Esfumarse como el humo. El futuro del empleo en la industria del tabaco

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GINEBRA - De los 100 millones de personas ocupadas en la industria tabaquera, sólo 1,2 millones participan en las tareas de fabricación. Unos 40 millones se ocupan del cultivo y el tratamiento de las hojas, otros 20 millones trabajan a domicilio en actividades como el liado manual de cigarrillos 'bidi' o 'kretek' en la India e Indonesia, y el resto en procesos y tareas relacionados con el tabaco que van desde la distribución a la venta y la promoción del consumo de este producto. El número de empleados es igualmente considerable en las organizaciones que luchan contra el tabaquismo.

Cada año se producen unos 6 millones de toneladas de tabaco en unos 120 países. El 80 % de la producción procede de las regiones en desarrollo, y el 70 %, de seis países: Brasil, China, India, Indonesia, Estados Unidos y Zimbabwe.

En un reciente informe de la OIT, titulado 'Employment trends in the tobacco sector: Challenges and prospects' (Tendencias del empleo en el sector del tabaco: retos y perspectivas), se señala que la cifra global de empleados en el sector del tabaco se ha estabilizado en el último quinquenio. En los países industrializados, el empleo había disminuido regularmente a lo largo de las tres últimas décadas, en gran medida a causa de las mejoras en la fabricación, las técnicas de cultivo y la consolidación de las empresas tabaqueras.

Pero, ¿debe culparse de la pérdida de puestos de trabajo a los grupos de presión contrarios al consumo de tabaco? El informe dice que no, y añade que 'no se ha establecido una correlación entre la disminución del consumo (de tabaco) y la reducción de las tasas de empleo'.

'El tabaco nunca ha sido una cuestión tan polémica como en la actualidad. Para muchos de los ocupados en la industria del tabaco en todo el mundo, el estancamiento o la caída del empleo es un asunto social y laboral candente, sobre todo en el caso de los grupos más vulnerables, como los migrantes, las mujeres y los niños, las minorías étnicas y las castas o tribus que dependen del tabaco para ganarse la vida. Su futuro también debe tenerse en cuenta.' Juan Somavía, Director General de la OIT.

Entonces, ¿cuál es la causa de la pérdida de empleos? El informe señala con preocupación que dado que los fabricantes siguen buscando nuevos mercados y adoptan nuevas tecnologías, podríamos encontrarnos en los albores de una nueva época en la que el número de trabajadores ocupados en la fabricación de tabaco fuese escaso o nulo. Se añade que, en el Reino Unido, por ejemplo, la producción de cigarrillos aumentó un 3% entre 1998 y 1990, con una reducción del 75% de la mano de obra empleada al efecto.

Los miembros más vulnerables de las sociedades dedicadas al cultivo de tabaco constituyen un motivo primordial de preocupación. Se trata de millones de trabajadores, como los miembros castas, tribus y minorías religiosas en la India, los agricultores empobrecidos de Malawi, las trabajadoras de la India e Indonesia, los inmigrantes en Estados Unidos, los niños que trabajan en las plantaciones de tabaco de África, Asia y América Latina, los trabajadores golpeados por la pobreza en Brasil que pueden quedar atrapados en un régimen de servidumbre por deudas, o las víctimas de conflictos en ciertos países productores de tabaco.

'Estos trabajadores y sus familias, esclavos de la industria del tabaco para obtener sus medios de vida, se enfrentan con la perspectiva de un futuro incierto en su sector', advierte el informe. 'Mientras que los trabajadores dedicados a la manufacturación del tabaco se encuentran entre los mejor pagados en el sector industrial en todo el mundo, no puede decirse que los cultivadores de esta planta en las regiones en desarrollo y en algunos países en transición se beneficien del elevado valor añadido del producto; desorganizados, no pueden dotarse de mecanismos que les permitan negociar salarios y condiciones de trabajo.'

La preocupación no se limita a los países en desarrollo. El creciente clamor acerca de los riesgos para la salud asociados al consumo de tabaco, unido a las nuevas leyes y políticas agrarias, han socavado la industria tabaquera de Estados Unidos hasta abocarla al declive económico, y han propiciado la desaparición de miles de puestos de trabajo en el sector de la fabricación de tabaco. El Bakery, Confectionery, Tobacco Workers and Grain Millers International Union (BCTGM) de Estados Unidos señala que, en los últimos 20 años, ha perdido más de 30.000 afiliados que, en su momento, trabajaron en fábricas de elaboración de cigarrillos. Actualmente, la cifra de trabajadores de esta industria que siguen perteneciendo al BCTGM es inferior a 10.000.

'Estados Unidos constituye un modelo de cómo no obrar para suprimir la demanda de productos de tabaco', afirma Ray Scannell, portavoz de BCTGM. 'No se han dotado ayudas dirigidas a los obreros cualificados que han sido el sostén de su comunidad en algunas localidades. Los trabajadores de esta industria, que en tiempos llegaron a cobrar en torno a los 50.000 dólares, se han visto abocados a emplearse en McDonalds.'

