La alianza de civilizaciones aún respira: la declaración de Buenos Aires entre América del Sur y los países árabes, de 21 de febrero de 2008

AuthorCintia Díaz-Silveira Santos
Pages324-331

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En el marco de la Cumbre instituida por América del Sur y los Países Árabes (en adelante, Cumbre ASPA o Foro ASPA), los ministros de Asuntos Exteriores de treinta y cuatro Estados se reunieron en Buenos Aires durante los días 20 y 21 de febrero de 2008. La reunión pretendía realizar un seguimiento y evaluación ex post de los objetivos fijados en la constitutiva Declaración de Brasilia, adoptada en la primera -y única- Reunión de Jefes de Estado y Gobierno de mayo de 2005. Al mismo tiempo, se preparó ex ante la agenda para la futura II Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno, prevista para finales de este mismo año, ya no en Tánger, como se acordó en un principio, sino en Doha.

Nos encontramos ante otro mecanismo de cooperación birregional, semejante a lo que fueron en sus albores las Cumbres América Latina y Caribe-Unión Europea (en adelante, Cumbres ALCUE). Como ya hemos señalado, componen el Foro ASPA treinta y cuatro Estados situados en dos regiones geográfica y culturalmente muy alejadas -y podría decirse que, en este sentido, superan a las Cumbres ALCUE-. Por un lado, participan todos los miembros de la Unión de Naciones del Sur (en adelante, UNASUR), es decir, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Venezuela, Chile, Bolivia, Perú, Colombia, Guyana, Surinam, Ecuador. Por otro lado, se encuentran los integrantes de la Liga de Estados Árabes: Arabia Saudita, Argelia, Bahrain, Comores, Djibouti, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Irak, Jordania, Kuwait, Líbano, Libia, Marruecos, Mauritania, Omán, Palestina, Qatar, Republica Árabe Siria, Somalia, Sudán, Túnez y Yemen.

La formación del Foro ASPA en Brasilia constituyó una ocasión excelente para que, dejando atrás viejos prejuicios, se hubiera denominado a este nuevo diálogo «Cumbres UNASURLiga de Estados Árabes». Con toda probabilidad tuvo que ser una cuestión muy meditada, pero, una vez más, el miedo a ceder soberanías ganó la batalla al progreso que generan los procesos de cooperación/integración. De cualquier modo, al menos se trata de una organización formada por Países en Vías de Desarrollo (PVD) y Países de Renta Media (PRM), que han apostado por una Cooperación Sur-Sur, y que reclaman un orden global más equilibrado, donde la actual bipolaridad (o según otros analistas, unipolaridad) dé paso, por fin, a un multilateralismo real.

Como es lógico, el Foro ASPA alberga sus propios Mecanismos de cooperación y seguimiento; por cierto, idénticos a los de las Cumbres ALCUE. Sus trabajos se dividen en reuniones de Jefes de Estado y de Gobiernos -de las que sólo ha habido una, la de Brasilia en 2005-, reuniones ministeriales de Asuntos Exteriores u otras carteras, -habiéndose celebrado sólo una reunión preparatoria de la Cumbre de Brasilia con los ministros de Asuntos Exteriores, y otras seis reuniones más con sus homólogos en asuntos económicos, culturales, medioambientales y Page 325 sociales-, reuniones de Altos Funcionarios -hasta ahora, cinco, para la preparación y el seguimiento, sobre todo, de las reuniones ministeriales- y otras reuniones técnicas con grupos de trabajo ad hoc -con solo dos, destinadas a la creación de la Biblioteca Arabo-Sudamericana y del Centro de Investigación América del Sur-Países árabes-.

Con todo ello, en la cita de Buenos Aires se decidió, además, establecer un Grupo de Trabajo compuesto por los países de la Troika, las dos Secretarías -de UNASUR y la Liga Árabe- y los Estados interesados, con el fin de preparar un Plan de Acción que se someterá a la próxima Cumbre de Qatar. Por otro lado, como una muestra más de la importancia concedida a la democracia como base de sus relaciones, la Declaración de Buenos Aires ha querido fortalecer la cooperación entre los Parlamentos árabes (como la Unión Parlamentaria Árabe y el Parlamento Árabe Provisional) y los Parlamentos y las uniones parlamentarias de América del Sur, alentando la realización de reuniones conjuntas entre sus representantes. Por último, y en paralelo a dichas reuniones oficiales, en Buenos Aires se llevaron a cabo otros encuentros entre la sociedad civil y hombres de negocios sudamericanos y árabes, en línea con el Plan de Acción de Rabat sobre migración y desarrollo.

Por fortuna, no todo ha sido cooperación birregional; los procesos de integración de ambas regiones también aparecieron en las agendas, y negociaron asuntos de gran interés, como los acuerdos comerciales entre el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) y el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), o de éste con Marruecos y con Egipto, acuerdos sobre los que hablaremos en el punto diecinueve de la presente nota informativa.

El análisis de los resultados de la Reunión Ministerial de Buenos Aires requiere el estudio previo de su génesis. Para ello, daremos un breve repaso al significado y las aportaciones de la Cumbre constitutiva de Brasilia y al liderazgo de Brasil en la misma. En segundo lugar, nos ocuparemos de la Declaración de Buenos Aires, mediante el análisis de sus tres grandes temas principales: la política internacional, los intereses comerciales y los aspectos sociales y culturales. Por último, y a modo de conclusión, señalaremos los puntos que consideramos claves en el marco del presente diálogo birregional desde la perspectiva del Derecho internacional público.

  1. Por primera vez en la historia de las relaciones birregionales, el 10 y 11 de mayo de 2005, los Jefes de Estado y de Gobierno del Foro ASPA se reunieron «con el objetivo de fortalecer las relaciones birregionales, ampliar la cooperación y establecer una asociación para promover el desarrollo, la justicia y la paz internacional». Con este primer apartado de la Declaración de Brasilia, ambas regiones andaban de la mano sus primeros pasos, erigiéndose como resultado de los planes proyectados años antes por los asesores de política exterior de ciertos gobiernos, como el brasileño.

    En efecto, el presidente Luiz Inacio Lula da Silva comenzó su segundo mandato negociando en tres frentes: a nivel global con la Ronda de Doha de la OMC; a nivel hemisférico con el ALCA; y a nivel interregional con las negociaciones MERCOSUR-Unión Europea (en adelante, UE). Al no haber obtenido resultados positivos en ninguno de los tres ámbitos, y habiéndose auto-proclamado representante de los PVD del continente americano, cambió el punto de mira y buscó protagonismo internacional mediante alianzas con países complementarios, semejantes en economía y estructura. De ahí, el impulso a la Comunidad Suramericana de Naciones en Cuzco -ahora...

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