La herencia sovietica. La Comunidad de Estados Independientes y los problemas sucesorios.

AuthorLucas, Andrea
PositionRese

Antonio Blanc Altemir España, Editorial Tecnos, 2004, 250 págs.

El fin de la Guerra Fría y la desintegración del imperio soviético son acontecimientos históricos espectaculares que han suscitado el interés de los autores de derecho internacional en los últimos años. La herencia soviética se tradujo en dos temáticas bien definidas: la institucionalización de una nueva organización internacional conformada por las ex repúblicas, la Comunidad de Estados Independientes y una serie de problemas sucesorios. Ambos temas son asumidos profundamente por Blanc Altemir en este libro de reciente aparición y constituyen las dos partes en que se divide esta obra.

El autor comienza por referirse a los eventos históricos que determinaron la caída de la Unión Soviética, muchos de los cuales giran en torno a los problemas de distribución de competencias entre el poder central y las repúblicas.

El Capítulo II de la Primera Parte está dedicado a la Comunidad de Estados Independientes y a los instrumentos jurídicos que llevaron a su creación. Desde la primera Cumbre de Minsk hasta la adopción de la Carta de la Comunidad de Estados Independientes, el autor sigue la evolución de los numerosos acuerdos que las repúblicas fueron suscribiendo, todos ellos tendientes a asegurar la decisión de extinguir jurídicamente la Unión Soviética y de limitar al máximo las consecuencias derivadas de esta decisión.

Blanc Altemir reflexiona sobre la naturaleza jurídica de la Comunidad de Estados Independientes, expresando que "Afirmar que la CEI se ha ido consolidando con el tiempo hasta convertirse en una Organización internacional regional no implica ignorar sus debilidades y carencias, que son muy significativas" (1). Esta organización internacional tiene fines generales y se caracteriza por la parcialidad, la asimetría y las geometrías variables.

No obstante ello, es posible pensar que la Comunidad de Estados Independientes es un buen punto de partida para consolidar la democracia en los Estados post soviéticos, porque justamente la devolución de poder del centro hacia las regiones es un requisito básico para quebrar el estricto centralismo estructural en la Unión Soviética (2).

Posteriormente, el autor analiza las diferentes posturas que tuvieron los Estados miembros tras la constitución de la CEI, deteniéndose en particular en la Federación de Rusia (3). La pérdida de la influencia global ha llevado a Rusia a erigirse como una "potencia regional indiscutible" en terminología del autor, dejando de ser una superpotencia (4). Debe agregarse que en el tránsito del régimen soviético pasado por la Federación de Rusia se encuentra una serie de...

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