Dia internacional de la mujer 2002: mujeres y conflicto

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Para las mujeres, las guerras y los conflictos constituyen una fuente especial de terror.

Con la destrucción, la agitación, las lesiones y la muerte no se agotan sus motivos para el temor. La violación, la tortura, los abusos físicos y sexuales, la esclavitud económica o sexual y las relaciones o los matrimonios forzados forman con frecuencia parte de su destino. La pérdida de los hijos, el marido, los compañeros, la profesión y las fuentes de ingreso son su condena.

En 1994, durante el genocidio de Rwanda, se estima que de 250.000 a 500.000 mujeres y niñas (algunas de tan sólo cinco años de edad) fueron sometidas a torturas, abusos físicos y violación, según un informe de la organización no gubernamental Women for Women International.

Además de los traumas emocionales y físicos causados por las violaciones, muchas mujeres dieron a luz a los hijos de sus violadores (se estima que 5.000 embarazos son producto a agresiones sexuales), se señala en el informe. 'Otras muchas sufrieron problemas ginecológicos y enfermedades de transmisión sexual (ETS) como el SIDA'.

En algunos casos, la repercusión de la guerra y los conflictos en mujeres y niñas es más sutil, aunque igualmente dañina. El miedo y la incertidumbre causados por el sonido de disparos cada vez más próximos se mencionan en los diarios de Zlata Filipovic, publicados en 1994.

Anotación correspondiente al domingo, 5 de abril de 1992, en Sarajevo: 'Trato de hacer mis deberes (lectura), pero la verdad es que no puedo. Algo pasa en la ciudad. Se oyen disparos en las montañas... Es fácil sentir que algo va a suceder, algo muy malo'.

Atrapadas en el medio de las estrategias aplicadas por naciones y facciones, las mujeres suelen sentirse impotentes a medida que el mundo que las rodea comienza a desmoronarse. Sin embargo, un tema recurrente en los escritos o las alocuciones de las mujeres acerca de la guerra y los conflictos es la resistencia a sentirse víctimas pasivas. Desafiando a los acontecimientos o a sus nuevos amos, las mujeres luchan por sobrevivir. Como señala Rosalie, una refugiada de Burundi en Tanzania: 'La guerra ha cambiado nuestra vida, no nuestro espíritu'.

GUERRAS SANGRIENTAS, GUERRAS NUEVAS

La brutalidad de la guerra y el modo en que las personas la afrontan constituye el tema predominante en un nuevo informe de la OIT sobre el género y los conflictos armados, elaborado para el Programa Infocus sobre Respuesta a la Crisis y Reconstrucción.

En este documento se abordan conflictos armados en África, Europa, América Latina y Oriente Medio y se ponen de relieve algunas de las complejas estrategias de supervivencia adoptadas por las mujeres ante estas terribles situaciones.

En el informe se presenta una visión desalentadora de las 'estadísticas de la guerra'. La que se libra en Mozambique desde hace 22 años se ha cobrado un millón de vidas y ha dejado el país en la más absoluta miseria. En el conflicto de Guatemala, que dura ya 35 años, más de 400 localidades quedaron completamente destruidas, y un tercio de la población se vio abocada a una situación de extrema pobreza. La guerra de Bosnia provocó el desplazamiento de dos millones de personas y dividió el país con arreglo a fronteras de carácter étnico. En la contienda librada en el Líbano se asistió al desmoronamiento de las redes familiares y sociales, y un tercio de la población sobrevive por debajo del umbral de pobreza absoluta.

De acuerdo con el informe de la OIT, la naturaleza imprecisa de tales conflictos ha extendido el alcance de la violencia. A diferencia de guerras anteriores, basadas en el desarrollo de sucesivas batallas entre los ejércitos enfrentados, muchos conflictos modernos no sólo afectan a países y comunidades enteras, sino que han alcanzado un nivel sin precedentes de brutalidad contra los no combatientes.

Estos conflictos de nuevo cuño generan cada vez más violencia dirigida específicamente contra las mujeres.

