ORTEGA GÓMEZ, M., La Comisión Europea y el gobierno de la Unión, Centro de Estudios Internacionales, Marcial Pons, 2012,171 páginas

AuthorMontserrat Pi Llorens
Pages1-3
www.reei.org
DOI: 10.17103/reei.28.2
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ORTEGA GÓMEZ, M., La Comisión Europea y el gobierno de la Unión, Centro de
Estudios Internacionales, Marcial Pons, 2012,171 pp
Las pasadas elecciones al Parlamento Europeo, celebradas en mayo de 2014,han
planteado novedades interesantes y numerosos elementos de reflexión sobre el sistema
político e institucional de la Unión Europea. El auge de los partidos de extrema derecha
en algunos países, la aparición de nuevos grupos parlamentarios, la fragmentación
política del hemiciclo, entre otras cuestiones, han sido y seguirán siendo sin duda objeto
de estudio y de debate. Junto a ellas el hecho probablemente más destacable en el plano
institucional es el sistema de elección del presidente de la Comisión Europea.
Como es bien sabido, ésta es la primera legislatura del Parlamento Europea en la que se
han aplicado las previsiones para la elección de sus miembros acordadas en la reforma
de los Tratados europeos operada por el Tratado de Lisboa. Según el artículo 17 del
Tratado de la Unión Europea, el presidente de la Comisión es propuesto por el Consejo
Europeo teniendo en cuenta el resultado de las elecciones al Parlamento Europeo y tras
mantener las consultas apropiadas, y elegido seguidamente por éste por mayoría
absoluta. Forzoso es reconocer que la redacción literal de dicho artículo deja un amplio
margen de discrecionalidad al Consejo Europeo. Sin embargo, las actuaciones de los
partidos políticos europeos incidieron de forma significativa en la aplicación de dicho
precepto. En efecto, meses antes de iniciar la campaña electoral, y siguiendo una
recomendación de la propia Comisión formulada en marzo de 2013 (expresada, entre
otras, en su comunicación Preparación de las elecciones al Parlamento Europeo de
2014: intensificación de su desarrollo democrático y eficiente), con la voluntad de dar
mayor credibilidad y legitimidad a las elecciones y aumentar la participación ciudadana,
los partidos políticos europeos anunciaron sus candidatos a presidir la Comisión.
Durante la campaña electoral se celebraron debates entre ellos, retransmitidos en todos
los países de la Unión Europea, a semejanza de los debates electorales al uso en las
campañas electorales nacionales. De esta manera ejercieron una presión política
transparente al Consejo Europeo, inédita hasta este momento.
Tras los comicios, la designación por parte del Consejo Europeo del candidato a presidir
la Comisión no estuvo exenta de tensiones. Las declaraciones públicas de algunos de
sus miembros resultaban ambiguas, cuando no abiertamente contrarias a considerar que
la decisión del Consejo Europeo estuviera condicionada por los candidatos designados
por los partidos y, lógicamente, por el del partido más votado. Por su parte, los líderes
de los partidos políticos europeos insistían en que sólo uno de los candidatos designados
por ellos podía ser legítimamente el nuevo presidente de la Comisión. Finalmente, y a
pesar de las reticencias del Reino Unido, el Consejo Europeo propuso a Jean Claude
Junker, candidato del Partido Popular Europeo y miembro del grupo mayoritario en el
Parlamento Europeo, que obtuvo la mayoría absoluta de la cámara gracias a un pacto
con el partido socialista europeo, que le valió la mayoría de los votos del grupo
socialista en el Parlamento Europeo (aunque la votación es secreta, los socialistas
españoles hicieron pública su negativa a votar a favor de Junker).

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