La resolución 1593 (2005) del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y la intervención de la corte penal...

AuthorEugenia López-Jacoiste Díaz
Pages489-495

La resolucin 1593 (2005) del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y la intervencin de la corte penal internacional en la crisis de Darfur: A la sexta va la vencida!

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El pasado 31 de marzo de 2005 el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó la resolución 1593 (2005), en virtud de la cual el Consejo remite la situación de Darfur a la Fiscalía de la Corte Penal Internacional (CPI). De los quince miembros del Consejo, once votaron a favor y cuatro Estados se abstuvieron, a saber, Argelia, Brasil, China y Estados Unidos. Con esta resolución el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas estrena su responsabilidad del mantenimiento de la paz y seguridad internacionales a través de la justicia internacional de acuerdo con el artículo 13.b) del Estatuto de Roma. Desde que en julio de 2002 la CPI comenzar su andadura son ya tres las investigaciones abiertas por su Fiscalía y, coincidencia o no, las tres se centran en África, aunque por el momento no se ha llegado enjuiciar formalmente a ningún posible responsable. ¡Es de esperar que esta lucha pacífica contra la impunidad en África llegue a buen puerto!

El Sudán es uno de los países más extensos y menos avanzados de África. Desde su independencia del Reino Unido en 1957 se ha visto inmerso en una continua guerra civil por las divergencias políticas y étnicas entre el norte y el sur. El conflicto de mayor envergadura enfrentó a las fuerzas del Gobierno central contra los rebeldes del sur. La región de Darfur está situada al oeste del país, comparte sus fronteras con Libia, el Chad y la República Central Africana, comprendía a unos 6 millones de habitantes y nunca fue, precisamente, una región relevante ni influyente en el conjunto del país. De ahí que, a principios de 2002 se crearan dos grupos rebeldes, el Ejército de Liberación del Sudán y el Movimiento por la Justicia y la Igualdad aduciendo razones similares a las que enfrentaban al norte y al sur del país: la marginación política y socioeconómica de la región por parte del Gobierno central. La crisis en Darfur prolifera y se intensifica de forma paralela a las negociaciones de paz entre el norte y el sur, cuyo Acuerdo Global de Paz se firmará, por fin, el 9 de enero de 2005 en Nairobi. Durante estos años, el objeto prioritario del Gobierno sudanés son las negociaciones del citado acuerdo,Page 490 dejando relegado a un segundo plano el conflicto de Darfur. Sin embargo, para poder hacer frente a los rebeldes secesionistas del oeste del país y centrar sus esfuerzos en las negociaciones de paz, el Gobierno central se sirve de las tribus locales de Darfur, como milicias de apoyo, las denominadas milicias janjaweed, dotadas con amplias facultades de actuación en la zona con el fin de acallar las reivindicaciones sociales y económicas.

La beligerancia en Darfur desde 2002 hasta nuestros días, deja un balance desolador. La motivación política de la limpieza étnica no está del todo claro, pero sí los resultados de desplazados, muertes y violaciones sistemáticas de los derechos humanos y del Derecho Internacional humanitario. Según el informe del representante del Secretario General de la ONU para los derechos humanos y personas desplazadas, a finales de 2004 más de 200.000 personas se vieron obligadas a cruzar la frontera del Chad y los desplazamientos internos alcanzan ya los 2.000.000 de personas (cfr. la Resolución 2004/55 de la Comisión de Derechos Humanos de 31 de diciembre de 2004). El número de muertos tampoco está del todo claro, aunque algunos informes señalan haberse alcanzado la escalofriante cifra de 300.000 personas.

Ante esta situación, la comunidad internacional prioriza la negociación política del acuerdo de paz entre el norte y el sur, con ello, parece desenterderse de la crisis humanitaria de la población de Darfur, abandonándola a las atrocidades de su Gobierno. En un principio, se consideró como un asunto interno del Estado de Sudán, a pesar de los intentos de la Unión África de buscar una solución política al conflicto con la colaboración del Gobierno del Chad y del mismo Sudán. La crisis humanitaria moviliza desde el principio a numerosos agentes humanitarios y observadores imparciales -como Amnistía Internacional, Human Rights Watch y Médicos sin Fronteras-, quienes habían denunciado la responsabilidad del Gobierno sudanés por los graves crímenes cometidos en Darfur y su falta de voluntad para resolver el conflicto, reclamando una respuesta contundente por parte de la comunidad internacional. Los constantes llamamientos del Secretario General de Naciones Unidas sobre la situación humanitaria en Darfur a lo largo de 2004 (Press Releases SC/8264, 8247 y 8249) consiguen que la ONU se vaya involucrando poco a poco, tanto en la búsqueda de una solución política al enfrentamiento norte-sur, como en la investigación sobre el terreno de la situación humanitaria de la región. De hecho, la primera intervención del Consejo de Seguridad sólo se centra en el proceso de paz norte-sur en la resolución 1547 (2004), de 11 de junio, alentando a las partes a aproximar sus posiciones. Sin embargo, no declara que la situación en el Sudán constituya una amenaza para la paz y la seguridad internacionales y para la estabilidad en la región. Lo hará en su posterior Resolución, la 1556 (2004), de 30 de julio, y actuando bajo el capítulo VII de la Carta condena la situación humanitaria e impone un embargo...

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