En el mundo actual, los periodistas se enfrentan a graves peligros

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GINEBRA - Como se suele decir, la primera víctima de la guerra es la verdad. ¿La segunda víctima es el encargado de contarla? En la batalla por ganarse 'el corazón y la mente' del público, los medios de comunicación, sus 'tropas de asalto', los reporteros encargados de cubrir las noticias, asumen riesgos más graves que nunca para llevar las noticias a los hogares, 'en vivo' y en 'tiempo real'.

¿A qué coste? Muchos sufren mutilaciones físicas o psicológicas, o ambas a la vez. Otros fallecen.

Los conflictos recientes confirman tal apreciación. Durante las cuatro semanas de combates en Iraq, 15 periodistas y trabajadores de los medios de comunicación murieron, y dos siguen en paradero desconocido. Algunos perecieron en accidente, pero la mayoría cayó en combate.

En la Guerra del Golfo de 1991, no hubo que lamentar ninguna víctima de los medios en la liberación de Kuwait, pero, en el período inmediatamente posterior, cuatro periodistas freelance fueron asesinados. El año pasado, en Afganistán, ocho periodistas murieron en un lapso de dos semanas. En cierto momento de esa guerra, las víctimas entre los medios de comunicación superaban en número a las bajas militares. En las guerras de los Balcanes de la década de 1990 fallecieron 94 periodistas y trabajadores de los medios de comunicación. Unos 60 periodistas murieron en la Guerra de Vietnam y en los combates en Camboya.

Recientemente, el nuevo sistema de 'integrar' a los periodistas en las unidades militares que actúan sobre el terreno ha propiciado un mayor acceso de la prensa al campo de batalla y, con ello, ha agravado la exposición al riesgo de estos profesionales. El número de 'integrados' en las unidades de la coalición ascendió a unos 700.

En cualquier caso, este sistema no ha quedado exento de las críticas. Poco después del comienzo de la guerra, la Unión Europea de Radiodifusión (UER), entre otras entidades, protestó contra las diferencias de tratamiento entre los periodistas incorporados a las unidades de los ejércitos y los demás reporteros que seguían la guerra por su cuenta.

Nuevos sistemas, nuevos riesgos

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Los periodistas gozan de cierta protección internacional. Con arreglo a las Convenciones de Ginebra, los periodistas deben ser tratados como civiles en épocas de conflicto; atentar contra su integridad o su vida constituye un crimen de guerra. Sin embargo, algunos periodistas creen que los nuevos tipos de guerra (y de cobertura de ésta) pueden enturbiar la distinción entre civiles y militares, salvo que las fuerzas enemigas se encuentren a una distancia tan corta como para poder determinar quién dispara fotografías y no balas.

La economía influye igualmente en la situación actual. Algunas organizaciones de medios de comunicación, en su afán por ahorrarse fondos, se sirven de profesionales por cuenta propia y de corresponsales locales a tiempo parcial en detrimento del personal a tiempo completo. Aunque las definiciones y el tratamiento de estos trabajadores autónomos por parte de las empresas varían considerablemente, algunos carecen en ocasiones de seguro como parte de su retribución, así como de un suministro de dinero en efectivo que pueda sacarles de las situaciones de apuro.

Es habitual, aunque no sucede siempre, que estos corresponsales a tiempo parcial y reporteros por cuenta propia sean periodistas más jóvenes y menos experimentados. Muchos se afanan por conseguir una 'exclusiva' que les permita hacerse un nombre en la profesión, pero, en ocasiones, su anhelo se cumple a un coste muy elevado. La información y los datos anecdóticos acumulados en diversos conflictos parecen indicar que un número considerable de lesiones y muertes se producen entre periodistas que trabajan con arreglo a contratos temporales.

La lucha por la supervivencia

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A finales de la década de 1980, la cuestión de la seguridad de los periodistas pasó a ocupar un lugar destacado dentro del movimiento sindical. Con la Unión de Periodistas de los Países Bajos (NVJ) a la cabeza de esta iniciativa, la Federación Internacional de Periodistas puso en marcha un programa de acción de ámbito mundial encaminado a reducir los riesgos que afrontan los periodistas al cubrir un conflicto armado. Publicó una guía de seguridad, investigó políticas de contratación de seguros para periodistas de plantilla y autónomos y desarrolló cursos de seguridad con empleadores, en los que se imparte formación sobre primeros auxilios y los tipos de armas empleadas en los campos de batalla actuales.

La FIP insistió asimismo en que las empresas de los medios de comunicación asuman su cuota de responsabilidad. En el contexto de la guerra en la antigua Yugoslavia, y del incremento en el número de víctimas, la FIJ y sus sindicatos afiliados ejercieron fuertes presiones para adoptar un planteamiento tripartito respecto a este problema. Actualmente, muchas organizaciones asociadas a la FIJ, en colaboración con las empresas de los medios de comunicación y las autoridades militares, han creado programas docentes intensivos de preparación para la guerra dirigidos a sus afiliados. Numerosos sindicatos de los medios de comunicación incluyen el derecho a la formación en materia de seguridad en sus convenios colectivos. La FIP y sus miembros han abogado asimismo con firmeza por procurar la igualdad de prestaciones para los profesionales por cuenta propia.

En marzo del presente año, la FIP, con el apoyo de la Unión Europea, publicó una 'guía de supervivencia' exhaustiva y pormenorizada, destinada a corresponsales encargados de cubrir conflictos. Live News: A Survival Guide for Journalists puede descargarse del sitio web de la FIP en www.ifj.org. Incluye información sobre equipos, material didáctico, precauciones, preparativos, seguros, primeros auxilios y trastornos por estrés postraumático.

La FIP ha abogado además por la constitución de un International News Safety Institute (INSI, Instituto Internacional de Seguridad en el Periodismo). En asociación con el International Press Institute (IPI, Instituto Internacional de Prensa), una organización de editores para la libertad de prensa con sede en Austria, y con el apoyo de más de 80 empresas de los medios de comunicación y de grupos defensores de la libertad de prensa, el Instituto inició sus actividades el 3 de mayo del presente año. Entre sus objetivos figuran el desarrollo de programas de asistencia en materia de seguridad en lugares de conflicto, la formulación de normas relativas a cursos y equipos de seguridad (dispositivos de protección corporal, mascaras de gas, trajes de protección química, etc.), la garantía de disponibilidad de equipos para periodistas de plantilla y por cuenta propia, la sensibilización respecto a la necesidad de una formación exhaustiva y el suministro de materiales didácticos sobre seguridad a las empresas y sindicatos interesados.

'El Instituto se ocupará de todos los aspectos de la seguridad y el bienestar de periodistas y trabajadores de medios de comunicación, incluida la promoción de regímenes de seguro a precios rebajados para periodistas de plantilla y autónomos, así como de iniciativas de asesoramiento para el tratamiento de traumas y estrés que permitan al personal de los medios de comunicación hacer frente a las presiones que conlleva el ejercicio de su profesión en condiciones difíciles,' explica Aidan White, Secretario General de la FIP.

De todos modos, ¿qué utilidad real tendrán estas medidas? Finalmente, la cobertura informativa de conflictos armados siempre constituirá una actividad peligrosa. De las estadísticas disponibles parece deducirse que, cuanto más amplio es el acceso de los periodistas a una zona de guerra, mayor es el número de los que fallecen, pero mejor es la información que recibe el público en general.

Las empresas y los sindicatos de los medios de comunicación pueden atenuar los riesgos existentes mediante la formación y la preparación. Sin embargo, al final, los periodistas, como la verdad, seguirán siendo víctimas de la guerra.

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