Se estima que, sólo en Bosnia, de 20.000 a 50.000 mujeres fueron violadas, en el contexto de ataques utilizados en ocasiones para aterrorizar a las comunidades y agredir a la identidad étnica. Se dice que la esclavitud sexual ha sido habitual en Mozambique, donde las mujeres son objeto de palizas y tortura.

Por otra parte, los cambios de la tecnología bélica han elevado el grado de exposición al peligro de los no combatientes y de la población civil a consecuencia del uso de armas como las minas terrestres antipersonales, los gases venenosos, bombas de dispersión, defoliantes químicos y munición ligera. En las guerras actuales, el concepto de 'primera línea' apenas mantiene su vigencia.

SOCIEDAD EN ESTADO DE CAMBIO

Uno de los efectos más significativos de la guerra y el conflicto es la disminución de la población masculina, debida a los fallecimientos, las huidas y la migración de mano de obra. Como consecuencia, aumenta el número de hogares a cargo de mujeres, a menudo en circunstancias de extrema dificultad.

En el informe se observa que un gran porcentaje de los hogares considerados en situación de extrema pobreza tienen como cabeza de familia a mujeres, generalmente de resultas de la pérdida de apoyos financieros y de la mano de obra masculina.

Por si fuera poco, las normas sociales pueden constituir un obstáculo adicional para las mujeres obligadas a ponerse al frente de grupos familiares.

En Mozambique, por ejemplo, el acceso a la tierra se negocia a través de los hombres, ya sea de los maridos o, en las comunidades matrilineales, de los tíos maternos. En Bosnia se observó que la reconstrucción de viviendas resulta difícil para las mujeres, porque la práctica de este tipo de construcción se percibe como un ritual social, acometido mediante acuerdo recíproco entre los hombres de cada localidad.

Además del aumento en el número de hogares a cargo de mujeres, se ha constatado que los conflictos han elevado en gran medida el tamaño de los hogares en general, ampliados para dar cabida a parientes adicionales desplazados o acoger a niños abandonados o huérfanos. Por ejemplo, en el Líbano, el número de hogares desplazados superaba al de no desplazados. Se estima que la guerra en Mozambique produjo unos 200.000 huérfanos, muchos de los cuales fueron acogidos por familias sustitutas.

Para las mujeres encargadas de un grupo familiar con un elevado número de miembros, el matrimonio se considera en ocasiones como un medio de obtener seguridad económica y física. Sin embargo, la caída en el número de varones adultos dificulta cada vez más la materialización de esta opción. Para las mujeres con numerosas personas a su cargo, encontrar un pretendiente resulta más complejo. Además, se determinó que, en Guatemala, Mozambique y Líbano, las mujeres no casadas sufren un estigma social significativo.

LOS USOS DE LA ADVERSIDAD

A fin de sobrevivir y mantener a las personas a su cargo, muchas mujeres emprenden nuevas actividades o aprenden oficios que desconocían y que suelen considerarse 'trabajo de hombres'.

No obstante, según se refiere en el informe, la tendencia a la ocupación por mujeres de puestos tradicionalmente percibidos como masculinos no se mantiene necesariamente a largo plazo. Las mujeres eritreas que lucharon en la guerra contra Etiopía señalan que, aunque recibieron un tratamiento equitativo respecto a los hombres durante el conflicto, a la conclusión de éste tuvieron que reasumir sus funciones tradicionales y una sociedad patriarcal.

En el informe se señala que, aunque se adoptó un planteamiento flexible respecto a las funciones y responsabilidades de los dos géneros durante la guerra de Bosnia, a la conclusión de ésta se insistió en la reasunción de los papeles desempeñados por cada género antes del conflicto, con especial interés en las obligaciones de la mujer en el hogar. En el informe se hace un llamamiento a favor de una mejor consideración del modo en que las 'ventajas de la adversidad ' pueden mantenerse en los períodos de paz posteriores a los conflictos.

Asimismo, se advierte contra la práctica de dirigir las ayudas a grupos 'vulnerables' o 'afectados por la guerra' definidos con carácter general. De acuerdo con el estudio, la experiencia en Mozambique pone de relieve que estas amplias categorías ocultan enormes variaciones y no siempre constituyen indicadores fiables de la pobreza y la vulnerabilidad.

