Discurso del secretario general insulza en la ceremonia inaugural de la xl asamblea general de la oea

Date06 June 2010
Published date06 June 2010
Record NumberS-10

Agradezco al Presidente Alan García, al pueblo del Perú y muy especialmente a las autoridades y a los ciudadanos de esta hermosa ciudad de Lima, por la afectuosa acogida que nos han brindado y por el cuidado y la eficiencia que han mostrado en la preparación de esta Cuadragésima Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos. El Perú ha sido siempre un firme sostén del multilateralismo hemisférico y especialmente en los últimos años, en los que ha jugado un rol trascendente en la elaboración de algunos de nuestros principales instrumentos, primero entre todos, nuestra Carta Democrática Interamericana.

Especial importancia tiene para nosotros, Sr. Presidente, encontrarnos en el Perú en una etapa de desarrollo del país, caracterizada por tasas de crecimiento que se encuentran entre las más altas de la región, unido a un ambicioso programa social que ha permitido reducir la pobreza y fortalecer la entrega de servicios sociales esenciales a la población.

La democracia peruana también se ha visto fortalecida en la última década y estamos orgullosos, como Organización, de haber aportado nuestro granito de arena a este logro fundamental.

Sr. Presidente, Sres. y Sras. Ministros, delegadas y delegados.

Año a año, desde 2005, me he dirigido a ustedes en esta ceremonia que inaugura el período ordinario de sesiones de nuestra Asamblea General. Hoy lo hago honrado y agradecido por la reiteración de su confianza al haberme reelegido como su Secretario General por los próximos cinco años. Me comprometo una vez más, ante este organismo principal de la Organización, a entregar todos mis esfuerzos para hacer que la OEA sea cada vez más relevante y eficaz, en el cumplimiento de su misión de hacer de las Américas un continente democrático, libre, desarrollado, justo, solidario y seguro.

Hace pocos días, expuse cuales serán las prioridades que guiarán la acción de la Secretaría General en mi segundo periodo:

1.- Desarrollar un multilateralismo amplio, moderno e inclusivo, cuyo principal instrumento no sean las sanciones, las exclusiones ni las divisiones, sino el diálogo y los acuerdos para resolver los problemas que puedan obstaculizar nuestro común objetivo democrático.

2.- Fortalecer la gobernabilidad democrática, promoviendo el respeto al Estado de Derecho y las instituciones, una justicia independiente y eficaz, la plena libertad de expresión de todos los ciudadanos y la transparencia y rendición de cuentas de los poderes públicos.

3.- Potenciar nuestro sistema de derechos humanos, promoviendo el respeto y acatamiento de sus decisiones, la ratificación de todos los países de la Convención Interamericana de Derechos Humanos y la lucha contra toda forma de discriminación.

4.- Buscar un mayor equilibrio entre nuestras tareas de construcción democrática y de promoción del desarrollo integral, focalizando nuestra acción en los mandatos de nuestras Cumbres de las Américas en los temas de pobreza y empleo decente, migración, competitividad, energía, medio ambiente y cambio climático, desarrollo tecnológico y educación, coordinados con los demás organismos del sistema interamericano.

5.- Contribuir a la seguridad multidimensional dando prioridad a la grave crisis de seguridad pública generada por el narcotráfico, el lavado de dinero, el crimen organizado, el tráfico de armas y la trata de personas.

6.- Dar un nuevo impulso al tema de género en la OEA, en temas como la violencia contra la mujer, la igualdad en el empleo, el acceso a cargos directivos públicos y privados, y la pobreza de la mayoría de las mujeres jefes de hogar.

Creer que estos logros son posibles, es una muestra no sólo de mi compromiso, sino también de mi optimismo respecto de la marcha de nuestra región, de su economía y de su democracia. Soy consciente de los desafíos pendientes pero estoy convencido de que nuestro continente se encamina a establecerse como una de las dos regiones democráticas del mundo, que ha ido aumentando también su confianza en la democracia y en la fuerza de sus instituciones, así como de que el multilateralismo regional tiene un papel crucial que jugar en ello.

Sr. Presidente, Sras. y Sres. Ministros, Jefas y Jefes de Delegación
Permítanme en esta oportunidad, abordar algunos temas de nuestra agenda inmediata, que seguramente serán tocados en esta Asamblea.

1. Crisis Económica

Varios años de crecimiento sostenido se vieron bruscamente frenados durante 2009. Tanto la economía de Canadá como la de Estados Unidos redujeron sus ritmos de crecimiento y vieron aumentar el desempleo, mientras que, según cifras de la CEPAL, los países de América Latina y el Caribe experimentaron, en promedio, una contracción económica de 1,9%, con el consiguiente impacto en el desempleo, rompiendo la tendencia favorable de los años anteriores.

Más allá de las cifras lo que importa son sus dramáticos efectos. Nueve millones más de personas en situación de pobreza y un aumento de cinco millones de personas en situación de indigencia.

Sin embargo, un efecto político que muchos temimos el año pasado, no parece haberse producido. La última encuesta Latinobarómetro nos muestra que, en medio de esta crisis, la adhesión a la democracia de los ciudadanos de la región, incluso en los países más afectados, ha aumentado. Esta situación compromete aún más la responsabilidad de nuestros gobernantes, especialmente ante quienes aún esperan que la democracia les de un trabajo decente, un ingreso justo y una vida digna.

La semana pasada asistí al cuadragésimo primer Período de Sesiones de la CEPAL, y mi sensación fue que más allá de los problemas pendientes, reina un nuevo clima de optimismo en cuanto a superar la crisis y retomar el crecimiento que permita una reducción de la pobreza y la desigualdad. El desafiante título de la propuesta de la CEPAL, “La hora de la Igualdad” grafica la ruptura radical que se ha producido en nuestros países con ideas que predominaron en el pasado, y que empobrecieron nuestras políticas públicas sin producir crecimiento. Al centro de la nueva visión está el papel de un Estado democrático más fuerte y capaz de conducir nuestras economías hacia un desarrollo con justicia y equidad. Al parecer es también la hora de la Política, entendida como construcción colectiva, diálogo racional y búsqueda de consensos.

La OEA tiene mucho que aportar en esa dirección. Los Estados latinoamericanos están aún lejos de contar con los recursos y la capacidad institucional para enfrentar los grandes desafíos de la democracia, que se encuentran en el área de la gobernabilidad. El ideal de la república democrática que se expresa en nuestra Carta Democrática Interamericana no sólo supone la...

To continue reading

Request your trial

VLEX uses login cookies to provide you with a better browsing experience. If you click on 'Accept' or continue browsing this site we consider that you accept our cookie policy. ACCEPT