De la estrategia del encanto a la potencia civil: el poder suave de China y la Union Europea.

AuthorTzili Apango, Eduardo

Resumen

Ante la erosión de la hard power (poder duro) estadounidense en el preludio del siglo XXI, emergen dos actores que mediante su soft power (poder suave) se vuelven referencia necesaria para países desarrollados y en desarrollo. Me refiero a la Unión Europea (UE) y China. Sin embargo, ¿serán lo mismo el poder suave europeo y el chino? ¿Cuál poder suave está adquiriendo más fortaleza en el ámbito global? Y con mayor énfasis: ¿será solo el poder suave un medio efectivo para adquirir el estatus al que tanto la UE como China aspiran? Trataré de responder estas interrogantes a lo largo del presente artículo de investigación.

PALABRAS CLAVE: China, Unión Europea, poder suave, potencia global, influencia.

Abstract

Given the erosion of the American hard power at the beginning of the 21st century, it emerges two actors which through its soft power became necessary reference to both developing and developed countries. I am referring to the European Union and China. However, will both European and Chinese soft power be the same? Which soft power is becoming stronger in the global arena? And more emphatically: will soft power be the only effective means to acquire the status pursued by China as well as by the European Union? This paper will attempt to provide an answer in the face of these uncertainties.

KEYWORDS: China, European Union, soft power, global power, influence.

From a strategy of charm to civil power: soft power in China and the European Union

INTRODUCCIÓN

El presente artículo de investigación tiene como objetivo indagar entre las nuevas herramientas de estudio de las relaciones internacionales, a fin que contribuya a su enriquecimiento o al desafío de sus supuestos. Por ello, se eligió al poder suave como herramienta metodológica para realizar un estudio comparativo entre aquellos actores que son comúnmente identificados con el uso del mismo: la República Popular China y la Unión Europea.

El objetivo del escrito es observar si en efecto, el uso del poder suave augura un posicionamiento en el concierto de potencias para la configuración del ámbito global conforme a los intereses de dichos actores. Para dicho objetivo, también se tratará de comprobar si el poder suave es mesurable y, por otro lado, si se puede hablar de una capacidad unidimensional o de naturaleza múltiple.

Así, se dividirá el texto en cuatro apartados más las consideraciones finales. En el primero se expondrá de manera concisa en qué consiste el poder suave. El segundo describirá lo que los estudiosos identifican como característica del poder suave europeo; el tercero examinará lo mismo para el caso chino. En un cuarto apartado se compararán las capacidades suaves de ambos actores para que en las consideraciones finales se trate de responder a las preguntas planteadas en el resumen.

EL PODER SUAVE.

La caída del muro de Berlín trajo consigo una nueva complejidad en la manera en que se haría política a nivel internacional, dispersándose el concepto de power politics (política del poder), cuyo componente principal hasta finales de la década de 1980, el hard power (poder duro) dejó de ser referencia para la realización de las relaciones internacionales; el soft power (poder suave o blando) sería la antípoda del concepto antes mencionado, y que a su vez reflejaría la naturaleza cambiante del poder internacional (Nye, 1990).

Pero, ¿qué define al poder suave? Su máximo exponente, Joseph S. Nye Jr., lo define como un > que yace principalmente en la cultura de un país, en sus valores políticos y en sus políticas exteriores (Nye, 2006). Por otro lado, Vuving (2009) diferencia entre el poder duro y el poder suave, pero remarcando las características de cada uno: coerción versus atracción. Concluye que el poder en sí mismo se coloca en un >: de un lado la coerción y del otro la atracción. Interpretándolo, podría decirse que el poder duro es forzar a otros actores a hacer lo que un país quiere, mientras que el poder suave es convencerlos de lo mismo. Pero se sitúan en el mismo plano, ya que ambas maneras ejercen influencia. De una manera gráfica se podría colocar de la siguiente manera:

[GRÁFICO 1 OMITIR]

El poder suave no nace en el contexto del fin de la Guerra Fría, siempre ha estado presente aunque en menor intensidad. Sin embargo, el hecho de que Nye lo considere como > (Nye, 2004) no significa que el uso del poder duro haya quedado relegado a segundo término o simplemente haya desaparecido, sino que la naturaleza del poder ha cambiado: las relaciones internacionales adquirieron una nueva complejidad. La naturaleza de las interacciones entre las unidades del sistema internacional se ha modificado, y en este nuevo orden mundial el poder suave emerge como un instrumento adecuado para enfrentar los retos del siglo XXI: crimen transnacional, terrorismo, cambio climático, etc.

