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AuthorBitar, de Sergio

* Intervención del Senador Eduardo Frei Ruiz Tagle.

Quiero en primer lugar felicitar a Sergio Bitar y a la editorial Alfaguara por este gran aporte al debate, siempre candente y muchas veces apasionado, sobre la relación de Chile con Perú y Bolivia, que por su importancia debe ocupar un lugar prioritario en nuestra agenda.

En la primera parte del libro encontramos un muy certero análisis sobre el desarrollo que podría llegar a tener el norte de Chile, en especial Arica, si se logra una integración que beneficie al norte de nuestro país, al sur del Perú y a Bolivia.

Ello puede lograrse mediante la creación de corredores bioceánicos, para lo cual se necesita un gran esfuerzo en términos de infraestructura, industrialización, mejor uso de los recursos naturales y fomento del turismo y los servicios.

Sin duda que en ello influyen las posibilidades de desarrollo que hemos dado al norte chileno, y aquí el libro hace un gran aporte al repasar lo que han hecho en este sentido los diversos gobiernos de nuestro país para lograr un progreso sostenible, tanto en Arica como en Iquique. Así nos encontramos con los siguientes hechos:

* Declaración de Arica como puerto libre por el presidente Ibáñez.

* Posteriormente, en 1958, creación de la Junta de Adelanto de Arica, que permitió construir hospitales, viviendas, el casino y mejorar el puerto.

* Durante los gobiernos de los presidentes Frei y Allende, desarrollo de las industrias automotriz y de electrodomésticos y en 1969 creación de la sede de la Universidad de Chile.

* Luego, en una decisión a mi juicio errada, el gobierno militar privilegió el crecimiento de Iquique sobre el de Arica. Fue así como Iquique, que tras la bonanza del salitre había quedado muy desprotegida, logró prosperar gracias a la creación de la Zofri y al desarrollo de la industria pesquera. Ciertamente, nadie puede oponerse a eso, pero se hizo en detrimento de Arica que resultó muy perjudicada.

* A lo anterior hay que agregar que la reforma regionalizadora impulsada por la dictadura implicó crear la Región de Tarapacá, dejando a Iquique como capital pese a que en ese tiempo era más pequena que Arica, y ello contribuyó al aislamiento de esa ciudad.

* Un dato da luces sobre lo que acabo de señalar. En 1982 Arica tenía 150.000 habitantes, Tacna 110.000 e Iquique 120.000. Hoy Arica tiene poco más de 100.000 habitantes, Tacna llega casi a los 300.000 e Iquique pasó de 120.000 a 250.000. En otras palabras, mientras Tacna casi triplicó su población e Iquique la duplicó, la de Arica disminuyó significativamente.

Todo este cuadro, unido al centralismo endémico que afecta a nuestro país desde su independencia -que no es solo nacional sino también a nivel regional-, a la falta de políticas públicas perdurables y a la carencia de una real integración con los países vecinos producto de la desconfianzas que tensionan la relación con ellos, repercutieron negativamente en el desarrollo de Tarapacá y muy principalmente en Arica.

En la década de los años noventa esto nos impulsó a aplicar ciertas políticas específicas para fortalecer esa zona. Así a dos meses de haber asumido el gobierno creamos el Comité Interministerial para el Desarrollo de Arica, integrado por diez ministros de Estado, el Intendente de Tarapacá, el gobernador de Arica, los parlamentarios de esa zona y representantes de la comunidad local.

De ese trabajo, que se tradujo en la denominada Ley Arica I, salió un conjunto de políticas específicas para dar decisivo impulso a las entonces provincias de Arica y Parinacota. Su gran objetivo era convertirlas en una plataforma de servicios, comercio y transportes que sirviera de puente entre el sudeste asiático y toda la región circundante de América Latina.

La ley fue promulgada el 12 de octubre de 1995 en una ceremonia realizada en el estadio Carlos Dittborn y tenía los siguientes objetivos:

* Convertir Arica en una eficiente plataforma de servicios, fortaleciendo su infraestructura básica y de transporte mediante inversiones del Estado en algunas áreas y ampliación de las concesiones al sector privado en otras, como el puerto de Arica, el ferrocarril Arica-La Paz y las rutas terrestres internacionales.

* Aprovechar las condiciones para el turismo de ambas provincias, mediante una serie de acciones que provean tanto de infraestructura como de incentivos para la inversión en este sector.

* Incentivar la instalación de industrias y servicios en Arica y Parinacota, mediante diversas medidas que liberan de regulaciones la incorporación de los privados, sean nacionales o extranjeros. Adicionalmente, Corfo desarrolló un completo programa de promoción de las inversiones y de fomento productivo.

* Mejorar la calidad de vida de los habitantes de Arica y Parinacota mediante obras de infraestructura vial urbana y rural, pavimentación urbana, vivienda, equipamiento social, de justicia y de deportes, y elaboración de un Plan Regulador que considere el desarrollo de Arica en los próximos treinta años.

