Proteger al personal de enfermería filipino que emigra

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En muchos casos, cuando un trabajador cualificado no gana lo suficiente en su país, opta por emigrar. Sin embargo, sin leyes laborales que protejan a los trabajadores migrantes, el sueño de trabajar en el extranjero puede convertirse rápidamente en una pesadilla. Las mujeres son especialmente vulnerables a los abusos y la explotación, porque suelen desarrollar su actividad en sectores en los que la legislación laboral no se aplica cabalmente. En cambio, cuando las leyes que protegen a los migrantes se aplican de manera efectiva, el sueño se transforma en realidad, con un beneficio sorprendente cuando estos trabajadores regresan a su lugar de origen.

MANILA - Filipinas es famosa en todo el mundo por su personal de enfermería altamente cualificado. Cada año, miles de mujeres y hombres filipinos reciben formación para ejercer una profesión cada vez más demandada, a medida que la población mundial sigue envejeciendo.

Sin embargo, el país que produce algunos de los enfermeros y enfermeras más cualificados del mundo, no puede pagarles lo que ganan en el extranjero. Muchos prueban suerte trabajando fuera de su patria. El éxodo de los trabajadores filipinos cualificados ha dado lugar a una crisis en la atención sanitaria del país, con amplias repercusiones para la sociedad en su conjunto.

"Ahora, muchos de nuestros enfermeros y enfermeras maduros y experimentados permanecen fuera del país", señala Leah Primitiva Paquiz, de la Philippi-ne Nurses Association.

"Hablamos también de familias, de niños que crecen sin sus padres, si los dos trabajan en el extranjero", dice Annie Geron, de la Public Service Labor Independent Confederation". "Y se desarrolla un tipo de cultura diferente a causa de la migración".

Para algunos migrantes, el sueño de encontrar una vida nueva en el extranjero se convierte en una pesadilla de explotación, abuso y desesperanza. Las mujeres son especialmente vulnerables, sobre todo en sectores en los que la legislación nacional brinda una protección escasa, como los del trabajo doméstico y la agricultura. Gloria Moreno-Fontes Chammartin, Especialista en Migración en la OIT en Ginebra, explica que: "las cuestiones relativas a la condición tras la migración son muy importantes: ¿emigran documentados, o sin documentar? Como sabrá, los que emigran sin documentación son mucho más vulnerables".

La protección de los filipinos que trabajan en el extranjero ha sido motivo de preocupación para su gobierno. Durante más de 40 años, Filipinas ha establecido convenios bilaterales con los países interesados en contratar personal de enfermería y otros trabajadores filipinos. En asociación con diversos gobiernos extranjeros, la Philippines Over-seas Employment Administration (POEA, Administración Filipina de Empleo en el Extranjero) regula el reclutamiento, los contratos y el empleo en los países de destino, sobre todo en Arabia Saudí, destino de un 75% del personal de enfermería filipino que emigra.

"Creo que es un modelo en Asia", afirma Hans Cacdac, de la POEA, "porque, en una fecha tan remota como la del decenio de 1970, ya existía una red de protección administrativa, un conjunto de garantías de derechos de nuestros trabajadores migrantes en los casos en los que trabajaban en el extranjero".

Fernando Urutia es uno de los que emigraron a Arabia Saudí. La experiencia no siempre resultó sencilla: "Estuve llorando tres meses, en primer lugar, por el idioma. Ya sabe, en Arabia Saudí hablan árabe". Sin embargo, gracias a los convenios entre los dos países, Fernando Urutia recibió asistencia y apoyo siempre que lo requirió de la Embajada de Filipinas en Arabia Saudí, así como de su propio gobierno. El resto corrió de su cuenta.

"He aprendido que, cuando vas a un país, has de adoptar su cultura también si quieres permanecer en él. Ésa es la razón por la que me quedé en Arabia Saudí durante 15 años".

Y resulta que el efecto de "fuga de cerebros" de la migración no es el único factor, como explica Hans Cacdac: "también hacemos hincapié en el efecto de Page 19 "suma de cerebros". A saber, en el momento en que regresan estas enfermeras y enfermeros, han acumulado una amplia experiencia en el extranjero, más talento y más cualificaciones y, por tanto, vuelven con ellas para reinvertir o compartir lo aprendido".

Fernando es prueba de la "suma de cerebros" de la migración. Cuando regresó a casa procedente de Arabia Saudí, obtuvo un título de master y un puesto de trabajo como profesor. Actualmente, imparte formación a estudiantes de enfermería que desean probar suerte trabajando en el extranjero.

"Deseo compartir mi conocimiento, quiero compartir mis experiencias con estos alumnos de enfermería, porque representan la nueva generación. La enfermería no sólo consiste en ganar dinero. Es una

Trabajadoras y trabajadores migrantes: hacia la igualdad de derechos y oportunidades

Los trabajadores migrantes son personas que se desplazan de un país a otro en busca de oportunidades de empleo diferentes al trabajo por cuenta propia. Todos los trabajadores migrantes, con independencia de su género o de otras características personales, deben tener derecho a un trato no menos favorable que le que se aplica a los trabajadores nacionales. Las trabajadoras migrantes tienden a ser empleadas en una gama muy restringida de ocupaciones, entre ellas, el trabajo agrícola manual, las fábricas o las zonas francas de exportación, y, sobre todo, en puestos de trabajo relacionados con los estereotipos alusivos a la función de las mujeres como prestadoras de cuidados, enfermeras, trabajadoras del servicio doméstico y trabajadoras de bajo nivel en la restauración, la hostelería y el mundo del espectáculo. Por la naturaleza misma del trabajo que realizan, las mujeres y las niñas son particularmente vulnerables cuando son empleadas para trabajar fuera de su país de origen. Pueden verse sometidas a explotación y a malos tratos no sólo por el hecho de trabajar en el extranjero y encontrarse fuera de la jurisdicción de su propio país, sino también porque a menudo ocupan puestos de trabajo escasamente protegidos por la legislación social. Su situación se ve agravada a menudo por la falta de autonomía y la fuerte relación de subordinación típica de los puestos que ocupan. Pueden ser objeto de violencia de género y de abuso sexual, en especial si trabajan en el servicio doméstico o como trabajadoras del sexo. Además, suelen ser jóvenes y pobres, viven con el temor de perder su trabajo y han tenido que dejar a su familia en el país del que partieron. No hablan el idioma del país en el que trabajan, desconocen que tienen unos derechos que están siendo conculcados y, en general, no saben dónde recurrir para conseguir ayuda. En el peor de los casos, pueden llegar a ser víctimas de contratación forzosa y de prácticas de empleo forzosas, o de trata de personas. Las mujeres jóvenes y las niñas están particularmente expuestas a ser objeto de trata con fines de explotación sexual comercial. Debido a las altas y persistentes tasas de desempleo, muchos países han adoptado políticas para reducir el número de inmigrantes y ahora se ven ante el problema de la presencia de trabajadores migrantes que se encuentran en situación irregular o son empleados ilegalmente. A pesar de la falta de estadísticas fiables al respecto, se supone que gran parte de esos trabajadores son mujeres. Las políticas de inmigración de los países de destino que no contemplan las cuestiones de género pueden afectar desproporcionadamente a las mujeres inmigrantes y exponerlas a un riesgo mayor de empleo irregular y de deportación.

Para más información:

Campaña "La igualdad de género en el corazón del trabajo decente, 2008-2009", en www.ilo.org/gender.

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