de desempleo entre graduados superiores alcanzó
el 31,2porciento, frente al 15,4porciento del conjunto
de la población. El índice de desempleo entre las jóvenes
graduadas universitarias se dispara hasta el 41porciento, el
doble que en el caso de los hombres.
EMPLEOS DECENTES PARA
LOS JÓVENES TUNECINOS
En Túnez, la OIT proporciona asimismo experiencia
técnica y fomenta el desarrollo inclusivo y el
fortalecimiento institucional para todas las partes
responsables de la promoción del empleo juvenil
a escalas local, regional y nacional a través del
proyecto PEJTUN, nanciado por el Organismo
Danés de Desarrollo Internacional (DANIDA).
El Proyecto se realiza en estrecha colaboración
con el gobierno y los interlocutores sociales.
Para obtener más información, consulte:
www.td-maghreb.org
Como su primo, héroe de la revolución tunecina, Salah Bouazizi,
es comerciante ambulante en el mercado de Sidi Bouzid.
El proyecto piloto de la OIT en Regueb ha permitido formar a
casi un centenar de personas en la poda e injerto de árboles
frutales y en el cultivo de hortalizas, así como en la recogida,
embalaje y empaquetado de productos locales.
La historia de Fatma Jaballi, obligada a hacerse cargo de la explotación
agrícola de sus padres a pesar de su Maestría en Geología, simboliza
la crisis del empleo entre los jóvenes universitarios tunecinos.
Por otro lado, la Ocina de empleo de Túnez señala
que el 75 por ciento de los jóvenes trabajadores de edad
comprendida entre los 15 y los 29 años desarrolla su labor
en la economía informal.
CREACIÓN DE EMPLEOS DE CALIDAD
Antes de salir de Túnez nos entrevistamos con Mahmoud
Ben Romdhane, el Ministro de Asuntos Sociales (véase
asimismo la página X), que no rebate la magnitud del
desafío. “Tenemos que impulsar un modelo que fomente la
creación de empleos de calidad”, insiste.
“Estamos reconstruyendo nuestro país. Ello exige la
formulación de un inmenso plan de desarrollo, un Plan Marshall.
El respaldo de la comunidad internacional puede ayudar a Túnez
a consolidar su democracia, porque la democracia tunecina es
actualmente un bien público mundial”, añade.
El Ministro destaca asimismo el carácter prioritario
atribuido a la protección social para hacer frente a
la pobreza, en particular la promoción del seguro de
desempleo y de la cobertura sanitaria para los tunecinos,
del 10 al 15porciento de la población, que aún no gozan de
esas prestaciones.

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