XXVI. Otro madrid es posible

AuthorJosé Manuel Aguilar de Ben
Pages107-109

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XXVI

OTRO MADRID ES POSIBLE

La novena copa de Europa, ganada por el Real Madrid en su centenario, en Glasgow, –y la aportación que pudiera hacer a ganar en el mundial–, tras haber perdido la liga nacional en Madrid unas semanas antes, es reflejo en el fútbol, de algo sintomático en la política y la ciudadanía de Madrid. Los madrileños sufren del mismo síndrome. La periferia española siempre viene a ganar a Madrid, y muchos madrileños se tienen que ir a ganar por el resto de Europa, a hacer Europa. En Bruselas, en Paris, en Hamburgo, en Edimburgo, en Roma o en Glasgow. O a hacer las Américas por el resto del mundo.

En política eso ha sido así desde el 2 de Mayo de 1808, quizás la última vez que los madrileños ganaron en Madrid. Porque Azaña ganó, pero lo echaron de mala manera. Y, Aznar es madrileño, pero se tuvo que ir a Logroño y a Valladollid primero, antes de entrar en Madrid de la mano del partido centralista que el gallego Fraga fundara gracias a su preeminencia en el régimen del otro gallego que entró en Madrid con sus tropas sublevadas en 1939, y dejar a España en cuarentena hasta hace 25 años.

Es normal que los funcionarios y políticos de provincias de otras regiones vengan a la capital a hacer carrera en las instituciones centrales del Reino, Gobierno, Parlamento, Tribunales, Reales Academias, Bancos estatales, administraciones del Estado, partidos políticos y demás, incluso en universidades y corporaciones. Lo que ya no es tan comprensible es que la Alcaldía de Madrid esté casi siempre regentada por gente de fuera, con poca tradición familiar y cultural en Madrid, por políticos impuestos por alguno de los partidos centralistas. Ni siquiera el inolvidable Tierno Galván era madrileño, que era soriano. Claro que entre todas las anomalías democráticas que pasaron al inicio de la transición posdictatorial hace 25 años, para salir del régimen anterior, esa sería la menor. Ni siquiera el Rey es de Madrid, que nació en la Roma de Mussolini.


03.06.02

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Hasta el gobierno de la Comunidad de Madrid, tuvo su primer presidente a un vasco y el actual, que es madrileño, también es del partido galleguista centralista, en Madrid.

Cuando nos jactamos universalmente de la consolidación de nuestra democracia, la monárquico parlamentaria, resulta insultante para la ciudadanía madrileña, que los candidatos a la Alcaldía de Madrid sigan siendo de fuera, impuestos por la cúpula de los partidos políticos. ¿Tendría Barcelona un...

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