El Dante árabe. La arquitectura musulmana de la Divina Comedia.

AuthorLolas Stepke, Fernando
PositionReseña de libro

El Dante árabe. La arquitectura musulmana de la Divina Comedia.

Eugenio Chahuán y Ricardo H. Elía.

Santiago, Ediciones Copygraph y Centro de Estudios Arabes, Facultad de Filosofía y Humanidades

de la Universidad de Chile, 2014. 465 pp.

La Commedia del Dante ha sido con razón considerada uno de los monumentos imperecederos de la cultura occidental. Magistralmente escrita en los albores de la lengua toscana, cimiento del moderno italiano, no solamente representa una adición al acervo poético universal, sino que es un compendio de nociones políticas, teológicas y filosóficas propias de la Europa del siglo XIV. Refleja, por ejemplo, la tensión entre el Papado y el Imperio, que marcó la vida social de Italia e influyó en el destino personal del Dante, exiliado por pertenecer a una de las facciones güelfas que perdió el control de su Florencia natal.

En escritos previos a la Divina Comedia, especialmente en De vulgari eloquentia, el Convivio y la Vida Nueva, Dante había expresado parte de su ideario estético y filosófico. Pero es en el tratado De la Monarquía donde se explaya sobre la misión divina del Imperio, concebido como aquella institución terrenal que puede asegurar la concordia entre las gentes, mantener la justicia y la paz, y permitir a la Iglesia centrarse en su tarea de salvaguardar la vida eterna, Así, el paraíso y la felicidad terrenales serían posibles por esa ordenación universal del Imperio. La felicidad celestial y su paraíso serían cometido de la Iglesia, Hay que recordar que la Iglesia del Dante es el Papado, esto es, el Obispado de Roma, elevado a la categoría de Iglesia Católica Universal de sello latino.

El Imperio Romano sobrevive en Bizancio y la Iglesia griega no es, como la romana, un Estado secular necesitado de protección armada y poder bélico. Es esta situación de indefensión la que lleva al Papado a reconstituir una sombra del Imperio de Occidente al coronar a Carlomagno emperador en el año 800. El poderoso rey de los francos brindará protección y será, en cierta forma, sutil vasallo del Papa. Es bien sabido que la "querella de las investiduras", en el siglo XI, enfrentó a dos grandes personalidades, el Papa Gregorio VII y el emperador Enrique IV, Este debió humillarse en Canossa para no ser excomulgado y la Iglesia ganó, al menos temporalmente, poder e influencia. Aunque ambos protagonistas de esa historia murieron desengañados y abandonados, la tensión que ilustra el episodio marca definitivamente el ideario y la...

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