La intervencion humanitaria ante las crisis en Libia y Siria: un estudio comparativo.

AuthorLobo Fernández, Juan Francisco

Resumen

Tras introducir brevemente los criterios de la tradición de la Guerra Justa, se aplican dichos criterios ante las crisis humanitarias en Libia y Síria, para determinar si en cada caso puede considerarse que la intervención humanitaria equivale a una Guerra Justa.

PALABRAS CLAVE: Guerra Justa--intervención humanitaria--crisis humanitaria--Libia--Siria

Humanitarian intervention in the Libyan and Syrian crises: a comparative study

Abstract

After briefly introducing the Just War tradition criteria, these criteria are applied to humanitarian crises in Libya and Syria, in order to determine whether a humanitarian intervention in each case can be considered a Just War.

KEYWORDS: Just War--humanitarian intervention - humanitarian crisis--Libya--Syria

>.

Kahlil Gibran.

  1. INTRODUCCIÓN

    Tras el fin de la Guerra Fría, en la década de los años 1990 adquirieron inusitado impulso las intervenciones humanitarias. Su apogeo inicial (Irak, Yugoslavia, Somalia, Haití) mermó a mediados de la década (Rwanda, Srebrenica), para rebrotar a tines del milenio (Kosovo, Timor Oriental, Sierra Leona).

    Sin embargo, y a pesar de que las intervenciones humanitarias encontraron finalmente una articulación teórica más definida con el nuevo concepto de > acuñado a tines de 2001, los atentados terroristas del 11 de septiembre de ese año introdujeron una nueva preocupación en la agenda de la seguridad internacional. Esto llevó a que las intervenciones humanitarias se vieran eclipsadas por la denominada >.

    La segunda década del siglo XXI ha comenzado de manera muy auspiciosa para la democratización de sociedades largo tiempo sometidas al autoritarismo, en virtud del fenómeno bautizado como >. Sin embargo, en muchos países el florecimiento de la democracia ha sido precedido por un invierno recalcitrante que, como las últimas nieves del año, se niega a ceder y que se caracteriza por agudas crisis humanitarias y violaciones masivas de los derechos humanos.

    El presente artículo busca indagar en torno a dos de esas crisis humanitarias: la acaecida en Libia durante 2011 y la iniciada en Siria en 2011 que se prolonga hasta 2012, tiempo en que se escriben estas líneas. Tras introducir brevemente el aparato conceptual de la tradición de la Guerra Justa, se analizarán comparativamente los casos de Libia y Sitia en cuanto a contexto y a la aplicación de los criterios de la Guerra Justa, para determinar si la intervención humanitaria, como respuesta efectiva o hipotética ante cada crisis, puede o no ser llamada una Guerra Justa.

  2. LA INTERVENCIÓN HUMANITARIA COMO GUERRA JUSTA

    El jurista Robert Kolb define la intervención humanitaria como:

    > (Kolb, 2003: 119).

    Por su parte, el profesor José Zalaquett entiende por intervención humanitaria la situación en que un Estado o grupo de Estados ingresa por la fuerza en el territorio de otro Estado en respuesta a violaciones de derechos humanos a gran escala o crímenes de guerra (Zalaquett, 2001: 4).

    A juicio de destacados autores contemporáneos, entre ellos Michael Walzer (Walzer, 2006: 101), Mona Fixdal, Dan Smith (Fixdal y Smith, 1998: 283-312), Nicholas Wheeler (Wheeler, 2000: 34), José Zalaquett (Zalaquett, 2001: 6), Alex Bellamy (Bellamy, 2009: 192-195) y David Fisher (Fisher, 2007: 105), la intervención humanitaria es una forma de guerra que pertenece a la tradición de la Guerra Justa.

    Dicha tradición es definida por Alex Bellamy como > (Bellamy, 2009: 22), aludiendo a los más egregios representantes de la misma, como Platón, Cicerón, San Agustín, Santo Tomás de Aquino y Francisco Vitoria. Michael Walzer se preocupa de sefialar que la tradición no es más que una versión teórica de los juicios que la generalidad de las personas usualmente emite sobre la guerra (Walzer, 2004: x).

    Como sostiene Walzer, la guerra siempre es juzgada dos veces: la primera, para saber si es justo iniciarla, lo que se conoce en la tradición como ius ad bellum; y luego para saber si, una vez comenzada, está siendo conducida de manera apropiada, lo que se denomina ius in bello (Walzer, 1980a: 43).

    Pues bien, José Zalaquett y Alex Bellamy sintetizan de la siguiente manera los criterios de ius ad bellum de la tradición para aplicarlos a la intervención humanitaria (Zalaquett, 2001: 8-9; Bellamy, 2009: 192-195,316-322):

    1. Justa causa: Corresponde a violaciones de los derechos humanos en gran escala, tales como asesinatos masivos y depuración étnica.

    2. Legítima autoridad: Corresponde a la institución apropiada para declarar la guerra, comenzando por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, seguida por la Asamblea General, una coalición de Estados e incluso, como último recurso, un Estado determinado.

    3. Recta intención: Consiste en que una intervención humanitaria debe perseguir principalmente la paz y detener las atrocidades y en que no pueden prevalecer otros motivos egoístas o interesados de los Estados.

    4. Último recurso: La intervención humanitaria debe ser invocada solo como medida de última ratio, cuando se hayan agotado razonablemente todas las vías pacíficas de solución.