Las perspectivas para los cultivadores de tabaco son igualmente sombrías. En su último informe de situación del sector, el Economic Research Service (ERS, Servicio de Estudios Económicos) del Departamento de Agricultura de Estados Unidos predijo que la producción de tabaco en la temporada 2002/2003 ascendería a 889,6 millones de libras, lo que supone un descenso de 102 millones de libras respecto a la cifra de 2001. Las exportaciones en 2002 pasaron de 134.000 millones de cigarrillos a 127.000 millones, lo que representa una caída del 5% respecto al ejercicio anterior.

Por el contrario, las importaciones se elevaron en un 53% en el primer semestre de 2002, alcanzando los 8.900 millones de cigarrillos. El tabaco importado, fundamentalmente de Brasil, se utiliza en marcas comercializadas a menor precio o con descuento. En opinión del BCTGM, esta práctica mina la demanda de marcas de Estados Unidos de nivel superior como Marlboro.

Factores que contribuyen a la caída del empleo

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Varios factores se han combinado para dotar a la industria tabaquera de una nueva configuración y minar progresivamente el empleo en el sector aunque, paradójicamente, se ha registrado un enorme incremento en el consumo en los países en desarrollo y en transición, lo que ha propiciado el aumento de la producción de cigarrillos en Estados Unidos, Países Bajos, Reino Unido y Turquía.

La automatización constituye, sin lugar a dudas, el principal factor responsable: a principios de siglo, los trabajadores liaban los cigarrillos a mano a un ritmo de cuatro por minuto; en 2000, las máquinas producían 16.000 unidades en el mismo lapso. La fábrica de Philip Morris en Bergen op Zoom (Países Bajos) emplea únicamente a 1.900 personas para producir 9.000 millones de cigarrillos al año.

En cualquier caso, el factor referido no es la única razón del cambio: privatización, fusiones y adquisiciones, cierres de fábricas y la contracción de ciertos mercados, sobre todo en la OCDE, han dado lugar a un gran número de despidos. Los traslados de la producción a países de bajos salarios suele acompañar a la reducción del empleo. Así se evidencia especialmente en el hemisferio occidental, con caídas del empleo significativas en el Reino Unido (75%) y Alemania (33%). Sin embargo, se han producido asimismo grandes descensos en otros países como Turquía, Hungría o la República de Corea.

Los todopoderosos monopolios estatales comienzan a mostrar signos de desgaste en ciertos lugares. En los últimos quince años se han privatizado varios mercados (Japón, Corea, Tailandia y la mayoría de los países de Europa central y oriental), causando en ocasiones problemas sociales y políticos delicados. Turquía es un ejemplo ilustrativo de este tipo de situaciones. De 7 a 8 millones de turcos trabajan en la industria.

Por lo que respecta a las fusiones y las adquisiciones, el informe destaca que 'un mercado interno menguante, la maduración del sector y las adquisiciones de empresas menores' han dado lugar a una situación cercana al oligopolio, y tres empresas controlan casi dos tercios de la producción mundial: China National Tobacco Corporation (CNTC).

Una cuestión candente: la OIT aborda la situación del empleo en la industria del tabaco

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En la primera reunión tripartita de la OIT sobre la industria del tabaco, celebrada del 24 al 28 de febrero en Ginebra, se examinaron el empleo y las condiciones de trabajo en la industria tabaquera. En la reunión se analizó el modo en que el diálogo social y las acciones emprendidas por gobiernos, organizaciones de empleadores y de trabajadores a escala nacional y la OIT pueden atajar los efectos negativos para los trabajadores.

Tras los debates, los asistentes a la reunión adoptaron por unanimidad cinco resoluciones acerca de:

La consolidación de los vínculos institucionales y la cooperación entre organismos internacionales activos en el tratamiento de las cuestiones que atañen a la industria del tabaco.

El empleo de la mujer en la industria del tabaco.

Las futuras actividades de la OIT en la industria del tabaco.

Los principios y derechos fundamentales en el trabajo en la industria del tabaco.

El trabajo infantil en la industria del tabaco.

Cualquiera que sean las restricciones que afectan a esta industria en la actualidad, los asistentes a la reunión concluyeron que deben emprenderse acciones encaminadas a garantizar que todos los empleos en la industria del tabaco, así como la calidad de los nuevos puestos de trabajo creados en los países que albergan este tipo de actividad, reflejen los principios y los derechos consagrados en la Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo. La OIT ha establecido varias áreas de acción prioritarias; a saber, investigación sobre tendencias del empleo y salud en el trabajo en el sector, refuerzo de capacidades con el fin de habilitar a los interlocutores sociales para facilitar el tratamiento de las cuestiones relativas al diálogo social, y facilitación del intercambio internacional de información y realización de estudios sobre el impacto de las políticas de control del consumo de tabaco sobre el empleo.

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