Puestos de trabajo de baja calidad para la mujer: ¿Oportunidades o callejones sin salida?

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SAN PEDRO MACORIS, República Dominicana - El huracán George ha sido una de las más terribles tormentas que han devastado el Caribe en muchos años. En una región periódicamente azotada por catástrofes meteorológicas y económicas, millares de dominicanos vieron cómo sus hogares y su medio de vida desaparecían en un instante, barridos por la tormenta. Sin embargo, la furia de George pronto fue reemplazada por las nubes de polvo levantadas por los ciclomotores en que millares de trabajadores se desplazaban hacia el trabajo. La hora punta ha reaparecido y, para muchos dominicanos, esa hora es la de acudir a la zona franca.

Las zonas francas, zonas libres o zonas francas industriales (ZFIs) son actualmente la principal fuente de empleo para millones de mujeres en unos centros de producción que se extienden desde Asia a América. Se ofrece a las empresas diversos incentivos fiscales y de otro tipo a cambio de levantar fábricas en lugares que, normalmente, no captarían inversiones. Las ZFIs constituyen una fuente de empleo de importancia creciente para la mujer, junto con la migración, las microempresas, el sector informal y las modalidades atípicas de trabajo, como el trabajo temporal y a domicilio, y la subcontratación.

Todas estas nuevas oportunidades de trabajo para la mujer tienen un denominador común: su baja calidad. Se suelen caracterizar por su escasa exigencia de cualificación, los bajos salarios, la escasa productividad y las pobres perspectivas de promoción. Por el limitado acceso que conceden a los medios de desarrollo profesional y a las organizadores de trabajadores, estos puestos son los primeros en desaparecer cuando sobreviene una crisis económica, y los últimos en incorporarse a los programas de salud, bienestar y protección social. Es posible que estas modalidades generen en la actualidad la mayor parte de las oportunidades de empleo femenino; sin embargo, ¿son oportunidades reales o callejones sin salida?

La historia de Mónica

"Madrugo todos los días para preparar el desayuno de mis hijos y para fabricar pan y chocolate para vender en la fábrica", asegura Mónica Giménez. "De lo contrario, no ganaría bastante para sobrevivir todos".

Mónica es una típica trabajadora de una ZFI: una mujer joven que debe sostener sola a su familia. El huracán George destruyó su vivienda y ahora vive en un refugio temporal facilitado por el gobierno. Por suerte, su fábrica volvió a funcionar poco después de la tormenta. Su trabajo consiste en dobladillar los ribetes superiores, previamente engomados, de las botas, que son luego cosidos por un compañero. Las botas se exportan para su distribución en otros países, con un amplio margen de beneficio para el empleador. Mientras, Mónica se ve obligada a vender desayunos en su centro de trabajo para complementar su ínfimo salario.

El trabajo en una ZFI puede ser duro para una mujer. Al regresar después de una larga jornada laboral, le esperan horas de trabajo doméstico. Se trabaja a un ritmo agotador, con medios obsoletos y en condiciones de inseguridad. El acoso sexual no es un fenómeno insólito.

Aunque se ha dicho que las ZFIs son "vías de mundialización", en ocasiones parece que conducen a la mujer hacia un callejón sin salida.

"Las zonas francas suelen atraer a mujeres trabajadoras que aceptan trabajos de baja cualificación", afirma Auret Van Heerden, del Programa de Acción Especial de la OIT sobre ZFIs. "Al aceptar estos trabajos, muchas mujeres esperan adquirir las destrezas y la formación que les permita ir ascendiendo en la escala de las cualificaciones. Este es uno de los obstáculos que es preciso eliminar, puesto que los factores culturales y sociológicos que limitan el progreso de la mujer se conjugan con la falta de programas de educación y formación y con la ausencia de una estrategia de desarrollo de los recursos humanos que hace que las mujeres queden ancladas en esos trabajos".