La invasión a Irak y Afganistán puso a prueba el poder duro y el unilateralismo estadounidense, aunque también evidenció que su uso aún está lejos de terminar. Pero también fue un intento de > el uso de la coerción en un orden mundial completamente diferente al de la Guerra Fría. Así, y desde hace tiempo, la Unión Europea (UE) y la República Popular China (RPCh) habían comprendido que el uso del > no les daría la capacidad necesaria para alcanzar sus objetivos a nivel global. Es por ello que desde el principio de la década de 1990 ambos países optaron por fortalecer sus capacidades >; no obstante, dicho poder difiere en su naturaleza, al punto de conseguir realizar el contraste entre poder suave europeo y poder suave chino.

Aunque el poder suave se relacione con la multilateralidad y la cooperación internacional, ello no significa que el conflicto haya desaparecido por completo. China va en ascenso y su énfasis en la soberanía nacional y en la multipolaridad (queriendo contrarrestar la > estadounidense) (Scott, 2007), podrían hablar de una actitud hostil frente al otro actor en ascenso, la UE en su estatus de >.

Por otro lado, pareciera que el poder suave europeo va rindiendo frutos en la manera de configurar a las relaciones internacionales. Su > deber por el fomento de la democracia y los derechos humanos es fuente de atracción, vía modelo político de desarrollo. Pero ¿qué divergencias se podrían encontrar en estos dos modelos de poder suave? ¿Serán diferentes en esencia? ¿Cuál de los dos podría considerarse > en la política mundial (si es que se pueden pensar así)? Se tratará de responder estas interrogantes en los subsecuentes apartados.

EL PODER SUAVE EUROPEO: LA POTENCIA CIVIL

A pesar que desde su fundación como la Comunidad Económica del Carbón y del Acero (1) y más tarde la Comunidad Económica Europea, (2) el continente ha desarrollado fuertes vínculos económico-comerciales con terceros países, ejerciendo un tipo de influencia con base en el poder suave que le daba la atracción económica, como la fijación de una tarifa externa y una política comercial común a terceros países (Whitman, 1997); ello sería socavado por el contexto de la Guerra Fría, donde ineludiblemente el uso del poder duro mantendría a raya todo desempeño importante en el plano de las low politics (políticas bajas). (3)

La disolución de la Unión Soviética como sujeto de derecho internacional (y todo lo que ello contrajo) representó una nueva oportunidad para la naciente Unión Europea (4) de posicionarse como un actor relevante que daría forma al nuevo orden mundial; ello con base en principios europeos como la democracia y los derechos humanos, a manera de > (Barbé, 2005).

Así, la Unión Europea se ha dotado de una identidad propia en el marco internacional, caracterizándose por el uso extensivo de métodos pacíficos y con un fuerte contenido económico, social y político y con incidencia en las estructuras sociales económicas y políticas de sus socios, convirtiéndose en lo que algunos analistas llaman > con >.

¿Con base en qué criterios podemos identificar a la UE como > ? Esther Barbé (2000:111) sostiene que dicho estatus fue adquirido por la UE a causa de la influencia a nivel internacional, mismo que venía desde la formulación de la Cooperación Política Europa (CPE, antecedente de la Política Exterior y de Seguridad Común, o PESC) a través de su poder económico, su prestigio como modelo exitoso (>) y su capacidad de ser una voz alternativa a los Estados Unidos en la esfera occidental.

Relacionado con lo anterior, incluso se ha llegado a manifestar la existencia de una >, ello vinculado a su experiencia en materia de integración regional, de su disponibilidad de afrontar crisis humanitarias, y de los valores de su participación y tolerancia social comunes en los países de la unión (Solana, 2003). Empero, el desacuerdo sobre una posición común frente al régimen de Saddam Hussein después de la Guerra del Golfo (1991), la falta de acción comunitaria decisiva contra el genocidio en Ruanda (1998) y el no apoyo a la iniciativa italiana de responder ante el colapso del orden civil en Albania (2003), han sido grandes ejemplos de que la > no tiene el poder suficiente para influir en la manera en que ella misma desea: no hay capacidades para fomentar el respeto a los derechos humanos y la democracia.

Lo anterior es reflejo de que la UEaún no ha logrado alcanzar el balance entre poder duro y poder suave (lo que algunos estudiosos llaman smart power o poder inteligente) (Nye, 2006) (Vuving, 2009) (Nossel, 2.004) (Ferrero-Waldner, 2007), lo que a su vez resta importancia a la UE como actor capaz de dar forma a las relaciones internacionales y que ello sirva a intereses estratégicos. En contraste con lo mencionado anteriormente, otros analistas (Smith, 2000) aseguran que el estatus de > ha sido adquirido por la VE a causa de los medios estrictamente civiles (como ayuda financiera o diálogo político) y que para alcanzar el cumplimiento de metas a largo plazo (sobre todo las relacionadas con los derechos humanos, la democracia y el cambio climático), Europa debe adquirir consistencia en su PESC...

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