¿Ratificarán los Estados árabes la histórica norma internacional sobre el trabajo doméstico?

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La mayoría de los delegados árabes a la Conferencia Internacional del Trabajo, que tuvo lugar el 16 de junio, apoyó la aprobación de las históricas normas internacionales sobre el trabajo decente para los trabajadores domésticos con sólo un puñado de abstenciones. Sin embargo, algunos también llamaron la atención respecto a los retos de la ratificación y a su implementación en la región.

Los trabajadores domésticos se encuentran en buena medida excluidos de la legislación laboral nacional, de los regímenes de seguridad social, y de las disposiciones sobre salud y seguridad en el trabajo y, a menudo, se mantienen vinculados a sus empleadores mediante un sistema de patrocinio restrictivo. A la mayoría de estos trabajadores sus empleadores les retiran el pasaporte y demás documentación, y en su día libre no se les permite salir del domicilio de donde trabajan. La naturaleza informal, desregulada y aislada de su labor les hace vulnerables a la explotación y el abuso.

El Convenio 189 y la Recomendación 102 de la OIT establecen que a los trabajadores domésticos que cuidan de familias y hogares deben disponer de los mismos derechos laborales básicos que los de otros trabajadores: jornadas de trabajo razonables, descanso semanal de al menos 24 horas consecutivas, límite a la retribución especie, e información inequívoca sobre los términos y condiciones de empleo, así como el respeto de los principios y derechos fundamentales en el trabajo,

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entre los que figuran el de la libertad sindical y el derecho a la negociación colectiva.

Con arreglo al Derecho internacional, el siguiente paso para los Estados miembros de la OIT consistirá en someter las nuevas normas del trabajo a sus respectivas autoridades nacionales competentes, para su promulgación u otra actuación, incluida la ratificación. Ésta conllevaría la aceptación del Convenio y la Recomendación como instrumentos jurídicamente vinculantes, y exigiría que se garantice su aplicación mediante leyes nacionales de armonización, y otros métodos. Que los gobiernos árabes vayan o no a ratificar o procurar la ejecución de las nuevas normas está por ver.

Se requieren cambios profundos

"Existe un consenso en el mundo árabe respecto a la adopción del Convenio y la Recomendación sobre trabajo decente para trabajadores domésticos, pero existen obstáculos importantes para su implementación a escala nacional", señaló Ibrahim Hamad, delegado de los trabajadores de Bahrain. "Tendrán que efectuarse cambios legislativos de gran calado en los países que albergan a la gran mayoría de trabajadores domésticos migrantes, como los Estados del Consejo de Cooperación del Golfo".

Nidal Mohammad Radwan, delegado de los trabajadores de Arabia Saudí, convino en que llevará algún tiempo lograr la ratificación, pero señaló que ya se han emprendido iniciativas relevantes en varios países árabes para aproximar las leyes nacionales a las normas internacionales: "actualmente se debate en Arabia Saudí la adopción de nuevas normativas, como la relativa a un régimen de seguro, encaminadas a reforzar la protección de los trabajadores domésticos y las familias que les emplean. Si se aprueban estas leyes, Arabia Saudía se acercará a la ratificación".

Humaid Rashid Bin Demas, representante del Gobierno de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), al intervenir en nombre de los Estados del Consejo de Cooperación del Golfo en la reunión del Comité de Trabajadores Domésticos, señaló que en Kuwait se ha adoptado un contrato laboral unificado para estos empleados y que, en los EAU, una nueva ley permitirá realizar inspecciones laborales en residencias privadas.

El Convenio sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos de la OIT, 2011 (núm. 189) se aprobó por 396 votos a favor, 16 en contra y 63 abstenciones, y la Recomendación que lo acompaña (núm. 201), por 434 votos a favor, 8 en contra y 42 abstenciones. El Convenio es un tratado internacional vinculante para los Estados miembros que lo ratifiquen, mientras que en la Recomendación se ofrecen directrices más detalladas sobre la manera de aplicar el Convenio.

Diez de las 63 abstenciones correspondieron a delegados árabes, fundamentalmente empleadores que subrayaron su apoyo a la normalización del trabajo doméstico y al tratamiento de las cuestiones relacionadas con los derechos humanos, pero que también manifestaron ciertas reservas.

En 2010, el Grupo de Empleadores abogó por la aprobación de una Recomendación por separado antes que por la adopción de un Convenio, argumentando que un Convenio excesivamente prescriptivo podría adolecer de una baja tasa de ratificación. Los empleadores han incidido asimismo en la naturaleza singular del trabajo doméstico, ya que se desarrolla en los hogares, donde los derechos de las familias deben respetarse.

La inspección de trabajo, el mayor reto

"Uno de los mayores retos para la ejecución del Convenio y la Recomendación, sobre todo en los países árabes, es la manera de realizar las inspecciones de trabajo respetando el derecho a la intimidad de los hogares. Los inspectores de trabajo no tienen derecho a acceder a los domicilios en todos los lugares. Por tanto, éste sería uno de los mayores retos para los países árabes", señala Iman Nahas, delegado egipcio de los gobiernos.

Muchos creen que, para que resulten eficaces, los cambios legislativos tendrían que venir acompañados (o precedidos en realidad) de un cambio de mentalidad.

"Resulta sencillo debatir sobre textos jurídicos y convenios, e incluso podemos modificar la legislación nacional y ratificar los convenios, pero la verdadera dificultad radica en la manera de convertir estos principios en una realidad. Al debatir y aprobar este convenio, hemos asumido una obligación internacional y nacional. Confiamos en que nuestro compromiso con los trabajadores domésticos sea legal, y moral", declaró Humaid Rashid Bin Demas, delegado gubernamental de los Emiratos Árabes Unidos.

"Existe una necesidad real de sensibilización en los países árabes, con el fin de desarrollar una visión más humana de los trabajadores domésticos, y de reconocer que estos empleados son verdaderos trabajadores, no siervos", añadió Ibrahim Hamad, delegado de los trabajadores de Bahrain.

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