España en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas durante el Bienio 2015-2016: retos y responsabilidades

AuthorCésareo Gutiérrez Espada
PositionUniversidad de Murcia
Pages322-327

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  1. La elección de España como miembro no permanente del Consejo de Seguridad constituye un éxito indudable de la política exterior española. Lanzada ya la candidatura de España a ese puesto en 2005 por el Gobierno presidido por el socialista José Luis Rodríguez Zapatero y asumida por el actual Gobierno del Partido Popular presidido por Mariano Rajoy, la elección de nuestro país (por quinta vez ya) para ese puesto tuvo lugar el 16 de octubre de 2014. Nueva Zelanda, España y Turquía competían para la renovación de dos puestos como miembros no permanentes del Consejo en el grupo «Europa occidental y otros Estados» (salían Australia y Luxemburgo). Los votos necesarios (dos tercios de los Estados presentes y votantes según el art. 18.2 de la Carta), habida cuenta la participación de todos los miembros de la Asamblea General, eran 129. Nueva Zelanda obtuvo en la primera ronda 145; España y Turquía necesitaron hasta el desenlace tres votaciones, obteniendo nuestro país en la tercera y última 132 votos por los 60 de Turquía. El Ministro español de Asuntos Exteriores, Sr. García-Margallo, confesó que no siempre estuvo seguro del triunfo («he temido que el desempate nos arrasara, como nos pasó en Buenos Aires con los Juegos», http:// politica.elpais.com, 16 de octubre de 2014, pp. 1-3, p. 1). El resultado final constituye un éxito de la política exterior española por tres razones fundamentalmente:

    - Es una cuestión de prestigio integrar un órgano, como el Consejo de Seguridad, formado por 15 (de los 193 Estados miembros de Naciones Unidas), que se ocupa nada menos de cuestiones como el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales.

    - La presencia de España en el Consejo refuerza su capacidad para conseguir acuerdos internacionales con otros Estados (miembros o no del mismo órgano).

    - Estar «allí» es saber de primera mano (sin mediación ni interferencias) de los grandes asuntos geoestratégicos de este lugar llamado mundo.

  2. Formar parte del Consejo obliga al Estado miembro a tomar posición (a «mojarse») sobre cuestiones de primer orden mundial, y a hacerlo en el marco del juego permanente de complicados equilibrios políticos y diplomáticos, sin que sea posible (la mayoría de las veces) que los miembros no permanentes (nuestro caso) consigan ver triunfar en la decisión (o inacción) a la que el Consejo llegue sus deseos, por justificados que estén, para él, por el Derecho o la Justicia. Y acabo así de lanzar al lector dos mensajes:

    - El primero es que España tendrá que adoptar posiciones difíciles, en temas de gran calado y será objeto, en ese proceso, de todas las presiones imaginables. Como, por ejemplo, tuvo que hacer en 2003 (España ocupó el puesto para el que ahora ha sido elegida en el bienio 2003-2004) con ocasión de la guerra de Irak. Nuestro país tuvo que tomar posición sobre si debía el Consejo autorizar el uso de la fuerza armada contra el régimen de Saddam Hussein o no hacerlo. Decisiones difíciles, sí, que pueden además tener su proyección, para el Gobierno que las adopte, en la política interna, incluso en sus expectativas de volver o no a ganar una elecciones generales.

    - El segundo mensaje que les he enviado consiste en que un Estado puede verse tentado a sopesar si este precio a pagar compensa las ventajas que formar parte del Consejo de Seguridad suponen para él. Y no hablo de teorías, sino de práctica: un viernes 18 de octubre de 2013, Arabia Saudí renunció al puesto de miembro no permanente del Consejo de Seguridad para el que había sido elegida por la Asamblea General alegando la «incapacidad» de este órgano para «asumir sus funciones y res-

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    ponsabilidades en bien de la paz y seguridad en el mundo» (www.europapress.es, 18 de octubre de 2014). Detrás de estas palabras, el Gobierno saudí reprochaba al Consejo de Seguridad su inacción (vetos ruso y chino) en el conflicto de Siria.

  3. España tiene, sin duda, su Programa, como miembro no permanente del Consejo para el bienio 2015-2016. En la página web del Ministerio de AAEE y Cooperación (http://www.exteriores.gob.es, consultada el 21 de noviembre de 2014), y en el marco del tema de «La candidatura española al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas 2015-2016», se enumeran las que se denominan «las diez razones de un socio fiable», de algún modo el «monstruo» del Programa de actuación español en ese órgano. Permíteme, amigo lector, que utilitatis causa...

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