Redibujando la disciplina de las relaciones internacionales. Una propuesta tentativa

AuthorOriol Costa
PositionProfesor asociado de Relaciones Internacionales Universidad Autónoma de Barcelona
Pages669-702

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Es ya 1un lugar común señalar la efervescencia teórica como rasgo fundamental del proceso de reestructuración al que han estado sometidas las Relaciones Internacionales (RRII) desde los años ochenta hasta el momento. Efervescencia que debemos atribuir, a la vez, a la evolución del contexto internacional y a los cambios que se han producido en el entorno intelectual y científico de los estudiosos de la disciplina.

En primer lugar, pues, se han dado importantes transformaciones en los elementos básicos del sistema internacional: actores, procesos (interacciones), mecanismos de orden y estructuras de poder. Transformaciones que han sido de «acción profun- Page 670da», por una parte, y de «manifestación rápida», por otra 2, o para decirlo con Rafael Grasa, que han tenido lugar «en dos tiempos y a dos ritmos» 3. A saber:

1) Un tiempo o cambio de longue durée, a menudo descrito como globalización, entendida como «un conjunto de procesos interrelacionados que se desarrollan en un ámbito geográfico cada vez más amplio que tiende a la escala mundial» 4y que va más allá del refuerzo cuantitativo de la interdependencia 5. Fenómeno que, a pesar de referirse principalmente a las actividades económicas, viene caracterizado por ser multidimensional, desigual y parcial (en lo geográfico y funcional), complejo (interrelación de procesos que se transforman e influencian mutuamente) y contestado (en lo político y lo teórico) 6. La globalización viene acompañada de y es promovida por procesos muy significativos, de los que destacaremos tres: a) una creciente importancia de la low politics en la agenda internacional; b) la aparición (o reaparición) protagónica de actores internacionales de carácter no-estatal (empresas, sociedad civil transnacional) o subestatal, que transforman/erosionan el papel del Estado en la sociedad internacional, y c) la progresiva configuración de una estructura de poder multipolar en la esfera económica.

2) Se ha dado, adicionalmente, un cambio «más epidérmico y ligado a sucesos concretos, el fin de la guerra fría y el enfrentamiento Este/Oeste [...]. Este segundo cambio afloja la triple urdimbre sobre la que se había construido el orden de posguerra [y las RRII en tanto que disciplina] a partir de 1947: el papel clave de las armas y vectores nucleares, la primacía de lo político y la configuración bipolar del sistema» 7.

En suma, «la relativa simplicidad que presentaba el mundo estatocéntrico de los siglos anteriores y, más en concreto, el mundo de la posguerra, caracterizado por una bipolaridad manifiesta en el plano político-militar y por una hegemonía económica de Estados Unidos, ha dado paso a un mundo de complejidad, movilidad e incertidumbres crecientes». De este modo, «no puede extrañar que, en los últimos tiempos, conceptos nuevos en el estudio de las relaciones internacionales, como imprevisibilidad, turbulencia o pluralidad, que las concepciones clásicas no podían entrever, hayan pasado a ocupar un lugar destacado en el análisis y la teoría internacional» 8. Page 771

Se identifican, pues, algunas tendencias más o menos novedosas en el campo de la disciplina de las RRII, tendencias que afectan a las relaciones que la disciplina mantiene con su entorno académico y el mundo más genérico de las ciencias sociales. Celestino del Arenal señala hasta seis líneas de desarrollo, a saber: 1) «La consideración de que las relaciones internacionales, en cuanto teoría y disciplina científica, deben superar el limitado paradigma del Estado y el poder». 2) «La constatación [de la necesidad de] prestar una particular atención al estudio de los lazos y relaciones existentes entre los varios niveles de análisis», desde el individuo hasta el sistema internacional. 3) «La afirmación de que el estudio de las relaciones internacionales, por encima de los problemas metodológicos y conceptuales que todavía persisten, debe orientarse hacia los problemas sustantivos, relevantes de nuestro mundo».

4) La constatación de que «es necesaria una teoría de las relaciones internacionales al mismo tiempo empírico-analítica y normativa». 5) «La consideración de que en función de esos objetivos las relaciones internacionales se están transformando en una disciplina o interdisciplina que incorpora y sintetiza las aportaciones de gran número de ciencias sociales y, en determinados aspectos, de las ciencias físico-naturales», y, finalmente, 6) «la conciencia de que todo ello puede suponer un replanteamiento general de la naturaleza, alcance y objeto de las relaciones internacionales como disciplina científica» 9.

