Sociedades en envejecimiento: ventajas y costes de vivir más

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El envejecimiento de la población, definido como un proceso que aumenta la proporción de personas de edad avanzada dentro de la población total, es uno de los principales problemas de este siglo. Afecta o afectará tanto a los países desarrollados como a los países en desarrollo. Está incluido en las agendas de todo tipo de reuniones, desde las conferencias del G8 hasta las cumbres de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Sin embargo, según un informe elaborado para una reunión reciente de la Asociación Internacional de la Seguridad Social (AISS)1, esto no significa que se hayan adoptado ya todas las medidas necesarias.

La población de los países desarrollados está envejeciendo con rapidez, y la de los países en desarrollo sólo lleva algunas décadas de retraso. El informe de la AISS prevé que, en los países menos desarrollados, el porcentaje de la población de 65 o más años de edad se triplicará en los próximos 40 años, pasando del 5,8% al 15% de la población total, mientras que en los países más desarrollados esta cifra crecería del 16% al 26% (un aumento de más del 60%)2. En otras palabras, en los países desarrollados una persona de cada tres será pensionista.

Japón cuenta con la población de más edad: más del 22% de su población tiene 65 años o más. Esta cifra es del 20% en Italia y Alemania; y en el Cono Sur de América, Uruguay tiene la población de más edad, casi un 14% de la población tiene más de 64 años. Las situaciones empeorarán en todas partes para el año 2050; en Japón, por ejemplo, habrá un solo niño menor de 15 años por cada 3 adultos de más de 64.

Las cifras indican claramente que el proceso de envejecimiento se está acelerando, y se prevé que el número de ancianos se duplicará a escala mundial.

"El envejecimiento de la población debe percibirse como un éxito en la historia de la humanidad, pero no obstante genera problemas en los niveles familiar, comunitario y nacional, que afectan a su capacidad de cubrir las necesidades de las generaciones más viejas. El rápido aumento del tamaño de los grupos de Page 10 mayores se traduce en cambios en las necesidades personales. La tendencia a un deterioro de la salud, por ejemplo, significa un aumento de la demanda de asistencia para estos grupos", explica Adriana Scardino, Jefa de la Asesoría Económica y Actuarial del Banco de Previsión Social de Uruguay y autora del informe de la AISS.

Además, el hecho de que las mujeres vivan más tiempo que los hombres da lugar a un mayor porcentaje de mujeres en dichos grupos en situación de riesgo. En todo el mundo, las mujeres representan actualmente un 55% de la población de 60 o más años de edad. Entre los más viejos (con 80 años o más), el número de mujeres es casi el doble que el de hombres.

Estas mujeres suelen a ser viudas, han adquirido un nivel de estudios inferior y dedicado menos años al trabajo remunerado, por lo que tienen más restringido el acceso a la seguridad social. Debe prestarse especial atención a estas realidades a la hora de decidir sobre las políticas públicas en materia de salud, vivienda, servicios sociales y sistemas de pensiones. Frente a estas realidades, la viabilidad de las sociedades longevas dependerá de la capacidad de adaptación de los mercados de trabajo y de la sostenibilidad de los sistemas de protección social.

El envejecimiento de la población activa

El envejecimiento tiene un efecto directo en el mercado de trabajo, ya que la mejora de la esperanza de vida afecta al comportamiento individual en cuanto a la decisión de permanecer más tiempo en el trabajo.

"En este contexto, debemos recordar que los cambios en el empleo tienen repercusiones directas en la sostenibilidad de los sistemas de pensiones, tanto públicos como privados. El mercado de trabajo afecta a los regímenes de pensiones, mientras que éstos, a su vez, influye en que los trabajadores mayores decidan jubilarse o permanecer en el mercado", explica la señora Scardino.

La relación numérica entre quienes están en condiciones de ser económicamente productivos (personas de 14 a 64 años) y quienes son dependientes (personas de 65 años o más) muestra claramente los efectos de la estructura por edades en una sociedad. En todo el mundo, hay poco más de 7 personas en el grupo de edad productiva por cada 100 adultos de 65 o más años, una cifra que asciende a 11 en los países menos desarrollados y baja a 4 en los más desarrollados. Estas cifras descenderán aproximadamente a la mitad en estos países para el año 2050.

A medida que pasan los años, cada vez son menos las personas del grupo de edad productiva capaces de prestar apoyo y protección a las personas de edad avanzada. En Uruguay, en 1950, había casi 8 personas de entre 15 y 64 años; la cifra actual se ha reducido a 4,8 (una caída del 39%) y se espera que caiga al 2,7 en 2050, lo que supone un descenso de más del 60% en 100 años.

Los problemas del envejecimiento de la población van de la mano del crecimiento económico y de los índices de participación en el mercado de trabajo, y nos obligan a analizar la necesidad de cambiar de rumbo en lo que se refiere a la tendencia a la jubilación anticipada.

"En términos generales, cabe afirmar que los adultos de edad avanzada que deciden permanecer en el mercado de trabajo y aplazar su jubilación generan ingresos adicionales que contribuirán a financiar las pensiones. Probablemente, la mayoría de los jóvenes dan por hecho que trabajarán más años que sus predecesores. Pero es más difícil convencer a los empresarios de que debieran mantener en nómina a los trabajadores mayores y que vale la pena hacerlo", explica la señora Scardino.

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¿Se descontrolarán los costes sanitarios?