    5. Proporcionalidad: Consiste en que los beneficios (en sentido amplio) de la intervención deben ser superiores a sus costos. Incluye las expectativas razonables de éxito, pues ellas se cuentan entre los eventuales beneficios esperados.

    Una vez esclarecido el aparato conceptual de la tradición de la Guerra Justa, se aplicará este para estudiar las crisis humanitarias de Libia y Siria a fin de determinar si la Operación Protector Unificado en el caso de Libia, y una eventual intervención humanitaria en el caso de Siria pueden considerarse Guerras Justas.

  3. LIBIA

    3.1 Contexto

    En 1551 los tres reinos ubicados en la zona que hoy se conoce como Libia fueron arrebatados por Italia al imperio turco otomano. A partir de entonces los italianos administraron los reinos como colonias y en 1934 les dieron el nombre de >. En 1942, durante la Segunda Guerra Mundial, Italia perdió el control de Libia, que tras la guerra fue administrada como mandato de las Naciones Unidas, hasta que en 1951 se convirtió en monarquía independiente Kinsman, 2011: 82).

    A comienzos de la década de 1960 se descubrió petróleo en Libia, constituyendo su reserva la mayor de toda África (Kinsman, 2011: 82; CECOPAC, 2011: 9).

    En 1969 un grupo de militares jóvenes, descontentos conel gobierno del rey Idris, condujeron la >, que culminó en un golpe de Estado que permitió el ascenso al poder de Muammar al-Gadhafi (o Qadhafi) (Kinsman, 2011: 82; Zoubir; 2002: 31; Payandeh, 2012: 372; CECOPAC, 2011: 2).

    Bajo el régimen de Gadhafi la esperanza de vida en Líbia subió de 51 a 74 años y su índice de desarrollo humano en el mejor de toda África (Kinsman, 2011: 83; CECOPAC, 2011: 10). No obstante, durante cuatro décadas Gadhafi gobernó el país en forma autoritaria y represiva. Entre las políticas aplicadas destacan el nacionalismo combinado con el pan-arabismo, el anti-sionismo, el apoyo a organizaciones terroristas a través de todo el mundo (tales como Septiembre Negro y el IRA), y en 1970 la nacionalización de parte del petróleo, lo que trajo consigo la animadversión de Estados Unidos (Kinsman, 2011: 83; Payandeh, 2012:372; CECOPAC, 2011: 7; Zoubir, 2002: 32; Amnesty International, 2011: 14). En efecto, a lo largo de la década de 1980 Estados Unidos conspiró con opositores libios internos para derrocar a Gadhafi, e incluso asesinarlo. Un bombardeo estadounidense a la capital, Trípoli, el 15 de abril de 1986, provocó la muerte de una de las hijas de Gadhafi (Zoubir, 2002: 32-33).

    Debido a que a tines de la década de 1980 Libia había ingresado a la lista de los > (rogue states) de Estados Unidos, por su capacidad militar, su anti-americanismo, su apoyo al terrorismo y sus violaciones a los defechos humanos, tanto Estados Unidos como Gran Bretaña querían extraditar a los dos libios responsables de un ataque terrorista a un vuelo de Pan Am en diciembre de 1988. Inicialmente Líbia se negó pero por mediación de Nelson Mandela en 1990 terminó por acceder a la extradición de sus nacionales para que fueran juzgados en Holanda de acuerdo con el derecho escocés (ibid).

    Pese a que en junio de 1999 Estados Unidos reconoció que Libia ya no patrocinaba actividades terroristas, no levantó el embargo comercial que mantenía contra Libia desde la Guerra Fría, lo que iba contra los intereses de muchos países europeos que tenían inversiones en la nación africana, en especial en crudo (ibid: 43-44; CECOPAC, 2011: 9).

    Luego de la invasión a Irak en 2003, Gadhafi intentó enmendar el rumbo y granjearse la aprobación de Estados Unidos y Gran Bretaña, por lo que comenzó a colaborar con ellos en la denominada > (Kinsman, 2011: 84).

    En febrero de 2011, en el contexto de los levantamientos populares prodemocráticos iniciados en Túnez y Egipto (vecinos de Libia), conocidos como la >, se organizó en Libia una protesta para conmemorar la matanza de 12 personas por el régimen de Gadhafi que había tenido lugar el 17 de febrero de 2006 en la ciudad de Bengasi y expresar su repudio ante las caricaturas de Mahoma que habían aparecido en la prensa europea (Amnesty International, 2011: 13). Las protestas de febrero de 2011 se esparcieron por todas las ciudades del país. El régimen respondió con severas medidas de represión, entre ellas el despliegue de tanques, aviones y el uso indiscriminado de armas de fuego contra los manifestantes (Payandeh, 2012: 372; CECOPAC,2011: 2; GCRP,2011: 1; Amnesty International, 2011: 16).

    El 22 de febrero de 2011 Gadhafi pronunció un agresivo discurso en que calificó a los opositores de >, de las cuales sus fuerzas habrían de purgar el país casa por casa si fuera necesario (Ibid; Kinsman, 2011: 84). Un líder opositor fue arrestado en Bengasi, y los jóvenes de la ciudad se levantaron contra las fuerzas de Gadhafi, primero con piedras y bombas caseras y luego con las armas del gobierno de que se habían apoderado (Ibid; ICG, 2011a: 1; Amnesty International, 2011: 16).

    A pesar de que el 2 de marzo se...

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