LIBROS

Date01 September 2004
DOIhttp://doi.org/10.1111/j.1564-913X.2004.tb00343.x
Published date01 September 2004
Revista Internacional del Trabajo
, vol. 123 (2004), núm. 3
Copyright © Organización Internacional del Trabajo 2004
LIBROS
Reseñas críticas
Gender, growth and trade: The miracle economies of the postwar years.
Por David KUCERA. Londres, Routledge, 2001. xxii + 217 págs.
Cuadros, gráficos, bibliografía. ISBN 0-415-19862-3.
Encuadrado en el intenso debate actual sobre la globalización y sobre
cómo alcanzar un crecimiento económico que aúne competitividad y equidad
social, este libro ofrece una nueva perspectiva al plantear que el trabajo feme-
nino es la variable determinante en la evaluación a largo plazo del rendimiento
macroeconómico de Alemania y Japón (desde el decenio de 1950 al de 1990).
El valor de esta obra reside en que analiza comparativamente los factores que
determinan la calidad y la cantidad del empleo femenino y el grado en que las
mujeres sirven, en estas dos economías avanzadas, como una fuerza de trabajo
de «estabilización» o «amortiguación».
David Kucera señala desde el principio que, si bien Alemania y Japón
comparten determinadas características — sobre todo, unas relaciones de cola-
boración entre los trabajadores y la dirección de las empresas, asociadas a unos
salarios reales elevados, a un alto crecimiento de la productividad y a un au-
mento similar de las tasas de actividad económica femenina —, es distinta su
forma de integrar laboralmente a las mujeres durante los altibajos del ciclo eco-
nómico. Se estudia así en qué medida afectan al empleo femenino factores
como las características del mercado laboral de cada país (particularmente, el
desempleo y el grado de flexibilidad de dicho mercado); las fluctuaciones del
ciclo económico, los cambios que vive el trabajador a lo largo de la vida en su
condición, relación laboral y vinculación al mercado de trabajo; la existencia de
centros para el cuidado de los hijos pequeños y las personas mayores; la legis-
lación laboral general (y la protección del empleo); el comercio exterior; el ses-
go sociosexual en la demanda de fuerza de trabajo, y, por último, las conse-
cuencias de la reunificación alemana.
En primer lugar, el autor cuestiona la manida idea de que existen relacio-
nes de causa-efecto entre, por un lado, las rigideces del mercado laboral y el
desempleo elevado y persistente y, por otro, entre el desempleo y la desigual-
dad. Tras una amplia revisión de la bibliografía sobre la flexibilidad del merca-
do laboral (interno o de empresa y externo o general), la fijación de los salarios
y los salarios mínimos en los países de la OCDE, llega a la conclusión de que no
hay pruebas fehacientes de que el elevado nivel de desempleo sea una conse-
cuencia de las rigidices del mercado laboral, con la salvedad de los datos sobre
los efectos de la duración del subsidio de desempleo, que son ambiguos. Ello
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coincide con el resultado de otras investigaciones realizadas por la OIT y la
OCDE en estos últimos años.
Más original es el análisis que hace Kucera de las supuestamente bajas y
muy variables tasas de desempleo del Japón (incluso durante la pasada década
de recesión), que él considera engañosas. Esta característica de la economía ja-
ponesa, así como el crecimiento económico excepcional y la competitividad ro-
busta de que previamente había gozado este país, suele atribuirse a la gran fle-
xibilidad tanto de los salarios como de los mercados laborales internos (los
constituidos por cada empresa). Y esta visión tradicional es la que pone en tela
de juicio el autor al mostrar que las empresas combinan la flexibilidad interna
con la flexibilidad respecto de los trabajadores no integrados en la plantilla, lo
cual afecta desproporcionadamente a las mujeres. De hecho, éstas suelen acep-
tar salarios más bajos y empleos temporales o de dedicación parcial, y se retiran
con frecuencia del mercado laboral. A continuación ilustra el autor la función
de estabilización o amortiguación que desempeñan las trabajadoras, y para ello
se remite a las distintas modalidades de actividad económica de la mujer duran-
te las diferentes fases del ciclo económico, con especial atención a la segrega-
ción profesional por razón del sexo. Sostiene Kucera a este respecto que, si se
hubiera tenido en cuenta a las mujeres que por desánimo salieron del mercado
laboral, la tasa de desempleo japonesa se habría duplicado, aproximándose así
al alto nivel de la tasa alemana. Es evidente que ello hace menos brillantes los
resultados macroeconómicos del país.
Por otra parte, aunque la segregación sociosexual ha disminuido tanto en
Alemania como en el Japón, en cada país lo ha hecho por razones distintas. En
el primero ha sido el resultado de un cambio de dimensión de los sectores en
que trabajan tradicionalmente las mujeres y de una disminución del porcentaje
de mano de obra femenina en la industria, fenómenos que han ido acompaña-
dos de una reducción de las diferencias salariales entre los sexos y de un
aumento de la representación femenina en los sindicatos. En el Japón, por el
contrario, se ha debido al crecimiento del empleo femenino en el sector manu-
facturero, que ha ido unido a un aumento constante de la disparidad salarial en-
tre los sexos y a una disminución de su representación sindical. En este sistema
de empleo altamente dualista, las empresas japonesas han tendido a sustituir
por mano de obra femenina periférica a muchos integrantes del personal mas-
culino «básico» que estaban protegidos por el principio del trabajo vitalicio y
por un régimen salarial basado en la antigüedad. Kucera sostiene que esta ten-
dencia es el reflejo de una estrategia empresarial de largo plazo que se puso en
marcha a mediados de los años setenta para reducir costos y flexibilizar la ad-
ministración de personal en un ambiente de intensificación de la competencia
internacional y de envejecimiento de la población trabajadora.
En el Japón, pero no en Alemania, la utilización de las nuevas formas de
contrato laboral — temporales y de tiempo parcial — refuerza el papel «amor-
tiguador» de las mujeres. En el país europeo, el trabajo temporal es, muchas ve-
ces, un paso previo a un empleo estable, y los trabajadores temporales son, en
su mayoría, hombres jóvenes. En el asiático, por el contrario, este régimen de
trabajo se aplica sobre todo a las mujeres, con frecuencia durante toda su vida,
lo cual refuerza la tesis de su función amortiguadora, especialmente porque el
patrón se ha mantenido a pesar de que en el último decenio las mujeres han ad-
quirido más cualificaciones profesionales. Por otro lado, aunque en ambos paí-

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