Al poco tiempo de ponerse en marcha, fue necesario perfeccionar esta iniciativa debido a que algunos de sus aspectos no dieron los resultados esperados. Por este motivo, impulsamos una Ley Arica II que al momento de dejar el gobierno estaba en su última etapa de trámite legislativo y que perfeccionaba algunas de las medidas de la normativa anterior y agregaba otras nuevas. Ese cuerpo legal fue promulgado en mayo del año 2000.

Junto con lo anterior, en mayo de 1997 instruí la ejecución de procesos especiales de desconcentración para las provincias de Arica y Parinacota, que fueron el paso previo para la creación de la nueva Región de Arica y Parinacota. Lo mismo hicimos con la provincia de Valdivia, que también sería la base de la actual Región de Los Ríos.

Entrando de lleno al nervio central del libro, cabe preguntarse si hay una relación posible entre Chile, Perú y Bolivia. Y aquí lo primero que debemos dilucidar es si están dadas las condiciones para que los tres países puedan lograr una relación tan óptima como para conseguir una integración efectiva, sin resquemores ni desconfianzas.

Me encantaría decir que sí, pero desgraciadamente los hechos indican todo lo contrario. Por eso, creo que hoy la tarea es trabajar con la realidad que tenemos. ¿Qué nos dice esa realidad? Por un lado, Perú perdió parte de su territorio en la Guerra del Pacífico a manos de Chile y nuestras tropas tuvieron ocupada Lima durante tres años. Entonces, es evidente que los peruanos desde pequeños crecen con un sentimiento antichileno que las Fuerzas Armadas fomentan en sus aulas, al igual que los sectores más nacionalistas.

No estoy criticando, sino solo exponiendo hechos.

Por otro lado, en la Guerra del Pacífico Bolivia perdió su acceso al mar a manos de Chile. Además, es un país que vive con la desgracia de carecer de continuidad democrática y de ser una nación muy fraccionada dada la gran rivalidad que existe entre las províncias más prósperas como Santa Cruz y Tarija --donde está la mayor parte del gas-- y las más pobres, como La Paz, Cochabamba, Potosí y Oruro.

En este escenario, no es raro que a menudo se produzcan gestos inamistosos hacia nuestro país.

También sabemos que los mandatarios bolivianos usan el tema de la mediterraneidad para ganar popularidad cuando enfrentan dificultades internas.

En el caso de Perú, el país ha tenido una serie de gestos inamistosos hacia Chile, entre los cuales quisiera destacar los siguientes:

* Recurrir a la Corte Internacional de Justicia por el límite marítimo, porque consideran que hay un tema pendiente, en circunstancias que en 1999 el Canciller peruano declaró que no existían problemas pendientes con nuestro país.

* Retiro de las Convenciones de Lima sin avisarle a Chile en 1995.

* Marcha del Comandante Humala, hoy Presidente de Perú, hacia la frontera para reclamar por el límite marítimo.

* Posición activa contra la candidatura de José Miguel Insulza a la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos.

* Ofrecimiento a Bolivia de pagar la diferencia del costo para sacar el gas boliviano, con tal de que no saliera por territorio chileno pese a que les resultaba más barato.

* Hostilidades permanentes de que han sido objeto las inversiones chilenas en Perú. El caso Lucchetti es muy emblemático al respecto.

* Actitud del presidente Alan García de engañar a la presidenta Bachelet cuando por teléfono abierto para que su gabinete escuchara le dijo que sacaría del cargo al Comandante en Jefe del Ejército por sus declaraciones antichilenas y que aparecieron en un video en You Tube.

En este escenario, cabe preguntarse cómo podemos seguir avanzando. Considerando lo que hemos vivido en todos estos años, hoy estoy convencido de que la única manera de lograr una integración verdadera que beneficie a los tres países es dándole una salida soberana al mar a Bolivia con solución de continuidad territorial al norte de Arica y con canje territorial, porque ningún Presidente de Chile estará dispuesto a entregar el mando con menos territorio del que recibió.

Creo que una salida soberana al mar para Bolivia con compensación territorial por el territorio que les daríamos y al que hoy no le damos uso, nos beneficiaría a ambos: Bolivia lograría lo que desea, podría finalmente exportar su gas y, por qué no, vender también a Chile parte de él. También podríamos alcanzar acuerdos sobre materias hídricas y desarrollar de manera conjunta proyectos mineros.

Además, un acuerdo de este tipo beneficiaría a los empresarios peruanos y chilenos que podrían invertir en infraestructura, minería, agricultura, etc., y a la vez Chile y Perú, como países miembros del APEC, podríamos facilitar la salida de productos bolivianos al Asia y las inversiones de ese continente en el norte de Chile, en el sur del Perú y en Bolivia.

Tanto cuando fui Presidente como después como senador se me han acercado personas y representantes de diversas entidades a plantearme alternativas de solución. Y en este sentido, valoro que...

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