Razones para actuar y derecho natural

AuthorRafael Ramis Barceló
Pages219-300

Page 219

Este es, a mi entender, el capítulo central del libro. En él se intenta reconstruir el engranaje conceptual de la filosofía del derecho de Maclntyre, una vez examinados los problemas conceptuales previos, que dificultan la transición de la ética al derecho. De hecho, los capítulos 2 y 3 son una presentación de la cuestión de las razones para actuar y la brecha insalvable entre los antiguos y los Modernos. Desde A Short History ofEthics, Maclntyre intenta explicar históricamente el problema moral de nuestro tiempo y en AJier virtue sostiene como tesis fuerte que la visión histórica y la sistemática no son separables, sino que constituyen las dos caras de una misma moneda.

Al final del capítulo anterior he indicado que Maclntyre recibe muchas críticas por historizar los temas que trata, de manera que se ve obligado a cambiar algo su estrategia: en vez de eludir el debate contemporáneo con las herramientas de la filosofía analítica, el profesor escocés a finales de los años ochenta y principios de los noventa sale a la arena de las discusiones del momento, tal y como había hecho en su juventud (capítulo 2).

Si en AJier virtue, aceptando a Nietzsche como árbitro en una contienda entre antiguos y modernos, MacIntyre había resuelto el problema de las razones para la acción al examinarlo históricamente, en los años noventa intenta mostrar su particular solución sistemática del problema. Siguiendo a Aristóteles y a Tomás de Aquino, no queda totalmente claro cómo se vinculan las razones para actuar, los desacuerdos morales y el derecho natural. Voy a dedicar el capítulo a tratar esta cuestión, que es el fundamento de la "filosofía del derecho" de Maclntyre, a la que llega desde la ética naturalista.

Page 220

La filosofía jurídica del profesor escocés intenta explicar cómo se vincula la ética y el derecho a partir de los problemas morales de la sociedad contemporánea. En este capítulo dedicaré un primer apartado a examinar la exposición de este problema. El segundo apartado está destinado a delimitar la posición que tiene Maclntyre en el campo de la filosofía de la acción y en el derecho natural, contestando a las críticas de sus detractores y proponiendo una nueva explicación de las razones para la acción en Dependent Rational Animáis.

En el cuarto apartado se expone el pensamiento de Maclntyre en el actual campo de la filosofía del derecho natural (fundamentalmente discute con Hart, Finnis, MacCormick, Weinreb, Moore, Grisez y Maritain). En este capítulo, en fin, procuraré explicar cómo Maclntyre articula su postura frente a los problemas que manifiestan estos autores, al tiempo que enhebra unos fundamentos de filosofía del derecho que unen las razones para actuar, los desacuerdos morales y el derecho natural.

Mientras mantiene este diálogo filosófico y analítico, sostiene otro de carácter más teológico e histórico, que analizaré en el capítulo 6. En el capítulo 2 he procurado mostrar que el joven MacIntyre tenía unas mismas preocupaciones aunque sus interlocutores fuesen distintos (marxis-tas y analíticos). MacIntyre, a partir de los años noventa, iniciará también un doble diálogo: uno, con filósofos de diferentes corrientes, siguiendo generalmente el lenguaje de la filosofía analítica, y otro, con filósofos y teólogos tomistas.

No hay una diferencia sustancial entre los dos proyectos intelectuales (como no la había tampoco durante su juventud) ya que su adhesión a los postulados aristotélico-tomistas son cada vez más firmes. Maclntyre reserva los argumentos históricos y teleológicos para el diálogo con los partidarios (para decirlo con sus conceptos) de su propia "tradición", y maneja una argumentación mucho más analítica para su debate con los otros filósofos anglosajones. Como Maclntyre progresivamente se vuelve cada vez más tomista, he creído preferible separar las dos líneas, ya que en la primera década del siglo XXI ha habido más diálogo con tomistas que con un público filosófico más general.

Con todo, hay que subrayar que, a pesar de la la extraordinaria habilidad que tiene Maclntyre para expresarse con el mismo lenguaje que los interlocutores que tiene en cada momento, no puede decirse que haya

Page 221

un "Maclntyre filosófico" y un "Maclntyre teológico1", sino que progresivamente ocurre lo mismo que en la obra de Tomás de Aquino: lógica (y ontológicamente) es siempre posible deslindar lo filosófico de lo teológico, aunque fácticamente a veces resulta difícil, al tiempo que se observa una progresiva deriva teológica, que permite un fundamento sobrenatural del derecho.