En Guatemala se afirma que, a menudo, dirigir la asistencia exclusivamente al colectivo formado por las personas que han regresado a su lugar de procedencia ha exacerbado las tensiones existentes con otras poblaciones rurales empobrecidas.

De acuerdo con el informe, puesto que no existe una única 'experiencia de las mujeres' en los conflictos, las estrategias de reconstrucción deben adaptarse igualmente a las particularidades de los diferentes grupos, además de fomentar la participación de las mujeres procedentes de diversos ámbitos.

REALIDADES AFGANAS

En cuanto a Afganistán, en un nuevo estudio de la OIT se describe la repercusión sobre la población femenina de los diversos regímenes que han dirigido al país antes y desde la invasión y la ocupación de la antigua Unión Soviética, que comenzó en 1979, y se señala que 'obviamente, la conculcación de los derechos humanos de las mujeres en Afganistán forma parte de un contexto mucho más complejo configurado por 23 años de conflicto'.

Una de las principales conclusiones es que, contrariamente a los estereotipos existentes, las mujeres afganas no eran ''víctimas' pasivas o impotentes ' y que perciben de sí mismas que 'ejercen un poder considerable', sobre todo en el ámbito familiar y en el desempeño de labores de intermediación para la paz o la movilización y desmovilización para la lucha:

Según dice el informe, 'el reconocimiento inadecuado de estas funciones por la comunidad de donantes ha dado lugar a una pérdida de oportunidades para la promoción de la paz y la recuperación'.

'Las mujeres se perciben a sí mismas, fundamentalmente, como componentes de la estructura familiar, y esta concepción se refleja en su elección de mecanismos de supervivencia en épocas de penuria.

En consecuencia, es necesario que los distintos organismos otorguen prioridad a la familia como elemento esencial para la consecución de una sociedad afgana pacífica y próspera, y que garanticen la existencia de una red de seguridad a disposición de los más vulnerables'.

El informe señala que, a consecuencia de 'la viudedad y los desplazamientos, ha aumentado el número de hogares a cargo de mujeres, y que la ausencia de hombres destinados al combate durante períodos prolongados ha llevado a las mujeres a asumir nuevas áreas de responsabilidad. Además, el acceso a las instalaciones sanitarias de los campos de refugiados y a la educación y la formación profesional (en algunos casos), ha modificado sus actitudes y aspiraciones'.

UNA TRAGEDIA, DOS VOCES

A medida que la artillería pesada asolaba Sarajevo, la madre de Zlata comenzaba a caer en un estado de pesimismo y desesperación. Por su parte, la propia Zlata trataba de aferrarse a ciertos aspectos de la 'normalidad', como la interpretación al piano (probando con piezas de Bach y Chopin), a pesar que el sonido de las ametralladoras procedente de las montañas resultaba claramente audible. Muchos de sus amigos y las familias de éstos habían decidido huir tiempo atrás.

En Afganistán, la joven Latifa, de 16 años de edad, vio como otros huían también, sus dos hermanos dejaron el país, al igual que su amiga Anita, que partió en busca de su padre. La propia Latifa vive actualmente en el exilio, en París. Sin embargo, no sueña con permanecer en el lujo relativo que le proporciona Francia. Por el contrario, como muchas mujeres que abandonaron sus hogares a consecuencia de un conflicto armado, desea regresar.

Volverá cuando 'pueda ser una mujer libre en un país libre... y pueda asumir mis deberes como ciudadana, mujer y, espero que algún día, como madre'.

1 Véase http://www.womenforwomen.org/Country/rwanda/ stateofwomen.htm

2 Gender and Armed Conflicts, Date-Bah, Walsh, Baden,loughna, Nauphal, Trujillo, Vincente, OIT 2001.

3 The Guardian, 6 de mayo de 1996, p. 8.

4 Gender Concerns in the Immediate Post-Conflict Period in Bosnia and Herzegovina, Martha Walsh, OIT 2001.

5 Capitalizing on Capacities of Afghan Women: Women’s Role in Afghanistan’s Reconstruction and Development,

S. Barakat y G.Wardell, OIT 2001, ISBN 92-2-112921-7.

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