En suma, las RRII, una vez reconocida y establecida su identidad, han entrado en un proceso de redefinición de los vínculos que mantienen con el conjunto de las ciencias sociales, con las que intercambia preocupaciones, instrumentos de análisis, preguntas de investigación, debates y autores. Todo lo cual debe ubicarse entre los factores causales de la anteriormente mencionada efervescencia teórica, que pretendemos abordar en adelante.

Por entrar ya en el núcleo duro del problema, la evolución de las escuelas de pensamiento centrales para la disciplina, esto es, realismo y liberalismo, ha forzado un cambio en la naturaleza de la principal (y recurrente) contienda teórica. Dicho rápidamente, se ha pasado de una situación de debate interparadigmático (en la que acadé-micos con preocupaciones distintas e instrumentos de análisis igualmente distintos estudiaban segmentos distintos de la realidad y, por tanto, eran incapaces de mantener un diálogo fructífero) a una situación en la que, persistiendo las diferencias respecto de las preocupaciones, se ha dado una convergencia en lo relativo a los instrumentos de análisis y a la parte de la realidad estudiada. Se abren, así, posibilidades de formular preguntas comunes y trasladar de lo metateórico a lo teórico las seculares disputas acerca de la naturaleza, el alcance y las consecuencias del orden, la cooperación y la anarquía en las relaciones internacionales. A este cambio debe sumársele la llegada a la disciplina de los enfoques denominados reflectivistas, la contribución de los constructivistas al debate neorrealismo-neoliberalismo y el papel de mediación que en éste juega una cada vez más elástica y polisémica «Escuela Inglesa» 10. Page 672

En este artículo, empero, se sostendrá que las tan traídas y llevadas alusiones a lo magmático de las RRII de los últimos lustros deberían atribuirse menos al estado de la disciplina y más a lo caduco de los mapas con que nos movemos por ella. En efecto, las dificultades para hacernos con un boceto nítido de la evolución y el estado de la Teoría Internacional ponen de manifiesto las limitaciones de los instrumentos tradicionalmente utilizados en RRII para narrar su presente y su bagaje: no pueden ni ordenar ni, en buena medida, capturar los aspectos fundamentales de los productos teóricos de las últimas dos décadas. Este estudio pretende, justamente, proponer la aplicación de una determinada herramienta de ordenación de los debates y la historia de las RRII, herramienta nacida en el campo de la filosofía e historia de la ciencia de la mano de Gerard Holton 11(1987), mencionada en RRII por primera vez por Yosef Lapid 12(1989) y reorientada, entre nosotros, por Rafael Grasa 13(1997).

El artículo procede en cuatro pasos. En primer lugar, se intentará justificar la importancia de los expedientes de ordenación en la actividad científica social y lo insatisfactorio de los más habitualmente utilizados en la disciplina. En segundo lugar, se presentará el instrumento para cartografiar las disputas teóricas que se operacionalizará en el tercer apartado, en el cual se sugiere, de forma abiertamente tentativa, una relectura de la historia de la disciplina. Un apartado conclusivo, el cuarto, cierra el trabajo.

I Por qué una cartografía y por qué otra cartografía

La formulación de expedientes cartográficos para la ordenación de las posiciones sostenidas por cada cual en las contiendas teóricas tiene una muy larga tradición en RRII. Así podemos citar, entre otros, la clasificación de los autores en utopistas y realistas propuesta por E. H. Carr 14; la identificación, por parte de K. Waltz 15, de tres imágenes en las que ubicar las causas y el origen de las guerras (y la consecuente ordenación de los autores en función de cuál de ellas prioriza); la diferenciación de H. Bull 16entre enfoque clásico y enfoque científico en lo que se ha venido a llamar segundo debate; la distinción entre paradigmas alternativos para comprender la disci Page 673plina de los años setenta (cartografía a menudo expandida hasta nuestros días); la proliferación de clasificaciones aparecidas desde los años ochenta 17; o, finalmente, la propia descripción de la historia de las RRII como si estuviera estructurada en sucesivas fases o debates 18.

Se trata, sin duda, de un mecanismo tan arbitrario como imprescindible. Cartografiar requiere, ciertamente, simplificar la realidad, forzar las formulaciones de los autores para que se ajusten a tipos ideales, homogeneizar las posiciones enfrentadas, establecer qué es principal y qué secundario en el momento de decidir la ubicación de un autor. Dicho de otro modo, redibujar las contiendas teóricas tiene siempre un componente de arbitrariedad, hasta el punto que requiere, en ocasiones, inventarse...

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