MacIntyre, como se ha repetido, enfoca siempre el estudio del derecho desde la moral. Pero mientras en los años ochenta y buena parte de los noventa lo hace desde la "filosofía moral", a partir de este momento también lo hace (aunque no lo diga explícitamente) con una apertura hacia la "teología moral". Por lo tanto, en este capítulo he separado -haciendo uso de una cierta discrecionalidad- el Maclntyre más filosófico, que tiene un diálogo con la filosofía anglosajona y en los términos de la filosofía analítica.

5.1. Razones para la acción, dilemas morales y derecho natural

En los capítulos anteriores se ha destacado que, para MacIntyre, las prácticas cumplen un papel necesario en la delimitación de la moralidad de las acciones. Muchas de las concepciones morales actuales niegan valor a las prácticas en sí y se concentran en la forma. Las concepciones morales de la sociedad moderna se basan, como se dijo en el capítulo anterior, en el modo de disentir y de admitirlos posibles modos de desacuerdo.

Siguiendo a MacIntyre, hay algunos puntos en los que la sociedad contemporánea no puede llegar a un acuerdo satisfactorio. Estos son los casos en los que se presentan "dilemas morales". En muchos casos éstos vienen dados por desacuerdos irresolubles en materia moral. Para el profesor escocés el sujeto tiene que buscar buenos argumentos para superar los desacuerdos morales y luego no puede deslindar la práctica de los argumentos.

Con ello, MacIntyre cree que si el sujeto se compromete prácticamente (éticamente) en la solución de estos desacuerdos, se puede llegar a dar una respuesta a los mismos. Por lo tanto, la respuesta al problema

Page 222

empieza por saber qué es una buena razón para actuar y, si efectivamente es buena, el sujeto debe comprometerse a llevarla a la práctica. La manera de resolver los dilemas morales es el compromiso con las prácticas. En el capítulo 2.3.3. se pudo ver la influencia de la idea marxista del compromiso, que Maclntyre poco a poco transforma en la praxis aristotélica: el ser humano sólo tiene razones para actuar si están basadas en buenos argumentos. Y éstos sólo lo son si contienen la unidad de la vida moral, es decir, si el sujeto los puede llevar a la práctica.

Tal y como se subraya en "The Intelligibility of Action"2, para Maclntyre sólo se aprende el significado de acciones y palabras en el marco de una comunidad de personas. Esas personas están obligadas a cooperar para organizar su existencia, y los juegos del lenguaje explican las diversas prácticas humanas. En un sentido moral, MacIntyre sigue a primero a Wittgenstein, a Winch y también a Hart en su valoración de las prácticas, que proporcionan en primer lugar un marco de inteligibilidad para las acciones3.

Las prácticas, al entender de MacIntyre, son un elemento necesario para que el sujeto pueda dar una explicación inteligible de sus acciones y, sobre todo, de las repercusiones morales que tiene cada una de ellas. En el contexto de las prácticas, la razón para la acción es aquella que aproxima al sujeto hacia el bien. He aquí la importancia de la virtud y de la excelencia en las prácticas, que ayudan a baremar el valor de cada una de ellas.

Las prácticas proporcionan un marco inteligible para las acciones, de manera que para MacIntyre, las razones para actuar se encuentran en las prácticas. A diferencia de Kant, que exige un apriorismo, Maclntyre sigue a Aristóteles y a Wittgenstein a través de Anscombe (como se ha visto en los capítulos 2 y 3) para mostrar que las prácticas adquieren un sentido en un marco dado y sólo en él. La acción sólo puede entenderse a posteriori, en el marco de las prácticas, donde se establecen las acciones virtuosas4.

Al conocer cuáles son las acciones virtuosas, se puede determinar que una razón para la acción es buena cuando ésta conduce hacia la virtud

Page 223

y hacia el bien. Pero las razones para la acción no pueden ser exclusivas para el individuo, sino que tienen que abarcar el bien interno de la práctica. Como dice MacIntyre "la práctica impone normas que constriñen y limitan la expresión de deseo inmediato, en el marco de las formas sociales institucionalizadas informadas por la práctica5".

Maclntyre dice seguidamente que "la inteligibilidad que confiere a una acción su emplazamiento en la narrativa particular del agente es más fundamental que la que le confiere su relación con las prácticas6". El profesor escocés destaca que la acción misma es secundaria frente a la exigencia de inteligibilidad. Y que sea inteligible requiere la unidad narrativa de la vida humana: es...

To continue reading

Request your trial

VLEX uses login cookies to provide you with a better browsing experience. If you click on 'Accept' or continue browsing this site we consider that you accept our cookie policy. ACCEPT