Algunos argumentan que es mejor la inmovilidad laboral que el desempleo. Sin embargo, no tiene por qué ser así. Gobiernos, como el de Singapur, han elevado la calidad del empleo en sus ZFIs ofreciendo formación e incentivos a determinados sectores de elevada rentabilidad, como la electrónica. La República Dominicana anima a las organizaciones empresariales, como la Asociación de Zonas Libres Dominicanas (ADOZONA) para que establezcan centros de atención a la infancia y faciliten viviendas y servicios de transporte especialmente dirigidos a satisfacer las necesidades de las trabajadoras.

Según Luis Pallerano, director de ADOZONA: "Después de haber trabajado algún tiempo en la ZFI y de haber adquirido algunas destrezas, la mujer puede ascender en la organización o marcharse a otra empresa. Ocurre también con frecuencia que deja el trabajo para dedicarse a una actividad en la que rentabiliza lo que ha aprendido en la ZFI".

Para desarrollar su actividad informal de venta de bolsas de pan y tazas de chocolate caliente, Mónica no necesita utilizar los conocimientos adquiridos en la zona franca. Sin embargo, ese comercio la convierte en microempresaria, otra actividad económica de importancia creciente para la mujer. Tanto el trabajo en el sector informal, como la microempresa resultan interesantes para las mujeres que no logran acceder al sector formal o que necesitan una mayor flexibilidad para compatibilizar el tiempo dedicado al trabajo y a la familia. El porcentaje de mujeres que recurre a estas opciones es creciente y se estima en un 70% del total mundial.

En el sector informal resulta difícil acceder al trabajo de calidad. Las mujeres suelen realizar actividades asociadas a las labores domésticas, como la costura o la preparación de alimentos, que son las peor remuneradas. Con menos experiencia en la gestión empresarial y mayores dificultades para acceder a las fuentes de financiación que los hombres, son también más propensas al fracaso.

Sin embargo, los gestores de programas de microcrédito, especialmente los especializados en la concesión de pequeños préstamos a mujeres, saben que éstas suelen amortizar los créditos. Según World Relief, una ONG que asegura que la tasa de amortización de los préstamos concedidos por sus 180 agencias bancarias rurales de Mozambique es del 99,3%, se orienta a la mujer porque ésta se ocupa de su familia y no suele ser morosa. Las microempresas regentadas por mujeres son el motor de la recuperación económica, tanto de países destrozados por la guerra, como Mozambique y Bosnia, como de naciones azotadas por la crisis económica, como las del sudeste asiático.

Competir en una economía global

Las formas atípicas de empleo, como el contrato temporal, la subcontratación o el trabajo a domicilio, manifiestan una tendencia creciente, en buena parte imperceptible, a medida que más empresas externalizan su producción para conservar su competitividad en la economía mundial. Estas categorías apenas se reflejan en las estadísticas laborales oficiales. Sin embargo, durante la crisis económica que azotó a Filipinas a principios de la década de 1980, los trabajadores a domicilio de este país llegaron a generar el 70 por ciento del ingreso de muchas familias. Alemania y Filipinas han extendido la cobertura de la legislación laboral a esta categoría de trabajadores, y los sindicatos canadienses empiezan a admitirlos en sus esquemas de protección social.

En todo el mundo, más mujeres que nunca emigran ahora para trabajar por cuenta propia. Los riesgos ocultos en la migración laboral, especialmente para quienes trabajan en el sector del ocio, no suelen ser percibidos por quienes buscan desesperadamente un trabajo. La mayoría de las trabajadoras migrantes se dedican a tareas domésticas que, al realizarse en el domicilio del empleador, suelen quedar excluidas del ámbito de la legislación laboral. Los acuerdos bilaterales entre los países emisores y receptores, y los cursillos de orientación de las futuras migrantes, como los que imparte el Departamento de Trabajo de Filipinas, pueden hacer que el proceso gane en transparencia.

Individualmente o en conjunción con otras, es probable que estas nuevas modalidades de empleo atraigan a un mayor número de mujeres en los inicios del nuevo siglo.

Este artículo está basado en el vídeo "Her way to work (The road to quality jobs for women)", producido por la Oficina de Información y Prensa de la OIT.

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