El gasto público en sanidad absorbe una gran parte de los presupuestos de la Administración. Según un informe de la OCDE3, el grupo de edad de mayores de 65 representa el 40-50% del gasto en asistencia sanitaria, y sus costes de asistencia sanitaria per cápita son de tres a cinco veces mayores que los de las personas de menos de 65 años. Y se teme que el gasto público pueda aumentar en la medida en que se acelere el envejecimiento en los países de la OCDE.

El fenómeno del envejecimiento de la población está directamente relacionado con lo que se conoce como la "transición sanitaria" que se está desarrollando en todo el mundo, aunque a velocidades diferentes y de formas diferentes.

La transición sanitaria, también conocida como "transición epidemiológica", se define como una serie de cambios relacionados entre sí que incluyen el cambio de altos a bajos índices de fertilidad, un aumento constante de la esperanza de vida al nacer y en edades avanzadas y una transición de las enfermedades predominantemente infecciosas a las enfermedades y trastornos crónicos no transmitidos.

En Uruguay, la cifra media de la "esperanza de vida sana al nacer" es de 66 años. En Italia y Japón supera los 70 (72,7 y 75, respectivamente). El acceso individual a los servicios y asistencia sanitarios, que incluye la prevención de enfermedades, significa que la promoción de la salud a lo largo de la vida debe centrarse en la prevención y en retrasar la aparición de enfermedades y discapacidades, así como en mejorar la calidad de vida.

El acceso a la asistencia médica y a unos servicios sociales suficientes constituye una parte esencial de la seguridad social y un requisito previo para un envejecimiento saludable. El estudio de formas de mejorar los sistemas para prevenir ciertas enfermedades relacionadas con la vejez o para mejorar su tratamiento podría mejorar simultáneamente el bienestar de las personas de edad avanzada y traducirse en un uso más racional de los recursos.

Presiones para reformar los regímenes de pensiones

El envejecimiento afectará a los planes de pensiones al menos de dos maneras: los beneficiarios serán más numerosos y solicitarán las prestaciones durante un plazo mucho más largo que en la actualidad.

En muchos países, la edad legal de jubilación ha seguido siendo la misma a pesar de los cambios demográficos. Por otra parte, muchas personas se prejubilan para aprovechar los incentivos de la jubilación anticipada, lo que empeora aun más la Page 12 situación. Probablemente, la posibilidad de acercar la edad efectiva de jubilación a la edad oficial sería una medida mucho más popular que reducir la edad legal de jubilación.

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Uno de los mayores retos consistirá en garantizar unos ingresos suficientes a las personas de edad avanzada sin crear una carga insostenible para los grupos más jóvenes. En algunos países como Japón o Italia, donde sólo hay 1,5 trabajadores activos por cada uno pasivo, será muy difícil mantener la situación bajo control. Los sistemas se tendrán que reformar, y es probable que los trabajadores tengan que permanecer más tiempo en el mercado de trabajo.

Históricamente, las repercusiones del factor demográfico no se han tenido en cuenta, sobre todo porque, inicialmente, la mayoría de las instituciones de seguridad social no estaban destinadas a incluir a toda la población. El factor demográfico sólo se hizo evidente cuando se empezó a ampliar las prestaciones.

El envejecimiento de la población es una cuestión que en la actualidad causa una creciente inquietud en los regímenes de seguridad social, en particular a los financiados por sistemas de reparto (pay-as-you-go), que como mejor funcionan es cuando el número relativo de cotizaciones y beneficiarios del sistema son bastante estables. El principal problema al que nos enfrentamos es el número cada vez mayor de personas que alcanzan la edad de jubilación en comparación con el número de trabajadores activos.

Los sistemas de seguridad social constituyen una necesidad económica y social, pero la modificación de unos sistemas financieros tan diversos plantea problemas de opciones políticas y económicas que no son fáciles de resolver.

"El reto va mucho más allá de los límites del cambio en la estructura financiera, incluido el binomio público/privado, y es mejor orientarlo a redefinir claramente los objetivos e instrumentos; en este contexto, puede incluir diversos tipos de instituciones que se complementan entre sí para alcanzar los objetivos de la seguridad social con mayor eficacia", concluye.

De cara al futuro, el reto consiste en "garantizar que las personas de todas partes puedan envejecer con seguridad y dignidad y que puedan seguir participando en la vida social como ciudadanos de pleno derecho". Al mismo tiempo "los derechos de los mayores no deben ser incompatibles con los de otros grupos, y se deben fomentar las relaciones intergeneracionales recíprocas".

(Naciones Unidas, División de Población, "El envejecimiento de la población mundial: 1950- 2050").

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[1] Adriana Scardino, "Improvements in life expectancy and sustainability of social security schemes" (Mejoras de la esperanza de vida y sostenibilidad de los regímenes de seguridad social), informe para la Conferencia Internacional de Actuarios y Estadísticos de la Seguridad Social, Ottawa, Canadá, 16-18 de septiembre de 2009.

[2] El estudio incluye Argentina, Chile, Alemania, Italia, Japón, Estados Unidos y Uruguay.

[3] Dang T., Antolin P., Oxley H., "Fiscal implications of ageing: Projections of age-related spending" (Implicaciones fiscales del envejecimiento: proyecciones del gasto relativo al envejecimiento) Documento de Trabajo del Departamento de Economía de la OCDE, OCDE, 2001.

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